Esta es la 'calle privada' de Orense a la que ningún peatón tiene acceso y la razón para ello
Es la única calle en España con acceso restringido a los viandantes
Todas las ciudades esconden sus secretos, pero no por el afán de mantenerse ocultos a visitantes y residentes sino porque suelen pasar desapercibidos a los ojos de todos.
Los cascos históricos, en concreto, son los que más tesoros guardan y el de Orense no podía ser menos. En la zona vieja orensana, una de las más concurridas por su atractivo turístico, se hallan calles con una rica historia al igual que sorprendente si pensamos el callejón por el que nadie puede transitar porque el acceso es restringido.
La razón de prohibido el paso
En pleno centro de la ciudad de Orense se encuentra un curioso callejón que permanece cerrado al público: el callejón Canella de la Sinagoga que conecta la calle Lamas Carvajal con la plaza del Obispo Cesáreo, está adyacente a la Iglesia de Santa Eufemia, en el corazón del casco histórico.
Lo que hace peculiar es que, a pesar de ser una calle, no es de acceso público. Una verja impide el paso a los transeúntes.
La razón de esta restricción es que el callejón no es propiedad del Ayuntamiento de Orense, y por lo tanto no es un espacio público, sino del obispado de la provincia. Es decir, los derechos sobre esta vía pertenecen a la Iglesia, que ha decidido prohibir el acceso. Esta situación convierte al callejón Canella de la Sinagoga en la única calle en España con acceso restringido para los viandantes.
Además de su particularidad, el callejón tiene una rica historia, porque guarda parte de las memorias de la población judía en la ciudad de Orense.
La mayoría de documentos que hacen alusión a la existencia de juderías en la provincia hacen referencia a finales del siglo XV como es en el caso de Orense. Y según algunos historiadores en donde está el ahora este callejón existía una pequeña sinagoga, de ahí el nombre.
Una ciudad con encanto
Orense quizá sea la provincia menos turística de las cuatro gallegas. Pero sin embargo, si por algo se distingue es por su encanto que va más allá de sus grandes monumentos. Es una ciudad que invita a ser descubierta teniendo como única guía la curiosidad.
El casco viejo, además del curioso el callejón Canella de la Sinagoga invita a sumergirse por sus plazas cada una con su historia y recorrer lugares tan impresionantes como la Plaza do Ferro, la Iglesia de Santa Eufemia, que es la segunda en tamaño después de la Catedral orensana, la plaza Eroiciño do Cabaleiros, la Plaza de los Suaves y la Plaza de San Marcial.