Esta ermita solo puede ser visitada con marea baja

Esta ermita solo puede ser visitada con marea bajaTurismo de Galicia

Esta es la ermita gallega que solo se puede visitar con marea baja

Rodeada de historia y leyenda ha sido testigo de trágicos eventos

Galicia esconde rincones que pueden llegar a cautivar la curiosidad de los visitantes, atraídos por las singularidades del lugar.

Desde una iglesia cubierta de conchas en la isla de La Toja, pasando por una concha gigante que adorna la catedral de Santiago de Compostela, hasta una ermita que solo puede ser visitada cuando la marea está baja, estos lugares son ejemplos perfectos de las características únicas que hacen de Galicia un destino turístico atractivo.

La comarca de Ferrol alberga uno de los lugares más mágicos de la comunidad gallega, que combina historia, naturaleza y leyendas. Además de haber sido testigo de un trágico naufragio.

Solitaria frente al mar

La ermita de Santa Comba, situada en la playa homónima y mirando al mar, parece esperar ser visitada en Covas, en la parroquia donde se encuentra. La ermita estuvo aislada sin poder ser visitada durante 8 años, debido a un temporal en 2010 que destrozó parte de las escaleras. No fue hasta 2018 cuando se restauró con hormigón.

Recluida en un islote, en la Isla del medio, entre las playas de Santa Comba y Ponzos, dos arenales de la costa ferrolana, solo puede ser visitada cuando la marea está baja, ya que su único acceso es por la escalera que se vuelve inaccesible con la marea alta. Esta peculiar ubicación le otorga un aura de misticismo que la convierte en un lugar muy especial.

Cuenta la tradición, que Santa Comba llegó a la isla, que lleva su nombre, en una barca de piedra acompañada de su hijo, San Silvestre, y, enamorada del lugar, decidió quedarse. Otra leyenda habla de una meiga arrepentida que se retiró a la ermita para rezar y buscar el perdón de Dios y fue nombrada santa. Una tercera historia relata el milagro de un barco que quedó atrapado en una tormenta frente a la costa de Covas. Sus tripulantes se encomendaron a la santa, que los salvó, y en su honor construyeron la ermita.

Los misterios que rodean Santa Comba no terminan ahí. La pequeña ermita de piedra ha sido testigo de todo tipo de acontecimientos en sus diez siglos de historia, incluyendo el naufragio del transatlántico inglés Highland Warrior el 3 de octubre de 1915. Los restos del barco aún se encuentran bajo el agua, y la campana del barco se encuentra en la iglesia de Santiago en Pantín.

Una maravilla natural

El islote de la ermita es flanqueado por dos más: Isla de Fóra e isla do Toxo. Estas tres formaban parte de una península que, debido a la erosión, se separó en islas. La fuerza del mar se hace evidente al observar cómo las olas golpean las rocas, creando un espectáculo natural impresionante.

La playa de Santa Comba es ideal para quienes buscan un lugar tranquilo. Desde allí, se puede recorrer la Ruta de la Costa Ártabra, disfrutar de deportes acuáticos o simplemente admirar el paisaje.

La espera de la bajamar para visitar la ermita es recompensada con vistas espectaculares que abarcan desde el cabo Prior hasta el Faro da Frouxeira, e incluso los acantilados de Cedeira en días despejados.

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