Samuel Vázquez, presidente de 'Policía para el Siglo XXI'
«España es uno de los destinos preferidos para las mafias que trafican con seres humanos»
Aunque viste de paisano no pierde la impronta policial este señor que ha pasado por Córdoba hablando tan claro como siempre. Quería ser funcionario de prisiones pero acabó de policía nacional. «La primera vez que subí en un coche patrulla, dije, esto es lo mío. Yo no sé cómo nunca lo había pensado». Samuel Vázquez (Mieres, 1975) es hijo y nieto de mineros pero el tajo lo ha trabajado patrullando a pie de calle. «Siempre seguridad ciudadana, siempre en el coche patrulla, respondiendo avisos del 112 y del 091. Veinte años haciendo eso».
Acabó graduándose en Criminología por la Universidad de Salamanca para responder académicamente a lo que ya había conocido en el día a día: la delincuencia estaba cambiando y nos iba a pillar con el paso cambiado. Su comparecencia en la comisión de estudio sobre bandas violentas de la Asamblea de Madrid, en 2022, se hizo viral en las redes sociales, sobre todo porque Vázquez expuso sin complejos ni ambages una realidad que muchos ciudadanos conocen y padecen pero de la que no se habla, porque así lo ha decidido la corrección de los políticos, o sea, la censura. El presidente de Policía para el Siglo XXI intervino avalado por la experiencia laboral y la ciencia, que son dos cosas que, unidas, pueden hacer mella en el traje y la cabeza de muchos diputados, parlamentarios o concejales.
Es coautor de varios libros, escritos con su compañero Josema Vallejo. El último lleva por título España, zona de confort criminal, pero no ha pasado por Córdoba para promocionar este ensayo policial, sino en calidad de portavoz nacional de Vox de Inmigración, Interior y Seguridad. Samuel Vázquez atiende a La Voz de Córdoba justo antes de un acto donde dirá cosas incómodas para los oídos bienpensantes y que también desgrana en esta entrevista.
- ¿Por qué España es, según usted, una ‘zona de confort criminal’?
- Es el tercer estadio dentro de las cuatro etapas por las que han pasado Francia y Suecia. La última es la aparición numérica de zonas ‘no-go’. La anterior es la zona de confort criminal, que es cuando los políticos no hacen absolutamente nada más que negar la evidencia. Entonces el mal se expande como una hidra. Los mandos policiales, escogidos por libre designación por esos políticos, ayudan a tapar lo que está sucediendo y unos por otros aquí nunca cambia la estrategia, nadie toma una nueva vía. España ha entrado ahora en la etapa en la que Francia estaba hace 20 años, o Suecia hace 10 o 15, que es una nueva realidad criminal. Aquí ya no luchamos contra el autoritarismo. Eso ya no existe. Sin embargo, nuestro modelo policial no ha cambiado. Prácticamente nada.Tenemos que cambiar el modelo policial y la política criminal. Cuanto antes nos demos cuenta de esto, pues mejor. Pero la zona de confort criminal, además, la dan las cifras. Cifras que manipula Marlaska.
- Resulta llamativo eso que apunta de que ‘los políticos no hacen nada’. ¿A qué se debe?
