La leyenda de Ramón Bonifaz, el «Señor del Mar» que da nombre a la nueva fragata F-111

Corría el invierno de 1246-1247. El rey Fernando III se reúne en Jaén con Ramón Bonifaz, un mercader afincado en Burgos que llegó a ser alcalde. El rey mantenía por aquel entonces operaciones de hostigamiento en el área de la Baja Andalucía, contra Sevilla, según reseña la Real Academia de la Historia. Fue allí donde Fernando III encargó a aquel negociante armar una flota para el sitio de Sevilla. La escuadra, compuesta de trece naves entre naos y galeras, llegó en el verano de 1247 al Guadalquivir. «Antes de encontrarse con las fuerzas castellanas de tierra, se enfrentó a una formación naval compuesta de elementos sevillanos y norteafricanos, consiguiendo su primer triunfo y cortando, además, las comunicaciones fluviales entre la ciudad del Betis y el área magrebí de manera definitiva», relata la Real Academia de la Historia. Aquel momento marcó la biografía del mítico «Señor del Mar», primer almirante de Castilla.

Pero la gesta de Bonifaz fue más allá, ya que su flota planeó y logró romper el puente de Barcas, que unía la urbe con el barrio al otro lado del río y que «era el principal obstáculo de los buques cristianos a la hora de remontar el río hasta sus puertas», como relató la Revista Española de Defensa en un reportaje que dedicó al marino en 2020. «Bonifaz reforzó las proas de sus dos naves de mayor porte con gruesas tablas sujetas con pernos para que soportaran mejor el tremendo golpe que debían de asestar y, al subir la marea, y con el viento a favor, se lanzaron a toda vela contra el puente, que tembló al choque de la primera y se quebró al de la segunda, donde iba el propio marino curtido en aguas del mar Cantábrico», relataba la citada publicación.

No obstante, y según precisa la Real Academia de la Historia, «tal episodio, en el marco de la táctica de aislamiento total de la ciudad, no fue resolutorio, como sí lo fue el consiguiente patrullaje de los leños castellanos entre las dos orillas, llegando seis meses más tarde a capitular Sevilla». Como recompensa por su hazaña, recibió «una casa en la plaza de Santa María, cerca de la calle de Francos, una viña en la vega de Triana, cuatrocientas aranzadas de olivar en Huévar con el barrio de Suso y diez yugadas de tierra de labor en Notias».

Casi 800 años después, la gesta de Ramón Bonifaz se rescata del laberinto de la historia para dar nombre a la nueva clase de fragatas F-110, las más modernas y tecnológicamente avanzadas de la Armada española, que está construyendo Navantia. En concreto, dará nombre a la fragata F-111 recibirá la designación de Bonifaz, en recuerdo al legendario personaje.

Navantia inició en el año 1996 el diseño de la fragata F-100. 27 años después, este innovador buque supone un salto tecnológico, que incorpora tecnologías de la industria 4.0, contará con una inversión directa de 4.320 millones de euros y generará 9.000 empleos directos e indirectos hasta el año 2031. Tendrá 145 metros de eslora, 18,6 de manga y una planta propulsora híbrida, más silenciosa. Con capacidad para 150 personas de dotación y 37 de transporte, la fragata dispone de los sensores más avanzados. Contará con un potente armamento antiaéreo, cañones y misiles para la guerra en superficie, sistemas de sónar de última generación y lanzatorpedos, así como ametralladoras y cañones de pequeño calibre. Como informó El Debate, una de las piezas clave de su sofisticado engranaje es su mástil integrado, que cuenta con las últimas tecnologías de sensores y guerra electrónica. El Sistema de Servicios Integrado (SSI), la red neuronal del buque, es un prodigioso entramado de conexiones digitales. Capítulo aparte merece el denominado «gemelo digital».

El «gemelo digital» es una réplica en realidad virtual 3D del corazón informático de la fragata. «A medida que los datos alimentan el Gemelo, este evoluciona para reflejar de qué manera se ha usado y alterado el producto físico y mostrar las condiciones ambientales a las que se ha expuesto. Como un avatar del producto real, su Gemelo Digital permite a la empresa visualizar el estado y condición de aquel a miles de millas de distancia», se explica desde Navantia.

La gesta de Bonifaz renacerá de sus cenizas. Este epitafio se encuentra en una tumba en el monasterio burgalés de San Francisco: "Aquí yace el muy noble y esforzado caballero don Ramón Bonifaz, primer almirante de Castilla, que ganó Sevilla. Murió el año MCCLVI». Pronto, con la botadura de las nuevas fragatas, el nombre de una leyenda volverá a surcar los mares.