El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la ministra de Ciencia de fondo, Diana Morant

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la ministra de Ciencia de fondo, Diana MorantEuropa Press

Financiación singular para Cataluña o justa para la Comunidad Valenciana: Morant, ante su gran prueba de fuego

La líder del PSPV-PSOE y ministra de Ciencia deberá en 2025 enfrentarse a sus compañeros territoriales si quiere seguir a las órdenes de Ferraz

La política valenciana del recién empezado 2025 en poco o nada se parece a la de 12 meses atrás. Campanar, dana, salida de Vox del Consell… han sido mucho los cambios que el panorama regional sufrió en 2024. Sin embargo, aunque el último ejercicio ha dejado deberes pendientes que hacer como la reconstrucción de la provincia de Valencia o la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat, aún quedan algunos otros en el tintero.

Entre ellos quizás el más urgente para la Comunidad sea abordar la reforma del sistema de financiación autonómica. A día de hoy, con un modelo caduco y del todo obsoleto, la región, es la más infrafinanciada de toda España. Lo lleva siendo desde hace años y lo sigue siendo en 2025.

Lo más doloroso para las arcas públicas viene por doble parte. La primera se llama dana, con todos los efectos económicos, sociales, sanitarios y humanitarios que dejó la gota fría. Pero, por otro lado, está el Gobierno de España, que es quien, en última instancia, ha de promover y aprobar la modificación de cómo se reparten los fondos estatales en los diferentes territorios.

En este sentido, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, tiene un papel clave en lo que al socialismo concierne y, ya en particular, en lo que a la Comunidad Valenciana, respecta. A ella no se le conoce una postura bien concreta sobre esta materia. Todo lo contrario: palabras vaporosas y poca concreción.

De hecho, si en algo la exalcaldesa de Gandía ha concretado algo sobre financiación, si así se le pudiera llamar, es en seguir 'a pies juntillas' el argumentario dictado desde la factoría de propaganda del Palacio de La Moncloa. Los dictados de la Presidencia del Gobierno le obligan a decir que la famosa «financiación singular» para Cataluña será algo bueno para el resto del país, aunque, a la par, le ponen en un incómodo lugar.

En lo orgánico, la relación de binomio de Morant-Ferraz le aboca a tener que enfrentarse a colegas suyos. Es más, quitando a los barones del País Vasco y Navarra, a todos ellos. Desde el asturiano Adrián Barbón al castellano-manchego Emiliano García Page, pasando por toda la geografía nacional, la ministra, fiel sanchista donde las haya, es la única defensora de la hoja de ruta de su jefe de filas.

Mientras sus compañeros ensalzan, defienden y reclaman conceptos como «solidaridad interterritorial» y que no debe haber «privilegios» entre comunidades, Morant hace oídos sordos y sigue el plan de su partido, el mismo que le permitió estar al frente del PSPV sin necesidad de primarias a pesar de que ya tenía dos adversarios.

Pero en lo meramente valenciano la ministra también tiene un problema. En la Comunidad Valenciana había un consenso para exigir al gobierno de turno, fuera del color político que fuere, la reforma de la financiación autonómica. De esa unión se salió de manera abrupta y repentina la propia Morant y, en comandita, todo el socialismo regional. Hasta Compromís estaba en dicha posición común.

Por tanto, la titular de Ciencia tiene en este 2025 una papeleta difícil de cobrar: en Madrid deberá, salvo que sea cesada, arropar a Sánchez en su política de cesiones al independentismo catalán (con grandes asuntos económicos y sociales ya que los políticos están consumados. No obstante, en Castellón, Valencia y Alicante deberá hacer piruetas dialécticas para que ese sanchismo del que depende no derive en aún más perjuicios para la Comunidad.

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