Audiencia Provincial, Fiscalía y Juzgados de Valencia

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El acusado de matar a su vecina a golpes en Sagunto declara que bebió todo el día: «No recuerdo nada»

Fiscalía, acusación particular y defensa negocian un acuerdo para rebajar la petición de pena de prisión permanente a 15 años de cárcel

El acusado de matar a su vecina a golpes en abril de 2022 tras una discusión en casa de ella ha declarado en el juicio por jurado popular que ha arrancado este miércoles en la Audiencia de Valencia que ese día estuvo todo el día bebiendo: «No recuerdo nada». Además, ha señalado que en caso de haber cometido el crimen «claro» que se arrepiente y ha recalcado: «Jamás he hecho daño a nadie».

La Fiscalía pide en su escrito provisional la prisión permanente revisable al entender que fue un asesinato cometido sobre una víctima especialmente vulnerable, una mujer de 68 años que tenía reconocida «la incapacidad permanente absoluta» que además no tuvo capacidad de defensa. La mujer fue trasladada de urgencia al hospital, donde ingresó con un grave traumatismo craneal con una hemorragia subdural y falleció un mes después.

No obstante, sí que aprecia una atenuante analógica de intoxicación ya que considera que el acusado, de 53 años en el momento de los hechos, consumió bebidas alcohólicas, aunque sin que llegaran a anular por completo su voluntad. Además, reclama una indemnización de 20.000 euros para el sobrino de la víctima, el único familiar. Por su parte, la acusación particular, que representa a la familia de la fallecida, reclama la misma pena y eleva a 30.000 la indemnización.

Por contra, la defensa niega los hechos y pide la libre absolución o alternativamente homicidio por imprudencia o unas lesiones con resultado de muerte cinco años al entender que el acusado presentaba una intoxicación por consumo abusivo de alcohol y drogas que «le impedía conocer la trascendencia de sus actos porque tenía anuladas sus capacidades y, por tanto, no era responsable de los hechos» y ha cuestionado las limitaciones de movilidad de la víctima porque sus enfermedades «no eran invalidantes y la discapacidad del 34 %». No obstante, las partes procesales están negociando un principio de conformidad que rebajaría a 15 años de cárcel la pena.

El acusado ha afirmado estuvo bebiendo todo el día en diversos locales y que llegó a su casa pasadas las 16:00 horas sin saber ni cómo llegó porque había aparcado antes su coche. «Me desperté en el hospital y cuando recobré el conocimiento pregunté qué hacía allí y los policías me dijeron que había agredido a mi vecina», ha afirmado.

«Nines, ayúdame»

Así, a preguntas del Ministerio Púbico, ha señalado que tampoco recuerda haber dicho a los policías que llegaron al inmueble «he sido yo», mientras andaba por el pasillo, ni si había consumido cocaína. La analítica, ha apuntado el ministerio público, concluyó que el consumo era de cinco días anteriores.

Asimismo, tampoco ha podido explicar, a preguntas de la defensa, cómo pudo conducir del bar de la localidad de Canet a Sagunto si iba tan borracho cuando había que pasar por un puente de doble dirección y ha insistido en que no recordaba nada. Además, ha comentado que no tenía trato con su vecina, alguna vez le ayudó a subir el carro de la compra, y que «jamás» discutió con ella. El acusado, preguntado por su defensa si en el caso de que hubiera cometido el crimen se arrepentía, ha replicado: «Claro. Jamás he hecho daño a nadie».

En la primera sesión del juicio, también ha declarado una vecina que su hija, al salir de casa, se topó con el acusado y la avisó por teléfono de que iba muy borracho, le había dado un golpe en el brazo y que se había dejado las llaves puestas. Entonces, ha señalado, «escuché unos gritos como en la vida había oído». Salió al rellano y vio la puerta abierta de la víctima y al oírla gritar le pregunta qué pasaba. Pero ella le pidió por dos veces: «Nines, ayúdame». Después «ya no habló más, solo se escuchaban tandas de cuatro o cinco golpes contra el suelo, paraba, y más golpes» y la respiración «fuerte» de él.

En ese momento, ha relatado, el acusado hizo un amago de salir del paso aunque entonces no pudo verle la cara y volvió a entrar en la vivienda. Ella le chillaba, ha rememorada, que la dejara, que venía la Policía. «Cuando para y sale yo estoy en el rellano, se gira, me mira y me meto en casa corriendo, estaba en pánico por la brutalidad», ha confesado.

La vecina ha apuntado que la víctima sufría en esos momentos de una fuerte fibromialgia, que a las 19:00 horas se metía ya en cama y que no hacía ruidos, pese a que el acusado sí que se quejó a otros vecinos.

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