Comienza la cuenta atrás para Peter Lim con el Nuevo Mestalla tras cinco diseños y poder optar al Mundial
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha avisado de que el Ayuntamiento impondrá «sanciones» si de nuevo el club no cumple en tiempo y forma con los compromisos adquiridos
Aunque al vecino o al turista que pase por la avenida de las Cortes Valencianas de Valencia le pueda parecer que la situación del Nuevo Mestalla sigue igual año tras año, lo cierto es que desde este miércoles algo ha cambiado. No es estético, pero eso no quita que sea realmente importante, ya que el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) ha publicado la aprobación definitiva de las llamadas «fichas urbanísticas», que recoge los tiempos y las formas con las que el Valencia Club de Fútbol ha de retomar las obras de su nuevo estadio.
El propietario de la entidad, el magnate singapurense Peter Lim, lleva años con las actuaciones del coliseo paradas, ya que en 2009 se suspendieron sine die debido a la catastrófica situación financiera por la que atravesaba el equipo, aunque él no compró el club hasta 2014. Desde entonces, han pasado 15 años y un sinfín de promesas incumplidas por parte del empresario y sus antecesores. Sin embargo, la actual alcaldesa, María José Catalá, no está dispuesta a que este hecho se siga produciendo y ha puesto sobre la mesa dos fechas claves.
La primera es el 12 de octubre. Ese día es el último para que el Valencia presente el proyecto de ejecución definitivo. Cabe destacar que las «fichas», que se aprobaron en Pleno el pasado julio, establecen no solo levantar el Nuevo Mestalla, sino también toda una serie de compromisos adquiridos en lo que a la urbanización del entorno se refiere. La siguiente anotación en el calendario marcada en rojo para los intereses del club es el 12 de enero, justo cuando se cumplen seis meses desde la luz verde a las «fichas».
Sanciones y garantías
La propia directiva se muestra convencida de que cumplirá con los plazos estipulados y que, esta vez sí, las máquinas podrán entrar al estadio. No obstante, Catalá ya ha avisado de que el Consistorio impondrá «sanciones» porque habrán caído «toda la estructura jurídica: las licencias, el planteamiento de fichas». «Pienso que es lo más garantista que hemos podido hacer. He de recordar que el Ayuntamiento de Valencia tiene una competencia que parece muy importante, pero que si vemos el conjunto total es muy limitada. Deportivamente, no intervenimos. Societariamente, no intervenimos. Lo único que hacemos es una licencia de obras. Y tampoco va de lo que piense el político», asegura la regidora.
En este sentido, subraya que el criterio imperante «va de lo que piense el funcionario o el técnico» porque de lo que se está «hablando» es de «una licencia de obras». «La gente dice 'no, es que el Ayuntamiento de Valencia...'. El Ayuntamiento de Valencia las competencias que tiene en esto es una licencia de obras. Y como toda licencia de obras, va avalada, firmada y se hace lo que dicen los técnicos», insiste la primera edil levantina.
Por otra parte, la seguridad jurídica y económica de que la construcción del coliseo che puede reiniciarse es condición indispensable para que la ciudad pueda seguir optando a ser una de las sedes españolas del Mundial de la FIFA 2030. Ahora mismo, está fuera de la terna por los problemas con el recinto, aunque también es cierto que el hecho de que comenzasen las obras no significaría garantía alguna para el máximo organismo del fútbol.
Idea «mediterránea»
En todo caso, jueguen las selecciones en seis años o el Valencia cuando las actuaciones pudieran terminar, lo que sí es seguro es que donde lo hagan no será con el mismo diseño prometido en 2006 en la redacción inicial del proyecto. Aquélla ha sufrido cuatro rediseños en este periodo de tiempo. Por ejemplo, la idea original del Valencia (previa al desembarco de Lim en el accionariado del conjunto blanquinegro) contemplaba un aforo para 75.000 espectadores, así como una pista de atletismo y una cubierta que representaría a los barrios valencianos. La inversión prevista era de 350 millones de euros.
En 2013, el proyecto ya presentó su primer retoque, eliminando las escaleras mecánicas masivas y las balaustradas de lujo. Con ello, el desembolso bajaba en 60 millones de euros y la capacidad del graderío se reducía hasta las 61.000 personas. Ya en 2017, y bajo el pretexto de hacer un Nuevo Mestalla «funcional», Lim optó por suprimir la pista de atletismo y la cubierta perdía todo su esplendor diseñado en favor de unas columnas que sostendrían la estructura. De nuevo, menos espectadores, dado que se recortó hasta llegar a los 50.000, aunque con opción de ser ampliados hasta los 65.000 en eventos de renombre como pudiera ser una final de la Champions League.
Entre 2021 y 2022, el fondo de inversión CVC (tras un préstamo concedido por LaLiga), se ofreció a levantar un estadio en el que cupieran 47.000 aficionados. Además, para la construcción, que lleva a la intemperie 15 años, la compañía cifraba en 110 los millones extras que se debían poner. Esta propuesta no salió adelante.
Finalmente, los bocetos de la empresa Tholos son los que están a día de hoy sobre la mesa y los que Lim ha de llevar a la práctica. En éstos, la fachada es muy similar a la del actual Mestalla, con una suerte de balcones alrededor, una idea «mediterránea» y un aforo que sería de 70.016 personas, pero que se inauguraría con 66.005.