La concha de vieira más grande de Compostela: un tesoro arquitectónico oculto a plena vista
Se trata de un elemento que está en una de las fachadas de la Catedral y que no todos ven en un primer vistazo
En el corazón de Santiago de Compostela, entre las joyas arquitectónicas que adornan la ciudad, se encuentra una pieza singular que, aunque está a la vista de todos, suele pasar desapercibida: La vieira más grande de Santiago.
Este elemento arquitectónico se sitúa discretamente en un lateral de la emblemática Plaza de Platerías, que debe su nombre a los talleres de plateros que antaño allí trabajaban. La vieira, diseñada por el arquitecto Domingo de Andrade, destaca no solo por su tamaño sino también por su simbolismo y la elegancia de su ejecución.
Funcionalidad y arte van de la mano
La creación de esta monumental vieira no fue un capricho ornamental. Nació de la necesidad práctica de unir el crucero de la Catedral con el primer piso del ala norte del claustro. Esta solución ingeniosa de Andrade demuestra su habilidad para combinar funcionalidad con arte, uniendo espacios esenciales de la catedral a través de una estructura que también rinde homenaje al símbolo más reconocido del Camino de Santiago: La concha de vieira.
Como no podía ser de otra manera, tratándose de Galicia, entorno a este elemento arquitectónico surgió una leyenda que resalta la importancia de su función y es que se dice que es la responsable de mantener en pie la estructura de la Catedral y que, de quitarse, el templo se vendría abajo.
A pesar de su considerable tamaño y de su belleza, esta trompa a menudo pasa desapercibida para muchos de los visitantes que recorren la Plaza de Platerías. La concha se integra tan perfectamente en la arquitectura circundante, por lo que es fácil ignorarla si uno no conoce su existencia.
La vieira en la cultura del Camino
El Camino de Santiago, ruta de peregrinación que desde hace siglos atrae a caminantes de todo el mundo, ha adoptado la concha de vieira como elemento simbólico. Existen numerosas teorías y leyendas que intentan explicar esta elección.
Una de las leyendas sugiere que los peregrinos recogían las conchas en la costa de Galicia al finalizar su peregrinación, llevándolas consigo como prueba de haber completado el arduo viaje.
Otra resalta el significado práctico de la concha de la vieira ya que sus ranuras permitían usarla como un utensilio para beber agua de los arroyos y ríos durante el camino.
Mientras que algunas sugieren que los mercaderes que se establecieron alrededor de la Catedral promovieron su uso, vendiéndolas como recuerdos aprovechando el auge de las peregrinaciones, algo que continúa ocurriendo en la actualidad.
Y aunque el origen exacto de la concha no está claramente definido, se conocen bien los usos tradicionales que se le daban. Se utilizaba principalmente para distinguir a los peregrinos que habían completado el Camino de Santiago. Al llegar a la ciudad compostelana, se les entregaba una concha de vieira para adornar su capa o sombrero, junto con un documento acreditativo de peregrinación.
Sea como fuere, en su aparente simplicidad, la vieira de Santiago de Compostela encapsula en una sola pieza historia, arte y fe, y la de la Plaza de Platerías se ha convertido en un tesoro oculto a plena vista.