Crecida del río Magre, a 29 de octubre de 2024, en Alfar, Valencia

Crecida del río Magro, a 29 de octubre de 2024, en Alfar, ValenciaEuropa Press

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre si es idóneo limpiar los cauces de los ríos ante las inundaciones

Por un lado, vaciar el cauce de vegetación es peligroso porque el agua correría a mucha más velocidad, pero si no se cuida el medio fluvial, las cañas sin retirar que forman un «muro» que reduce de manera importante el caudal circulante de agua, que agrava también los daños en caso de desborde

Tras el paso de la DANA más devastadora de la historia de la Comunidad Valenciana, que ha dejado más de 200 muertos y todavía personas desaparecidas, ha surgido el debate acerca del mantenimiento de los cauces de los ríos y si su limpieza minimizaría los daños en caso de inundaciones o, por el contrario, los agravaría.

El caso de este último temporal que azotó sobre todo a la provincia de Valencia el pasado martes 29 de octubre es único y no se ve una catástrofe similar desde la Gran Riada de 1957. Por lo que los daños no pueden compararse con otros sucesos similares ni saber a ciencia cierta qué habría sido diferente en relación al mantenimiento del medio fluvial, aunque existen diversas teorías.

Por un lado, algunos expertos han afirmado que la limpieza total de los cauces y la eliminación de toda la vegetación sería un agravante. Según la Directiva Marco del Agua, el medio fluvial, en condiciones naturales, cuenta con unos mecanismos que hacen innecesaria la ejecución de limpiezas. Entre los principales impactos negativos de estas prácticas está el fuerte incremento de los procesos de erosión en el propio lecho del cauce, que hace que el agua corra a más velocidad en caso de desborde y conllevaría una anulación de procesos morfodinámicos, como la sedimentación.

Con la limpieza también habría un impacto negativo sobre especies animales protegidas o en peligro de extinción, una reducción de biodiversidad y destrucción de microhábitats, según reivindican los ecologistas.

«Fuerza destructiva» del agua

El técnico de investigación del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (Creaf), Pau Fortuño, ha explicado que «las canalizaciones de los ríos y las mal llamadas limpiezas de los cauces aumentan la velocidad del agua y, por tanto, su fuerza destructiva».

«Cuando las personas hablan de limpiar los cauces de ríos hacen referencia a extraer su vegetación y esto es un error hidrológico y ecológico grave. La vegetación que rodea a los ríos está adaptada a crecidas, porque es flexible y robusta a la vez, y eso hace de freno. Es parte de su función natural», ha afirmado el técnico de investigación.

El río Turia en Pedralba (Valencia)

El río Turia en Pedralba (Valencia)Europa Press

Por otro lado, a pesar de lo que defienden algunos expertos de que la eliminación de la vegetación y el medio natural por completo agrava las consecuencias de las riadas por la fuerza y velocidad del agua, otros profesionales también desaconsejan dejar sin limpiar los medios fluviales. Si toda la vegetación crece a sus anchas sin ningún tipo de límite, esto también supone daños perjudiciales.

Y es que una cosa es vegetación de ribera, y otra, por ejemplo, las cañas sin retirar que forman un «muro» en el propio cauce que reduce de manera importante el caudal circulante de agua y que, por tanto, agrava también los daños en caso de inundación.

En el caso de Valencia, se diferencian dos tipos de cañares: el salvaje, de porte espeso y desbordante, que adquiere grandes dimensiones a la orilla de los ríos, y el doméstico, que planta el labrador para fijar un margen y delimitar su terreno, marcar lindes, cortar vientos del mar y proteger de las heladas. Así se explica en el Inventario Español de los Conocimientos Tradicionales Relativos a la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.

Tras la devastación de las inundaciones de la DANA, se aprecian este tipo de cañas, arrastradas por los restos de la riada, que, junto al agua, contribuyeron también a arrasar con todo a su paso, sobre todo en el caso de la Rambla del Poyo. «Cuando las cañas dejan de ser cortadas, a los 4-5 años brotan nuevas ramas de las yemas axilares, generando una gran 'maraña' y variando su fisonomía», se explica en la publicación de Medio Ambiente. La caña, incontrolable, se convirtió en un verdadero problema en cuencas de ríos como el Júcar o el Turia.

Arrozales en el día 13 tras el paso de la DANA por Valencia

Arrozales en el día 13 tras el paso de la DANA por ValenciaEuropa Press

La Rambla del Poyo, en concreto, que ha sido clave para entender la magnitud de las inundaciones en su paso por los municipios afectados en la zona cero y sobre todo en Paiporta, tenía una parte de patrimonio y biodiversidad protegido en el que hace años que no se actuaba ni limpiaba para protegerlo.

En la memoria del año 2023 de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) aparece firmado un convenio con la asociación Acció Ecologista Agró y la Sociedad Española de Ornitología para la «mejora de la calidad de las aguas del barranco del Poyo y del lago de la Albufera en el tanamente de la Pipa, seguimiento de indicadores ambientales y divulgación, conservación, restauración y mejora del patrimonio natural y la biodiversidad en el ámbito de la Albufera de Valencia».

En este acuerdo se recoge que «resulta de interés para las tres partes la realización de un convenio, para impulsar acciones que favorezcan la gestión de este espacio para la mejora de la calidad del agua del barranco del Poyo y del lago de la Albufera, así como para favorecer la conservación de hábitats, fauna y flora indicadoras de buena calidad del agua y la divulgación ambiental en el Tancat de la Pipa».

Y justo este espacio es uno de los que ha quedado devastado tras la riada del día 29. El Tancat de la Pipa es un área de reserva dentro del Parque Natural de la Albufera, ubicada en la orilla norte de la laguna, entre el final del canal del puerto de Catarroja y la desembocadura del barranco del Poyo.

Y es que, por lo que respecta precisamente a la Rambla del Poyo, el consejero del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y exdecano de la demarcación de esta entidad en la Comunidad Valenciana, Federico Bonet, ha comentado la necesidad de contar con reforestación en la parte alta para ayudar a frenar el agua, así como con «hidrotecnia, presas pequeñas» y «bolsas de laminación» para «retener el agua» y «tratar de que no se llene todo el caudal».

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