Uno de los decorados de la Feria Franca que ambientan Pontevedra

Uno de los decorados de la Feria Franca que ambientan PontevedraOlaia

Cuando Enrique IV premió a Pontevedra por su lealtad con un mercado exento de impuestos

Los vecinos de la ciudad recrean esta época con la 'Feria Franca'

Pontevedra es una ciudad con una rica historia. Además de su legado medieval, es famosa por su urbanismo innovador, habiendo transformado su centro en un espacio completamente peatonal, lo que la ha convertido en un referente internacional en sostenibilidad y calidad de vida.

Sus calles están llenas de edificios históricos, como la Basílica de Santa María la Mayor o las Ruinas de Santo Domingo, que reflejan su importancia en épocas pasadas.

También es conocida por su conexión con el mar, siendo en su día uno de los puertos más relevantes de Galicia, especialmente en los siglos XV y XVI, cuando la pesca y el comercio impulsaron su crecimiento.

Pontevedra es un lugar donde la tradición y la modernidad conviven en armonía, y la Feria Franca, que recrea su pasado medieval, es un ejemplo de ello.

Una lealtad que fue premiada

La Edad Media vio el auge de Pontevedra como puerto estratégico. Sin ir más lejos, en los siglos XV y XVI fue la ciudad más importante y poblada de Galicia, y dan fe de ello construcciones de la época como la Iglesia de San Francisco o la Basílica de Santa María la Mayor.

En 1467, el rey Enrique IV de Castilla concedió a Pontevedra un privilegio significativo que impulsó su relevancia comercial: la exención de impuestos durante un mes en la feria anual, celebrada alrededor del 24 de agosto, día de San Bartolomé. Este mercado libre de cargas fiscales fue un reconocimiento a la lealtad de la villa, y permitió que tanto los habitantes locales como los forasteros pudieran vender y comprar mercancías, ganado y otros bienes sin pagar impuestos.

La economía de Pontevedra, por aquel entonces, se sostenía principalmente en la pesca y el comercio, dos sectores que generaron un desarrollo notable que se mantuvo hasta finales del siglo XVI.

En el contexto de la feria, la ciudad sufría una notable transformación durante un mes. Las plazas como la de la Herrería, la del Pan, la Leña y la Verdura se llenaban de actividad. En ellas se comerciaba con todo tipo de productos, mientras las calles se llenaban de gente de distintas regiones.

La feria no solo era un evento económico, sino también social, con entretenimiento nocturno en forma de danzas, malabaristas y espectáculos de fuego, anticipando el evento principal del sábado, que era cuando se reunían tanto locales como forasteros para intercambiar bienes tras la temporada de cosechas. Para unos era una oportunidad de venta y, para otros, la época en la que se abastecían de productos para el resto del año.

Así nació la Feria Franca

En el año 2000, el Ayuntamiento de Pontevedra decidió revivir la tradición histórica otorgada por Enrique IV mediante la organización de un mercado medieval en la Plaza de la Herrería.

Una iniciativa que buscaba involucrar a los ciudadanos en la recreación de un evento clave en la historia local, permitiéndoles sumergirse en el ambiente del medievo. Y se ha conseguido.

Cada edición de la Feria Franca, que es así como se llama, se dedica a un tema particular, explorando diferentes aspectos de la vida medieval y cultural de la región.

Durante estos dos días, tanto vecinos como visitantes se visten con trajes típicos de la época recreada, lo que les permite sumergirse en el ambiente medieval del que goza durante esos días la ciudad del Lérez cuyas calles lucen adornadas con banderines, escudos y otros elementos decorativos que refuerzan la atmósfera histórica de la feria.

Entre las principales actividades y atractivos de la Feria Franca destacan: Las recreaciones históricas, como el tradicional transporte del vino, donde los participantes emulan el antiguo comercio vitivinícola; los torneos medievales, que se celebran en la plaza de toros, junto con las exhibiciones de esgrima y tiro con arco, que capturan el espíritu de las disciplinas medievales; los mercados de alimentos y artesanía y los centros de aprendizajes de oficios tradicionales como la carpintería, la forja o la creación de tejidos por palilleiras y redeiras.

Con el tiempo, la Feria Franca ha ganado popularidad, expandiéndose por toda la zona monumental de la ciudad y áreas aledañas.

El evento, que tiene lugar el primer fin de semana de septiembre, atrae a miles de visitantes cada año, consolidándose como uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. En 2013, la Xunta de Galicia declaró esta feria como Fiesta de Interés Turístico, destacando su singularidad y arraigo cultural.

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