Desglose, Sánchez
Tampoco nuestro epiléptico golpista sabe desglosar. Nos presenta a los españoles cuentas confusas. Y don Alfonso Escámez ha fallecido y no exige a Sánchez que desglose. Mil doscientos millones de presupuesto en RTVE; 810 millones en sobresueldos; 475 millones del rescate de Air Europa...
Un alto ejecutivo del Banco Central fue enviado a Australia por su presidente, Alfonso Escámez. La misión era complicada. Australia crecía y Escámez, que era un águila de Águilas –Murcia–, deseaba conocer las vías de inversión que necesitaba el Central para adelantarse al resto de las entidades bancarias españolas. Y llamó a Sánchez, no al golpista epiléptico como le dice Federico Jiménez Losantos, sino a un Sánchez listísimo y nada vertiginoso que trabajaba en la Sección Extranjera del Banco Central a las órdenes de su director general, Navalpotro, un personaje peculiar que aprendió a hablar en seis idiomas sin abandonar su piso de Madrid. Para Navalpotro, al principio de su brillante carrera, el mundo se dividía en dos partes. España y el extranjero, y la segunda parte no le convencía. Como el amigo de la Antilla que se llevó Manolo Summers a Nueva York. –Manolo, esta ciudad no está mal, pero tiene un inconveniente muy gordo. Que se habla en extranjero–. Y Manolo le aleccionó: –Oye bien lo que te digo, Pepe. En Nueva York, el extranjero eres tú–; –no digas tonterías, Manolo. Si he nacido en La Antilla, vivo en Lepe y trabajo en Huelva, ¿Cómo voy a ser extranjero?–.
Y Sánchez partió hacia Australia, a cumplir con su deber. Más de un mes recorriendo la isla-continente, visitando fábricas, reuiniéndose con altos empresarios, y de cuando en cuando, descansando en playas paradisíacas guardadas por arrecifes de coral. Y alguna cosita más, que no viene al caso, muy ligada con aficiones socialistas muy encariñadas en sus cumplimientos. De vuelta a España, lo primero que hizo es entregar a Escámez un resumen escrito de sus viajes, un estudio de posibilidades inversoras, y una relación de sus gastos en la que faltaban bastantes recibos comprobantes. Escámez le felicitó por su visión en los posibles negocios australianos, pero no le convenció la relación de sus gastos. – Es mucho el dinero que se ha gastado y no está acreditado ni documentado del todo. Hay que desglosar la relación, Sánchez, así que desglose, informe a Navalpotro y en unos días nos reunimos–.
Y Sánchez comenzó a desglosar sus gastos. En un mes, aunque sea en Australia, hay cuatro fines de semanas. Y muchos lugares exóticos y maravillosos para visitar. Y mujeres despampanantes dispuestas a ser invitadas a los mejores hoteles a cambio de unos someros mimos a Sánchez durante las noches. Entre los gastos, una estancia de tres días en una reserva natural de cocodrilos. –A ver cómo desgloso lo de los cocodrilos–, se decía Sánchez. Gastar es muy fácil. Desglosar esa facilidad, muy complicado cuando la justificación del gasto no corresponde a utilidad alguna. Y Sánchez, que era asturiano, ante la pregunta de Escámez –¿Y de los tres días entre cocodrilos, qué?–, y respondió: –Una distracción, señor presidente. Me fui de putes, y de ahí, con una de ellas, visitamos a los cocodrilos–. Sánchez fue despedido.
Tampoco nuestro epiléptico golpista sabe desglosar. Nos presenta a los españoles cuentas confusas. Y don Alfonso Escámez ha fallecido y no exige a Sánchez que desglose. Mil doscientos millones de presupuesto en RTVE; 810 millones en sobresueldos; 475 millones del rescate de Air Europa, en el que intervino su esposa, la catedrática Gómez. 451 millones en Igualdad, es decir, a la basura. 320 millones de rescate en Viajes Halcón. 300 millones en el rescate de Mediapro, lo de Roures. 128 millones en el Plan de Desarrollo de Senegal; 123 millones en publicidad institucional; 100 millones en renovación del parque automovilístico. 65 millones en asesores nombrados a dedo que no asesoran nada de nada. 53 millones en el rescate de la aerolínea Plus Ultra, que tenía disponible un solo avión para volar. 31 millones en vehículos policiales… para Marruecos. 15 millones a Atresmedia y Mediaset. 70.000 euros para arreglar los jardines de La Mareta. 52.000 euros para la niñera de Irene Montero; 20.000 euros en maquillaje y peluquería, y 2.800 euros en la cinta de correr del ministro Marlasca. Y todo esto, el chocolate del loro comparado con los miles de millones de euros entregados a Cataluña y el País Vasco a cuenta del resto de los españoles.
Desglose más, Sánchez, desglose.