Johanna Alaminos

Johanna AlaminosJesús Caparrós

Johanna Alaminos, psicóloga

«Todo en la vida enseña si elegimos aprender»

Esta profesional ha sido la encargada de dar soporte psicológico al recién ascendido Córdoba CF

En la temporada 1989/90 un entrenador asturiano llamado Benito Floro se hizo cargo del Albacete Balompié, equipo que entonces militaba en 2ªB -la actual Primera RFEF- y que había estado a punto de caer a la Tercera División. En un año ascendieron a Segunda y al siguiente consiguieron llegar a la Primera División de la Liga española.

Benito Floro se convertía en el entrenador del momento no solo por sus logros, sino por sus métodos: además de cuidar con celo la alimentación de los futbolistas o las jugadas ensayadas con planos y diagramas, fichó a un psicólogo, Emilio Lamparero, y fue de esta manera el primero en dar visibilidad a la importancia del trabajo mental en un ámbito competitivo como el deportivo, y sobre todo en el fútbol , lo cual tiene mucho más mérito, porque el balompié era un deporte de hombres (y los hombres son duros o eso se pensaba) y de la salud mental apenas se hablaba porque se consideraba un tema tabú.

No es que la salud mental haya perdido ese carácter - sigue teniendo algo de vergonzante padecer depresión o ansiedad- pero hoy en día está afortunadamente más normalizado contar con profesionales para mantener la cabeza en su sitio.

Johanna Alaminos (Granada, 1979) ha estado trabajando psicológicamente con el Córdoba CF, tanto a nivel individual como colectivo. Un momento destacado de su labor este año llegó debido a una desgracia, cuando el joven Álvaro Prieto, que jugaba en los juveniles del equipo blanquiverde, perdía la vida en un trágico accidente en Sevilla. Ella fue la profesional que trató a los compañeros del chico, desechos por lo ocurrido.

Pero también es la que los ha acompañado hasta el triunfo final, cuando se ha podido ver a un equipo con mentalidad ganadora que finalmente ha conseguido su objetivo. Esa actitud ha sido palpable sobre todo en los últimos y decisivos encuentros.

Alaminos no solo trabaja en el ámbito deportivo. Atiende desde su hogar, en línea, a muchos pacientes que buscan ayuda. Da conferencias e imparte talleres. Y es madre, con lo que debe aportar ese plus que solo las madres trabajadoras saben ofrecer, a pesar de que los padres estén presentes más que antes.

Acude con su bebé de cuatro meses a una entrevista que se desarrolla al aire libre, en uno de los parques del barrio cordobés de Levante, donde vive. Amenaza lluvia, pero eso no es un problema porque hemos venido a hablar, entre otras cosas, de ponerle buena cara al mal tiempo. O a aceptarlo, en realidad.

Johanna Alaminos

Johanna AlaminosJesús Caparrós

- ¿Cuánto del ascenso a Segunda se debe a su trabajo?

- El ascenso del Córdoba CF se debe a un gran trabajo multidisciplinar que se ha hecho en esta temporada. Tenemos a unos jugadores muy responsables, que se han esforzado al máximo. Es un equipo muy cohesionado y unido y están muy bien dirigidos. Además han contado con todos los servicios médicos, entre los cuales está el ámbito psicológico del que me encargo como parte de Ergocor-Always On, que es un engranaje más de la máquina que ha ayudado al equipo a cumplir ese objetivo.

- ¿Es más importante prepararse para ganar o aprender a encajar las derrotas?

- Es importante enfocarse tanto en el aprendizaje que sacas cuando ganas como en el aprendizaje que hay que sacar de una derrota, ser capaces de analizar los errores, aprender de ellos… Todo en la vida enseña si elegimos aprender.

- Ha participado recientemente en unas jornadas sobre periodismo deportivo y salud mental. ¿Cómo está la situación de nuestros compañeros de deportes?

- Pues la verdad que es necesario prestar atención a la salud mental en el periodismo deportivo y en el periodismo en general. Vuestra profesión es de por sí estresante, con largas jornadas, horarios muy inestables, a veces con precariedad salarial, continuamente estáis recibiendo una presión brutal por la inmediatez de dar la noticia los primeros, existe una competencia voraz en vuestro sector junto con la presión también de las redes sociales… En mi opinión estáis expuestos a exigencias excesivas que os dificultan mucho poder conciliar vida familiar y personal con la profesional. Todo ello perjudica la salud mental, siempre con la prisa pegada en las espaldas y no con la calma necesaria para desarrollar vuestra profesión con tranquilidad.

- Hace poco leía a un psiquiatra que sostenía que vivimos en una sociedad que facilita la aparición de los trastornos de la personalidad ¿Está de acuerdo?

