Cabo finisterre

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Unos okupas entran en un chalet de Finisterre y dicen a los vecinos que la han comprado

Entre los vecinos de la zona existe una creciente inquietud y alarma social ante la posibilidad de que en un futuro próximo aumente la inseguridad ciudadana

Dos parejas de jóvenes acceden a una vivienda unifamiliar en el casco urbano de Finisterre y todo apunta a que se trata de una okupación.

Según los testigos, parece que estas personas que son de fuera de la de la localidad, accedieron a esta casa procedentes de otro inmueble del que, supuestamente, habrían sido expulsadas recientemente.

El inmueble se ubica en la calle Manuel López Garabal, junto al vial que enlaza con el cabo; en las inmediaciones del tanatorio y la iglesia.

Una persona conocedora de lo sucedido apunta que «cogieron una especie de caravana y se metieron en esta casa. Lo primero que hicieron fue cambiar el cierre de la puerta principal e instalar un sistema que pita cuando alguien se acerca a la vivienda. Como una especie de alerta de que alguien anda merodeando por la propiedad. Las ventanas permanecen cerradas a cal y canto todo el día, al igual que las persianas, que están permanentemente bajadas, para que nadie vea desde la calle lo que sucede en el interior». Y añade que: «Algunas veces se ve a alguno de estos jóvenes sentados en la terraza, y siempre, siempre queda alguien dentro de la vivienda. Nunca queda vacía», según recoge La Voz de Galicia.

Alarma Social

La vivienda okupada perteneció en su día a un vecino de la localidad, pero hace unos años tuvo que abandonarla debido a supuestos impagos en las cuotas mensuales de la hipoteca. El banco con el que había suscrito el préstamo ejerció su derecho sobre el inmueble y en noviembre del pasado año, la entidad financiera se hizo con la propiedad de esta casa, aunque no tiene la posesión de la vivienda.

En el banco permanecen ahora a la espera de una resolución judicial para proceder al desalojo de estos cuatro jóvenes que aseguran haber comprado la propiedad, versión que no coincide con la oficial.

Anexa a la vivienda hay lo que en su día fue un garaje, cuyo portalón, en ocasiones, aparece subido y sujetado por dos palos. Desde fuera se han podido ver bolsas y sacos con restos, un sofá de color azul y varios somieres entre otros residuos.

Entre los vecinos de la zona existe una creciente inquietud y alarma social ante la posibilidad de que en un futuro próximo aumente la inseguridad ciudadana y el miedo a que casas y pisos de los residentes sean también ‘invadidas’ por parte de personas que no se sabe de dónde han venido.

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