Valencia  Suprimir el paso a nivel «de la muerte» de Alfafar, la obra que no llega tras cuatro décadas y casi 80 muertes

«¿cuántas muertes son necesarias para que se den soluciones?». Estas palabras las pronunció el alcalde de la localidad valenciana de Alfafar, Juan Ramón Adsuara el pasado mes de abril, pero en realidad lo podría haber hecho esta misma semana o hace 40 años.

En ese municipio de unos 21.500 habitantes perteneciente al área metropolitana de Valencia existe un paso a nivel que es conocido como el «de la muerte». A falta de estadísticas, es probable que sea el mayor punto negro de estas características de nuestro país. Los vecinos cuentan 77 muertes en cuatro décadas, aunque algunos elevan la cifra a un centenar.

El último deceso se produjo la noche de este jueves, cuando un hombre de unos 50 años fue arrollado por un tren al atravesar las vías a la altura del fatídico paso a nivel. Se convirtió en la cuarta víctima mortal que fallecía de la misma manera solamente este año. La anterior fue el 26 de abril, cuando perdió la vida un chaval de 19 años. Como en anteriores ocasiones, los vecinos de Alfafar y los de Sedaví, la localidad al otro lado del ferrocarril, pusieron el grito en el cielo y el suceso produjo cierto revuelo político.

«Seguiremos luchando, día tras día, para que el Ministerio dé una solución al soterramiento de las vías, ya que este es un verdadero punto negro, a pesar de que a día de hoy nadie nos conteste, ni yendo a Madrid ni recogiendo firmas», aseveraba Adsuara durante una protesta convocada al día siguiente del deceso, este viernes, rodeado de alfafarenses igual de hartos que él de esperar.

El regidor 'popular' lleva desde 2011, cuando tomó posesión del bastón de mando, haciendo presión para que la supresión del paso a nivel se haga efectiva y se soterre la vía férrea. Adsuara, que ha tomado varias acciones jurídicas contra Adif en los últimos tiempos, cuenta con el apoyo de su partido y no solo a nivel local, provincial o autonómico.

Las reivindicaciones llegan al Congreso

El Grupo Parlamentario Popular registraba el viernes en el Congreso de los Diputados dos preguntas al Gobierno de Pedro Sánchez firmadas por los seis diputados 'populares' de la provincia de Valencia para que el Ejecutivo les dé respuesta por escrito.

La primera hace referencia a un protocolo firmado el 1 de agosto entre Adif y los ayuntamientos de Alfafar y Sedaví para que se realizara el estudio previo de la supresión del paso a nivel, a través de los estudios de flujos de circulación de la zona. Este documento, según apuntó el Consistorio en su día, se esperaba para octubre y noviembre, pero aun no ha llegado y crecen las sospechas de que no existe.

La segunda pregunta critica que «pese a las promesas realizadas por el Gobierno, siguen produciéndose víctimas mientras no se actúa para realizar mejoras en la seguridad como la supresión del paso a nivel o el soterramiento de las vías» y cuestiona hasta cuándo se va a postergar una decisión para soterrar finalmente las vías.

En el otro extremo del arco parlamentario, Sumar también exigía el viernes que se produzca esa obra de «inmediato», ante una situación que califican de «insostenible». También pedían una reunión con representantes del Ministerio de Transportes, que lidera Óscar Puente, y que la obra se incluya en los Presupuestos Generales del Estado. Compromís (coalición a su vez integrada en Sumar) registraba ese mismo día una iniciativa en la Cámara Baja para exigir que se acabe y se entregue ese estudio de Adif.

El Gobierno, de la mano de la delegada en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, aseguraba, por su parte, que el estudio estaba en marcha, que la obra era «prioritaria» para el Ejecutivo de Sánchez, que había «costado mucho poner de acuerdo a los ayuntamientos para que se eliminara ese paso a nivel» y que han «estado esperando a que la Generalitat le diera a Adif la autorización para poder poner en marcha las cámaras que van a estudiar el tráfico para hacer los cambios de tráfico oportunos en esa obra».

Mientras tanto, los vecinos de Alfafar y Sedaví se preguntan cuántas muertes más habrá en ese lugar, entre accidentes y suicidios, hasta que de las palabras se pase a los hechos y su eliminación se convierta en una realidad.