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¡Achavo! y otras expresiones que solo entenderás si eres de Alicante

El léxico alicantino es un mosaico de influencias históricas y culturales, con palabras y frases únicas que reflejan la rica diversidad lingüística de la provincia

Alicante es una provincia donde la diversidad cultural y lingüística ha dejado huella en su vocabulario, creando un léxico que muchas veces desconcierta a quienes no son de la 'terreta'. Desde términos que no figuran en ningún diccionario ortodoxo hasta expresiones que podrían parecer extrañas fuera de sus fronteras, hablar como un alicantino es un arte en sí mismo.

El castellano y el valenciano coexisten en esta región, pero no se limitan a convivir, sino que se entremezclan y se enriquecen mutuamente, a menudo incorporando influencias del aragonés y del murciano. Este crisol de lenguas ha producido palabras como «achavo», una interjección que puede expresar sorpresa, disgusto o satisfacción, o «tardeo», que ha trascendido las fronteras locales para describir esa actividad tan alicantina de salir a tomar algo a media tarde, extendiendo el tapeo hasta la noche.

El léxico local también incluye términos como «espolsar», derivado del valenciano, que en algunas zonas significa sacudir o quitar el polvo, o «chopar», usado para describir la acción de mojarse. Incluso el «menfotisme», que define una actitud despreocupada ante la vida, encuentra sus raíces en la expresión valenciana «me’n fot», que denota indiferencia.

Pero no todas las palabras son compartidas en toda la provincia. Mientras que en Elda y Petrer se habla de «chulaín» para referirse a alguien muy delgado, en la Vega Baja un «maganto» es simplemente un vago. En la ciudad de Alicante, los niños no van a «caballito», sino «a coscoletas», y no comen «patatas fritas», sino «patatíbiris».

Una herencia histórica

La herencia lingüística de Alicante es un reflejo de su compleja historia. Desde la Reconquista, cuando la región fue repoblada por aragoneses y castellanos, hasta los ajustes territoriales del siglo XIX, cada época ha dejado su impronta en el habla de la provincia. Esta mezcla ha dado lugar a un idioma rico, con términos que en otros lugares de España son desconocidos o tienen significados muy diferentes.

Así, mientras en el resto del país «potroso» podría relacionarse con la buena suerte, en Alicante describe a un niño inquieto e insoportable. Y aunque el «sanguango» en castellano refiere a una persona lenta y torpe, en la Comunidad Valenciana se utiliza para describir a alguien sin oficio ni beneficio.

Las peculiaridades del habla alicantina no terminan aquí. La tendencia al rotacismo, que cambia las 's' por 'r' entre vocales, es un fenómeno lingüístico que aún se conserva en ciertas comarcas. Expresiones como «vamoraver» o «larhoguerar» son parte del día a día en Alicante, y aunque puedan sonar extrañas fuera de la provincia, en la 'terreta' son muy habituales.

En definitiva, el vocabulario alicantino es un tesoro que refleja la rica historia y cultura de la región. Desde el «achavo» hasta el «tardeo», estas palabras y expresiones son más que simples términos: son una parte fundamental de la identidad de quienes viven en esta tierra.

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