Comunidad Valenciana Mazón sigue marcando distancias con Puig y pide a la AVL «revalencianizar» los criterios lingüísticos
El presidente de la Generalitat se ha marcado como objetivo que todos los ciudadanos se sientan representados por sus instituciones y asegura que «se han acabado» los tiempos en los que se decía quién era «buen o mal valenciano»
El ministro de Exteriores en funciones, José Manuel Albares, defendió este martes en Bruselas el uso del catalán tanto en el Parlamento Europeo como en el resto de instituciones y organismos comunitarios. Lo hizo bajo el argumento de que no es una lengua minoritaria, ya que la hablan «diez millones de personas».
Estas palabras, en la práctica, suponen avalar la tesis de la unidad idiomática entre el catalán y el valenciano, una de las más básicas reivindicaciones nacionalistas. Pero también implica una contradicción del propio Gobierno para intentar justificar sus cesiones al prófugo Carles Puigdemont, puesto que la página web de Moncloa está disponible y diferenciada en ambas lenguas.
La afirmación del titular de Exteriores no ha gustado en aquellos sectores que defienden que el valenciano y el catalán no son lo mismo. Es el caso de la portavoz de la Generalitat Valenciana, Ruth Merino. En rueda de prensa y preguntada por la introducción de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, ha pedido que quede «muy claro» que lo que se va a hablar en la Cámara Baja no es «valenciano/catalán», a la par que ha asegurado que el Ejecutivo regional va a defender «siempre» que la Comunidad tiene dos idiomas.
El Estatuto lo deja claro
De hecho, así se recoge en el Estatuto de Autonomía, que establece en su artículo sexto que «la lengua propia de la Comunidad Valenciana es el valenciano». En el artículo siete, se especifica que, junto al castellano, se tiene el derecho a conocerlos y usarlos, así como a recibir enseñanza «del y en valenciano». Por tanto, no hay rastro de la más mínima mención al catalán.
Por contra, quien sí comparte la tesis de Albares y del independentismo es el expresidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig. Buena muestra de ello son los trece millones de euros de las arcas públicas que en sus ocho años al frente de la institución concedió a innumerables asociaciones y entidades separatistas abiertamente defensoras de los 'Países Catalanes', cuya irreal construcción comienza, precisamente, mezclando las dos lenguas en una sola, el catalán.
En cambio, con tal de revertir toda esa política de acercamiento y mimetismo con las posiciones nacionalistas, el actual jefe del Ejecutivo valenciano, Carlos Mazón, se ha propuesto como objetivo «revalencianizar» los criterios lingüísticos de la Generalitat. Así se lo ha trasladado a la presidenta de la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), Verónica Cantó, en una reunión que ambos han mantenido. En ella, le ha pedido colaboración para logarlo porque, según el dirigente popular, «no puede ser que haya valencianohablantes que se sientan al margen de la normativa». «El valenciano es de todos y todos tienen que verse identificados, lo hablen o no todos los días», insiste.
En esta línea, se muestra tajante al subrayar que «se han acabado» los tiempos en los que el Gabinete regional decidía en base a criterios ideológicos quién era «buen o mal valenciano, o si es más valenciano o menos», tan solo por hablar en mayor o menor medida la lengua autonómica o, incluso, por hacerlo con algún deje concreto dependiendo de la zona en la que se viva. En otras palabras, Mazón reivindica que todos los valencianos tienen «plena capacidad» para defender el Estatuto, lo que también incluye los símbolos y la lengua propia.
Para que el plan trazado llegue a buen puerto, el popular propone llevar a cabo un proceso de diálogo permanente con la AVL que tenga como meta que ningún ciudadano se sienta, como en las dos legislaturas del PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos, excluido por las instituciones que le han de representar. Para salir de ese contexto, Mazón ha lamentado que el «valencianismo social y político» haya estado en estos últimos años «demasiado alejado» de la Academia, ignorando así la «autoridad académica y científica» de la que goza y que reconoce «todo el mundo».
Valencia recupera su nombre en español
A pesar de que en la reunión con la AVL se ha avanzado a la hora de planificar reuniones bilaterales con el consejero de Educación, José Antonio Rovira, el camino no va a ser fácil. En primer lugar, porque la propia institución, y de ese modo lo ha dicho Cantó, defiende que catalanes y valencianos comparten «una lengua, y eso no tiene por qué cuestionarse». Igualmente, Mazón sabe que, por mucho que intente buscar un consenso en las Cortes regionales con las diferentes fuerzas políticas con representación parlamentaria, tanto los socialistas como los nacionalistas de Compromís se van a oponer, ya que chocaría contra sus postulados catalanistas.
Es decir, solo contaría con el apoyo de Vox y el de su partido. Es mayoría absoluta y se podría sacar adelante, pero su intención es lograr el mayor consenso. Por último, la autoridad de la AVL el presidente de la Generalitat tendrá que saber manejarla en un complejo juego de equilibrios con asociaciones que rechazan de plano la unidad lingüística, como son la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV) o Lo Rat Penat.
En el terreno local es más sencillo avanzar en este sentido. Aunque son cuestiones menos complejas, el Ayuntamiento de Valencia ha decidido elevar a pleno el cambio de nombre de la ciudad. Una de las primeras medidas que tomó Joan Ribó al acceder a la alcaldía fue la de eliminar la denominación en castellano, siendo únicamente en valenciano –València, con tilde abierta–.
Gracias a los votos del Partido Popular y Vox, en las próximas semanas, por tanto, la capital del Turia recuperará su doble topónimo, y la fórmula regional será Valéncia, con el acento cerrado. De esta manera, se seguirán las llamadas Normas de El Puig –las que sostienen la RACV y Lo Rat Penat– y no las de la AVL.