- Asumir que estamos en una nueva realidad criminal, que lo estamos haciendo todo mal y que la delincuencia, sobre todo el crimen violento, está aumentando exponencialmente, implica para un político asumir errores. Lo han hecho mal sobre todo porque España lleva gobernada por dos partidos durante 40 años. No ha habido otro, solo esos dos partidos. Por lo tanto, tendrían que entonar el mea culpa. Los políticos de hoy en día, lamentablemente, solo piensan en las siguientes elecciones, en el plazo de cuatro años. Si reconocen sus errores la intención de voto puede bajar mucho. A eso hay que unirle que esta nueva agenda que nos han vendido (Agenda 2030) tiene una serie de consideraciones que todas han resultado fallidas en términos criminológicos. La ideología de género ha demostrado ser un auténtico fracaso a la hora de enfrentar la violencia contra la mujer. Veinte años llevamos de ley con miles de millones invertidos y el número de asesinatos no se detiene. Otro de los grandes mantras es la inmigración, pero la inmigración mal entendida. Los procesos migratorios habituales son procesos controlados entre un país que emite por necesidades como la guerra, o la pobreza, y un país que recibe por otras necesidades: explosión industrial, falta de mano de obra, o lo que sea. La inmigración es un activo para un país, y normalmente ha sido así en la historia. Pero estamos viviendo otra cosa, que son procesos de inmigración ilegal desbordados en el espacio y en el tiempo. Eso es lo que pasó en Francia hace 20 años y lo que ocurrió en Suecia hace 15. Y eso tiene una relación directa con el aumento de la criminalidad violenta exponencial. La peor parte se la lleva la mujer por el aumento de agresiones sexuales. Y esto no es una opinión, es un facto. Allí donde se ha dado procesos de inmigración ilegal desbordados en el espacio y en el tiempo, en el momento en el que se han dado, al cabo de unos años, ha aumentado el crimen violento exponencialmente. En todos los sitios donde ha pasado. En España llevan 5 años produciéndose esos procesos, con descontrol de fronteras e inmigración ilegal desbordada proveniente de África. Cinco años. Estamos entrando en la misma deriva que esos otros países, solo que unos años más tarde.
- No sé si con la inmigración, pero con el tema de las bandas organizadas muchos de los avisos que usted hacía al respecto hace tan solo un par de años se han ido cumpliendo. ¿Es ciencia o adivinación?
- Es ciencia. Son procesos estudiados. . Nosotros, en Una policía para el siglo XXI, la asociación que presido y que es la asociación prescriptora de ciencia y policía más grande de España, desde hace años lo que hicimos fue mucho modelo comparado. Es decir, viajar a Francia y a Suecia. No ir a París a ver la Torre Eiffel, ni hospedarse en Saint Denis, sino estudiar lo que pasaba allí. ¿Por qué Francia está sucumbiendo? ¿Por qué Suecia está sucumbiendo? ¿Por qué Italia está así? Y una vez estudiado eso, vinimos aquí otra vez, de vuelta a España, y nos propusimos trazar un plan para que eso no suceda. El problema es que los políticos de aquí, los mandos policiales de aquí, están haciendo exactamente lo mismo que durante años se hizo allí. Por lo tanto, vamos a llegar al mismo sitio.
- La Policía Nacional española, no obstante, siempre ha estado considerada como uno de los mejores cuerpos policiales, no sólo de Europa, sino del mundo ¿Esto sigue siendo así?
- No, ahora ya no podemos decir que eso sea así. También las unidades antidisturbios eran un ejemplo para el resto de unidades en Europa, y hablabas con cualquier policía extranjero y así te lo explicaba, pero ya no podemos decir que esto es así. No podemos engañarnos a nosotros mismos ni ser corporativistas en esto. La política lo va enfangando todo. La perspectiva política se ha impuesto de manera abrupta en los últimos 20 años sobre la profesional en la Policía Nacional y en la Guardia Civil. Y cuando tú impones la perspectiva política que protege discursos políticos y estructuras de poder, pues dejas de proteger a los ciudadanos. Es decir, para proteger ciudadanos necesitas perspectiva profesional, para proteger discursos políticos y estructuras de poder necesitas perspectiva política. Y la perspectiva política va ganando a la profesional en los últimos 20 años por culpa de los diferentes ministros del Interior y los mandos policiales que se han sometido a ellos, claro.
- Los datos del Ministerio del Interior. a los que tenemos que remitirnos porque son los oficiales, señalan que la criminalidad en Córdoba se ha incrementado en el último año en casi todas las tipologías delictivas. Sin embargo, es un índice relativamente bajo en comparación con otras provincias, también de Andalucía. ¿De qué nos estamos librando ahora mismo los cordobeses?
