Una reunión del Tribunal de las Aguas de Valencia

Una reunión del Tribunal de las Aguas de ValenciaTribunal de las Aguas de Valencia

¿Qué es y cómo funciona el Tribunal de las Aguas de Valencia, el organismo de Justicia más antiguo de Europa?

Esta institución cuenta con más de mil años de historia y se encarga de resolver los problemas relacionados con el uso del agua en las ocho acequias del río Turia

Si un valenciano o turista pasa por la plaza de la Virgen de la capital del Turia un jueves a las 12 de la mañana podrá ver de primera mano una de las estampas más emblemáticas y curiosas de la ciudad. En la Puerta de los Apóstoles de la Catedral coincidirá con cientos de personas que observan un acontecimiento único. Se trata de la reunión del Tribunal de las Aguas de Valencia.

Muchos son los aspectos que le convierten en inigualable, empezando porque es la institución de Justicia más antigua de Europa. Además, es el órgano de velar por el reparto justo y equitativo de las aguas del río entre sus acequias y los agricultores de la zona. Igualmente, sus sentencias son firmes; es decir, no se pueden recurrir ni apelar y son de obligado cumplimiento.

Según numerosos autores e historiadores, el Tribunal de las Aguas cuenta con más de mil años de historia, surgiendo como mecanismo para proteger a los campesinos de cultivos como el arroz, la chufa, hortalizas o cítricos de conductas inapropiadas por parte de terceros. Así, se cree que surgió en la época de Al-Ándalus, más concretamente durante el Califato de Córdoba, y desde entonces ha seguido su funcionamiento a pesar de acontecimientos o periodos turbulentos.

Una pintura de 1865 que muestra una reunión del Tribunal de las Aguas de Valencia

Una pintura de 1865 que muestra una reunión del Tribunal de las Aguas de ValenciaBernardo Ferrándiz

Blindado en la Constitución

De hecho, tras el perfeccionamiento que llevó a cabo el Rey Jaime I El Conquistador, siglos después Felipe V no lo eliminó a pesar de que sí lo hizo con los fueros del Reino de Valencia en 1707. La institución también fue respetada durante la Segunda República y la Guerra Civil. No solo no se alteró su jurisdicción, sino que ésta figura de manera implícita y se blinda en el artículo 125 de la Constitución Española, que regula los Tribunales consuetudinarios y tradicionales, así como en el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana.

Su funcionamiento es sencillo, ya que son los propios agricultores quienes imparten justicia a pesar de no ser expertos en Derecho aunque, ahora bien, dominan a la perfección las ordenanzas por las que se rigen las ocho acequias. Cada una de ellas elige por voz a una junta administradora que, a su vez, designa a un portavoz bajo los criterios de ser labrador, cultivar sus tierras y tener fama de hombre honrado. Los ocho síndicos componen el Tribunal y uno de ellos es elegido presidente.

El Tribunal de las Aguas de Valencia, en 1909

El Tribunal de las Aguas de Valencia, en 1909Tribunal de las Aguas de Valencia

A partir de ese momento, si una persona es denunciada se la cita para ser juzgada. Si después de tres avisos no acude, será juzgado en rebeldía. Pero si el proceso transcurre con normalidad, el guarda de la acequia denunciante (la persona encargada de que el agua llegue a su zona) expone el caso y el acusado tiene un turno para su defensa. Escuchadas ambas partes, el Tribunal reflexiona, valora los hechos y dicta sentencia. Cabe destacar que, para favorecer la imparcialidad, el portavoz de la acequia denunciada no interviene en la deliberación.

La decisión, como se ha explicado, es firme y no cabe acción ni recurso ante otras instancias judiciales. Los casos que más suelen llevarse al Tribunal son los relacionados con el robo o uso incorrecto del agua en una determinada acequia, los turnos de riego, los incumplimientos de limpieza de los canales o roturas y desperfectos.

Como institución consolidada, el Tribunal de las Aguas también tiene su propia liturgia. De este modo, cada jueves en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia se reúnen los ocho síndicos a las 12 de la mañana. Cada uno se sienta en el sillón que le corresponde y todos ellos visten el típico blusón negro de labrador, una prenda bastante similar a la toga que hoy día visten los jueces. Esta institución fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2009.

comentarios
tracking