«Queda legislatura para rato»: el mantra sanchista que torpedea la oposición de Morant a Mazón
La ministra de Ciencia reclama elecciones al presidente de la Generalitat por su minoría parlamentaria mientras obvia las decenas de derrotas de su jefe de filas y que está al filo de prorrogar los Presupuestos por segundo año consecutivo
El nombramiento el 10 de julio de 2021 por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de Diana Morant como ministra de Ciencia y Universidades supuso toda una sorpresa. Quiso dar un golpe de efecto tras un deterioro en la imagen púbica de su Gabinete y, al mismo tiempo, ir colocando a sus respectivos barones territoriales afines de cara, no a las elecciones que se celebrarían menos de dos años después, sino en 2027 como muy tarde. Con tal lapso de tiempo como margen de error, el líder socialista creyó que le podría ir bien. Sin embargo, en la Comunidad Valenciana sus planes no parece que siempre vayan a salir bien.
En términos de popularidad, la exalcadesa de Gandía sigue, en jerga futbolística, luchando por no descender. Pero en lo que respecta a su carrera para alcanzar el Palau de la Generalitat, ir a marchas forzadas sería como obviar que va a reventar el velocímetro político que con ella tienen en el Palacio de La Moncloa. Su perfil más que bajo y su incuestionable dependencia del sanchismo poco favor le hacen.
Por si no fuera suficiente, el discurso de su jefe de filas, enfocado a su propia supervivencia política y dejando a un lado el futuro de las siglas a lo largo de España, le ayuda entre cero y nada. El curso político no ha comenzado bien para el líder de los socialistas, que suma derrotas parlamentarias a, lo que es lo mismo, retiradas sobre la bocina de leyes no vaya a ser que Junts per Catalunya y otros supuestos aliados le dejen en la estacada.
De «el puto amo» a «no sería un drama»
Para tranquilizar a su parroquia después de unos meses convulsos que no dejan de ir a más con la acumulación de polémicas y más polémicas, Sánchez y sus acólitos se han encargado de proclamar a los cuatro vientos una frase que se ha convertido en mantra: «Queda legislatura para rato».
Morant, como buena subordinada de Ferraz, ha hecho propia esa frase. Pero eso no obsta a que, a su vez, esas pocas palabras le estén poniendo palos en las ruedas a su labor (a distancia) de oposición al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. La titular de Ciencia vio la luz en julio políticamente hablando cuando el líder de Vox, Santiago Abascal, rompió todos los gobiernos regionales con el Partido Popular. Por convencimiento o por mera estrategia, creyó que era su momento. Pero nada más lejos de la realidad.
Desde esa fecha, sus ya de por sí asiduos ataques al jefe del Consell se multiplicaron como si por ensalmo se tratara, a la par que le instaba a convocar elecciones porque, según decía y sigue diciendo, el PSPV-PSOE está «preparado», ignorando el sonoro batacazo en las urnas sufrido tan solo 18 meses atrás y con una secretaría general en ciernes y con un sinfín de problemas internos.
El relato, esa palabra tan extendida en los análisis políticos actuales, de Morant no es otro que como Mazón se encuentra en minoría tras la salida de Vox, debería dar la palabra de nuevo a los valencianos. Lo afirmaba y lo afirma, eso sí, sin mentar que el pacto y la hoja de ruta siguen adelante. En cambio, llama poderosamente la atención que ese mismo argumento no lo maneje ni lo ponga de manifiesto cada martes en el Consejo de Ministros al que acude ni en los diferentes plenos en la Cámara Baja a los que asiste. Como en Las Vegas, lo que pasa en el PSPV-PSOE, se queda en el PSPV-PSOE.
Decenas de derrotas parlamentarias
En no pocas sesiones, la valenciana en menos de un año ha visto y sufrido cómo el Gobierno al que pertenece se ha llevado varias decenas de derrotas parlamentarias y algunas de ellas de especial relevancia institucional como la senda de déficit. Esta última por partida doble.
En cuanto a los Presupuestos, la narrativa de la ministra también queda bajo mínimos, puesto que Mazón va a presentar el Proyecto de Ley de las cuentas públicas en cuestión de semanas y, por el contrario, «el puto amo», en palabras del ministro de Transportes, Óscar Puente, no solo parece que no lo vaya a hacer en el corto o medio plazo, sino que tampoco lo hizo cuando debió hacerlo por mandato constitucional a finales de 2023.
«No sería un drama», dijo el vallisoletano en la tribuna de San Jerónimo hace pocos días. Por tanto, si el presidente de la Generalitat, siempre en un caso hipotético, hiciera lo propio con sus Presupuestos y no los llevara a la Cortes Valencianas, la coherencia de la secretaria general de los socialistas valencianos quedaría de nuevo, al igual que con el agua o la financiación, a prueba.
Dicho con otras palabras, Morant intenta sujetar a contracorriente a un Sánchez cuya «mayoría progresista» le da cada vez con más cantidad y calidad la espalda. Pero, a la par, una minoría parlamentaria que no ha sufrido derrota alguna le parece en la Comunidad lo suficiente como para llevar a los ciudadanos de Valencia, Castellón y Alicante de nuevo a las urnas. Ahora bien, a nivel general eso ya entraría en las tripas de la'fachosfera'.
Y, del mismo modo, elaborar y presentar unos Presupuestos en el Parlamento regional y negociar con todos los partidos, entre los que no se encuentran prófugos de la justicia, le resulta cuanto menos temerario por si no salen adelante. En cambio, retirarlos y volver a negociar con los huidos y los que niegan una financiación justa para España en general y para a región en particular, es dañino. La tan manida frase de que «queda legislatura para rato» igual, teniendo en cuenta el Debate de Política General y la ejecutoria de Morant, podría ser más aplicable a Mazón que a Sánchez.