El descenso de las cifras de paro no alivian la precariedad ni la pobreza
Un estudio del Secretariado Diocesano para la Pastoral del Trabajo refleja la realidad laboral de la provincia de Córdoba
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente celebra hoy 7 de octubre la Jornada Mundial por el Trabajo Decente bajo el lema «Por ti, por mí, trabajo decente». Con este motivo, el Secretariado Diocesano para la Pastoral del Trabajo ha hecho público un análisis sobre el mercado de trabajo y las condiciones de vida de las familias obreras en la provincia de Córdoba. Este estudio recoge información, fundamentalmente, en base a los datos oficiales correspondientes a 2023 a nivel de Andalucía y, concretamente de Córdoba, obtenidos del Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE) e información recabada de los medios de comunicación, sobre todo en lo referido a las condiciones de vida de los trabajadores de la provincia. El estudio revela un crecimiento de la población activa en 16.800 personas, una reducción de la tasa de paro hasta el 15,43%, la menor desde 2008, y un avance en la estabilidad del empleo, aumentando la contratación indefinida en más de 9 puntos respecto a 2022. Por el contrario, es un mercado de trabajo muy atomizado en pequeñas empresas, de las que casi el 74% no superan los 5 trabajadores y el 94% los 10. Y una economía sumergida muy elevada que, según sectores, se estima entre el 30 y el 40% del PIB. Según Juan Francisco Garrido, director del Secretariado Diocesano para la Pastoral del Trabajo, este es el cuarto año en el que realizan este estudio, del que sacan varias conclusiones que determinan el mapa del mercado de trabajo y las condiciones de vida del mundo obrero en la provincia.
Situación de los trabajadores
Garrido apunta que, al ser una economía fundamentada en las pequeñas empresas «luchar por intentar mantener los derechos laborales se hace más difícil y además, se produce una refeudalización de las condiciones de trabajo, ya que muchos de los trabajadores de esas pequeñas empresas son personas conocidas, gente cercana, y, aunque están bajo contrato, se constata que son muy precarios». A tener en cuenta también, dice Garrido, que «hay mucha gente en la provincia trabajando pero que no consigue salir de la pobreza, por eso esas estimaciones del 30-40 por ciento de PIB resultante de la economía sumergida siguen siendo muy altas».
A pesar de los datos positivos en el aumento del empleo y en su estabilidad, el estudio plantea que «continúa habiendo graves problemas estructurales en nuestro mercado de trabajo» expresada en una excesiva preponderancia de las microempresas y de los todavía elevados niveles de paro, precariedad y economía sumergida, a los que hay que sumar «la excesiva dependencia del turismo y el sector agroganadero, la enorme estacionalidad en la contratación, la excesiva movilidad geográfica, la brecha de género y la continua pérdida de población» con una reducción de habitantes en Córdoba de 22.000 personas.
El estudio también muestra cómo muchas familias obreras, por no tener empleo o por ser este muy precario y esporádico, siguen viviendo en situación de pobreza. Córdoba tiene 4 barrios entre los 16 más pobres de España (Palmeras, Guadalquivir, Sector Sur y Moreras). Además, el 35% de los menores cordobeses de 18 años está en riesgo de pobreza y 80.000 de los hogares cordobeses (14%) sufren pobreza energética. Los niveles de renta media anual superan los 27.000 euros en la capital, en tanto que en poblaciones como Nueva Carteya o Iznajar no alcanzan los 14.000 euros de media.
Por otra parte, en 2023 se ejecutaron casi 300 desahucios (a pesar de que la moratoria evitó más de cuatro mil) y se produjeron 26 accidentes laborales cada día, 7 graves al mes y 17 muertes, la cara más oculta y siniestra de la precariedad. Para muchas personas el trabajo sigue siendo indecente y no les posibilita salir de la pobreza y tener una vida digna, como bien deja a las claras el estudio.