A finales de los 70, la mayoría de estas construcciones fueron abandonadas y muchas de ellas fueron compradas por el Ayuntamiento. De hecho, a las faldas del Castillo, en la zona de las Cuevas de la Bienvenida, quedan todavía casas habitadas por petrerís, pero la Casa Cueva de la muralla del Castillo es la única que se puede visitar después de someterse a una rehabilitación, en el año 2008. Una curiosidad de esta obra es que se fusionaron dos casas, por lo que las dimensiones no se corresponden, pero este hecho permite albergar más capacidad de turistas.