La cantante Rosa López, durante uno de sus conciertos

La cantante Rosa López, durante uno de sus conciertosEFE / Carlos Barba

«Rosa de España» medió entre el Ayuntamiento de Valencia y colectivos LGTBI para intentar apaciguar el Orgullo

El entono más cercano de la cantante asegura que la artista «nunca» ha tenido problemas con el Consistorio por estar formado por PP y Vox y desmiente que se haya planteado romper el contrato

La celebración del Orgullo no gana para polémicas en Valencia. A escasas 48 horas para que tenga lugar, determinados colectivos LGTBI siguen librando un pulso con el Ayuntamiento de la ciudad, cuyo equipo de gobierno está conformado por el Partido Popular y Vox. Días atrás, las tres principales asociaciones se desmarcaron de la agenda de actividades oficial programada por el Consistorio, aduciendo que su gestión desde que cambió de color político ha llevado a una merma en los derechos de sus miembros.

Tras este plantón, que lidera Lambda, cercana a Compromís, el siguiente punto de fricción llegó a cuenta del pregón y la actuación principal de los festejos, ambos a cargo de la cantante Rosa López, conocida como «Rosa de España». Según varias versiones que todavía siguen circulando por la capital del Turia, la que fuera representante de España en Eurovisión habría expresado su malestar por formar parte de la agenda del Ejecutivo local.

Tanto es así, que las mismas especulaciones afirman que la agente llegó a plantear romper la relación contractual para, de ese modo, evitar tener que actuar y, por ende, mostrar su oposición a la política de PP y Vox.

«Ningún problema» con el Consistorio

Sin embargo, El Debate se ha puesto en contacto con el entorno profesional más próximo a Rosa y desmiente categóricamente tal extremo. «No es así. Nosotros ni podemos ni queremos romper el contrato», señalan las fuentes, que también relatan cuál ha sido la verdadera secuencia de los hechos. Así, matizan que el acuerdo se lleva a término con la Generalitat Valenciana y no con el Ayuntamiento y que éste fue suscrito este mismo año. Es decir, que se plasmó con los 'populares' y los de Santiago Abascal más de medio año al frente del Gobierno de la ciudad.

Imagen de archivo de la celebración del Orgullo en Valencia

Imagen de archivo de una celebración del Orgullo en ValenciaEuropa Press / Jorge Gil

En este sentido, las mismas fuentes apuntan que «nunca» han tenido «ningún problema» con el Consistorio y subrayan que fue la propia artista la que trató de interceder entre el Ejecutivo municipal y las diferentes asociaciones díscolas con la celebración prevista. «Cuando conocimos que varios colectivos se habían descolgado fue Rosa la que intentó mediar entre las partes para que la fiesta transcurriera con normalidad, que es lo que debe pasar este viernes», remarca una persona del equipo de la artista.

Rosa tiene «total libertad»

No obstante, el acercamiento deseado por la andaluza no se ha podido materializar por «cabezonería» y afirman que lo «importante» es que «no se hable de política». «Cuando una persona entra a una panadería a por una barra de pan, al cliente no le importa nada que el panadero sea de un partido u otro, igual que al dueño no le importa nada a quién vote el que ha entrado por la puerta. Pues lo mismo pasa con el Orgullo», explica.

Con este aspecto aclarado y zanjado, el entorno de Rosa también hace lo propio con otro rumor extendido, como es el que se refiere a que la cantante habría exigido al Ayuntamiento que no revisara su discurso y que no le sugiriera cambios o temas a evitar tratar durante su intervención. «Tampoco es así. En ningún momento hemos tenido que tratar ese tema con el Ayuntamiento. No nos han dicho nada. A Rosa lo que le interesa es cantar porque la política no le interesa y nunca se ha metido. No ha habido censura. Tiene total libertad», insisten las fuentes consultadas tras preguntarles al respecto.

Por último, esperan que las actividades de estos días, especialmente la manifestación frente al Ayuntamiento de este viernes, transcurran «con normalidad porque no va de política ni de partidos», si bien reconocen que es «muy probable» que haya abucheos, plantones o boicots que respondan a posiciones ideológicas porque, a pesar de que en términos generales «el colectivo es muy respetuoso, siempre hay versos sueltos».

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