- Creo que la sociedad está facilitando la adición al placer inmediato, queremos resultados rápidos, necesitamos la aprobación de los demás para sentirnos bien, esa satisfacción instantánea muchas veces para no sentir dolor, malestar, frustración. Queremos sensaciones que no nos hagan pensar ni ocuparnos de nuestro propio dolor. Rasgos de personalidad hay muchos y tenemos que aprender a respetar la diversidad de cada uno. No todos podemos ser extrovertidos. Unos necesitamos más autorregulación emocional y otros co-regularse con los demás. Hay personas con rasgos impulsivos pero no por ello cumplen los criterios para un trastorno de personalidad como tal. Más bien yo diría que la sociedad aboca a desarrollar vidas muy vacías que queremos llenar con sensaciones de placer rápido porque parece que tenemos que estar siempre alegres y eso no es maduración emocional ni saber tolerar la frustración o malestar cuando el dolor es algo inevitable en la vida.

- Y algunos psicólogos comentan que anda desbordados de trabajo ¿Qué nos pasa?

- Es cierto que tenemos mucho trabajo, y creo las personas prestan más atención a su salud mental. Reconocer que tenemos un problema y que necesitamos ayuda profesional a nivel psicológico es un gran avance, porque hay que normalizar el acudir a terapia igual que cuando necesitamos ir al fisioterapeuta por un dolor de espalda. Ir al psicólogo está dejando de ser un tabú para convertirse en un ejercicio básico para aprender a sanar el dolor emocional. Y esto es bueno, nos hace ser más conscientes y valientes, y permite tener relaciones sanas con nosotros mismos y con los demás.

Hay que normalizar el acudir a terapia igual que cuando necesitamos ir al fisioterapeuta por un dolor de espalda.

- ¿Cómo nos afecta la hiperconexión diaria?

- Esa hiperconexión nos hace estar más desconectados de nosotros mismos. Igual que somos conscientes de las ventajas de la conexión digital en cuanto a comunicación, información, etc., tenemos que ser conscientes de los riesgos del abuso de la conexión digital como son los problemas de adicción a los dispositivos tecnológicos y a estar constantemente «conectados». Esa infoxicación nos hace estar más aislados socialmente porque se está perdiendo el contacto cara a cara y al aire libre, con más problemas de habilidades sociales, autoestima e identidad personal. No todo es importante, ni todo es urgente.

- ¿Defiende la atención psicológica en línea o prefiere la presencial?

- Creo que ambas pueden coexistir. En mi caso trabajo online y eso me permite poder ayudar a personas en cualquier parte del mundo, pero también tengo la posibilidad de trabajar de forma presencial. Tanto la terapia online como la presencial son igual de efectivas, se trata de que cada persona encuentre con facilidad el psicólogo que se ajuste más a sus necesidades.

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- ¿Tenían razón los estoicos?

- Habría que matizar varias cosas. Sí que es verdad que seríamos más felices si aceptamos la incertidumbre intrínseca de la vida, que el dolor es inevitable, que el 90% de lo que ocurre a nuestro alrededor no depende de nosotros. Ese ‘fluir’ como decía Bruce Lee «Be water my friend». Aprender a adaptarnos a las circunstancias que nos presenta la vida que no siempre son las que esperamos, soltar el querer controlarlo todo. Ese fluir con la vida implica también permitirse sentir las emociones más desagradables como el miedo, la tristeza, la rabia o la frustración, de forma canalizada. Está bien «no estar bien». Yo prefiero inculcar sobre la importancia para el ser humano de ser coherentes con lo que pensamos, sentimos y actuamos, siempre desde una gestión emocional adecuada. Esto último es una de las cosas que ayudamos a aprender los psicólogos.

- Conócete, acéptate, supérate. Lo dijo San Agustín en el siglo V. ¿Hay algo nuevo bajo el sol?

- Yo añadiría el aprender a quererte y respetarte, a tener una relación sana contigo mismo que implica cuidarte en todos los niveles, aceptando tus luces y tus sombras, tratarte bien y permitirte sentir.

- Mujer, trabajadora y madre. Ahora se habla de ‘guerreras’. Antes, simplemente de abuelas o madres. ¿Por qué se le añade una épica casi militar a lo que es natural?

- Lo natural sería que mujeres y hombres pudieran conciliar y disfrutar el ser padres y madres, con sus respectivas profesiones y con bienestar personal. Ahora parece que tenemos que ser perfectas, que podemos con todo, y somos seres humanos, no máquinas. Guerreras porque tenemos que combatir todavía con muchas desigualdades y demostrar nuestra valía como profesionales de cualquier ámbito.

- ¿Qué pautas deberíamos seguir para mantener la cabeza sana?

- Algo fundamental es desarrollar una buena gestión emocional, el permitirnos expresar y sentir, establecer nuestras prioridades, saber diferenciar lo urgente de lo que puede esperar, bajar nuestra autoexigencia y el nivel de expectativas, poner límites a nosotros y a los demás, aprender a relativizar, tener periodos de tiempo de desconexión digital para conectar contigo mismo, rodearse de ‘personas vitamina’ (las que te hacen cargar las pilas), poner el foco en lo que depende de ti, tener herramientas de autocuidado. En definitiva más comprendernos y menos juzgarnos, y estar en el momento presente que es donde podemos actuar.

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