Escuchas a Sito Miñanco desvelan que el narcotraficante prohibía que le llamasen «jefe» para evitar más pena
Los testigos policiales destacaron en jornadas anteriores del juicio el liderazgo de Miñanco y su capacidad de conseguir información
en la décima jornada del juicio al narcotraficante Sito Miñanco y a otros 44 acusados, un policía ha asegurado que en las conversaciones grabadas en coches, el líder le dijo a su hombre de confianza que «le fastidiaba» que los miembros de su red le llamasen «jefe» porque se podía convertir en seis años más de condena de cárcel.
Este martes han testificado cinco agentes de la Brigada Central de Estupefacientes y de los Grupos de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) encargados de la investigación entre 2016 y 2018 cuando Sito Miñanco residía en Algeciras (Cádiz), donde estaba terminando de cumplir en régimen abierto una condena por otra causa de narcotráfico.
«José Ramón Prado Bugallo dice en esa conversación que le fastidia mucho que le llamen 'jefe' porque son seis años más de condena», ha relatado el testigo.
Ha añadido que en esa misma conversación Sito Miñanco le comentó a García Arando que debían estar preparados para ir a las subastas y comprar los astilleros y el piso de Cambados así como el chalet de Villagarcía de Arosa, en la provincia de Pontevedra, para recuperarlos para la organización si eran incautados.
Otro agente relata que en una conversación Miñanco asegura sentirse «desesperado» porque el sistema de comunicaciones le ha costado 750.000 euros «y no logran contactar con el barco».
Y ha añadido que dos días más tarde en otra conversación habla que el buque debió tener problema pero aún tenía la esperanza de que la Policía no encontrara la droga.
También ha comparecido el inspector de Policía que instruyó las diligencias de la aprehensión el 2 de octubre de 2017 de las más de tres toneladas de cocaína en el buque Thoran.
Ha recordado que la Policía Nacional recibió el 22 de septiembre anterior un aviso de la Dirección Antinarcóticos de Colombia de que tenía información de que un barco podría haber cargado una importante cantidad de cocaína en la zona norte del país sudamericano.
El inspector ha añadido que cuando abordaron el barco no encontraron la droga por lo que lo llevaron al puerto de Cádiz para un registro pormenorizado en el que se descubrió en la cocina unos azulejos más nuevos tras los cuales había una escotilla y al abrirla encontraron 165 fardos con veinte 'ladrillos' cada uno de cocaína.
Ha concluido que del análisis de dispositivos y de documentación encontrados en el puente de mando entiende que el buque cargó la mercancía en la zona norte de Venezuela y que el punto final de descarga era Galicia, desde donde, según otros agentes, salió un lancha de la organización para trasvasar la droga en alta mar.