- No es esa la cuestión. Es muy difícil leer los datos si no conoces el monstruo por dentro. De hecho, Marlaska casi siempre da un discurso triunfal. Y la realidad es la realidad:que estamos duplicando tasas de violaciones en España desde el año 2017,como el año anterior a la llegada de este gobierno de Marlaska. Tenemos subidas exponenciales de homicidios, de riñas tumultuarias y lesiones, que son predictores del establecimiento de bandas. Pero claro, depende de cómo lo vendas. Por ejemplo, en la última comparecencia en el Congreso, lo que hizo el ministro fue aportar tasas que él llama delitos comunes, que nadie sabe lo que son en su cabeza, y nos comparó con otros países, como si el hecho de que a Francia le vaya mal a nosotros nos va a ir mejor. No tiene ningún sentido.Hay que compararnos ahora con lo que éramos en 2017, antes de que llegara él. Y todo está desbordado aunque no alcanza de manera igual a todos los sitios. En Andalucía puede llegar a unos primeros y a otros después, pero acaba llegando a todos los sitios. Eso es evidente. Por Francia, por Suecia, lo sabemos. Me he preocupado de mirar las estadísticas de Córdoba, y desde el 2017 hemos pasado de 18 a 23 homicidios, pero es que se han quintuplicado las agresiones sexuales con penetración anal, vaginal o bucal, comúnmente llamadas violaciones. Me da igual que no crezcan mucho otros delitos y la tasa no suba tanto como en Huelva o Cádiz. Solo analizando eso se ve que tenemos un problema muy grande. Pero hay un segundo problema y es que se han duplicado los delitos de riña tumultuaria y lesiones, y eso es un predictor del establecimiento de bandas. Es decir, que probablemente Córdoba no esté tan mal ahora, pero los propios números del Ministerio del Interior predicen que en 5 o 6 años va a estar muchísimo peor. Y esto hay que atajarlo, hay que estudiarlo, hay que ir a por ello ya, no hay que esperar a que dentro de 5 años se hayan violado no sé cuántas niñas más, y se hayan apuñalado a no sé cuántos niños más. Que no, que no. Hay que ir por ellos ahora.
La perspectiva política se ha impuesto de manera abrupta en los últimos 20 años sobre la profesional en la Policía Nacional y en la Guardia Civil.
- La clase trabajadora, las capas populares, ¿están más indefensas ahora que antes?
- Sí, mucho más. Porque este tipo de problema siempre impacta primero en los barrios. No va a golpear en las urbanizaciones con vigilancia de seguridad privada ni en los tipos que viven con escoltas. Ahí no va a impactar. Para empezar, porque parte del problema que nos ha traído hasta aquí, que son los procesos de inmigración ilegal descontrolados y el descontrol de fronteras, no afecta sus barrios. No ponen centros de menores en sus barrios, ni los ponen cerca de sus hogares. Yo lo llamo el germen del mal. Tráelos, arriesga sus vidas en el mar, utilízalos políticamente, y cuando estén aquí, alójalos lejos de mi casa, lejos de nuestras casas. ¿Y a dónde los mandan? Pues a los barrios periféricos, a los barrios obreros. Ahí es donde se produce el primer impacto, como pasó en París, en Saint Denis, como pasó en Nápoles,en Marsella, en Malmo, o en Estocolmo. Los barrios obreros, y los trabajadores y sus hijos, son los primeros que reciben el impacto de las barbaridades que hacen las élites políticas que no viven en esos barrios o que, si alguna vez vivieron, se fueron de allí para comprarse un chalé en otra zona. Esto siempre lo pagan primero los obreros. Y dentro de los barrios de clase trabajadora y de los barrios periféricos, hay un elemento más perjudicado sobre el resto, con mucha diferencia, que son las mujeres. Las mujeres han perdido, en términos de seguridad y libertad en los últimos años, una barbaridad. Es decir, es un retroceso en algo que venía desarrollándose desde hace casi un siglo, en el que poco a poco habían ido mejorando su estatus, su papel dentro de la sociedad, sus niveles de libertad y seguridad. El papel de la mujer, cuando empieza el franquismo, no es el mismo que cuando acaba el régimen. Y la situación de la mujer cuando acaba el franquismo no es la misma que cuando estábamos en los años 80 o 90 y teníamos una democracia desarrollada. Siempre ha mejorado, hasta los últimos cinco años. Hasta la aparición de Podemos, del Ministerio de Igualdad, de las políticas de género, de las políticas ideológicas que anulan lo profesional. A partir de ahí, la mujer empezó a estar mucho más insegura y, por lo tanto, a tener mucha menos libertad. Es la primera vez que pasa en 70 u 80 años. La mujer siempre había avanzado hasta ahora.
- ¿Por qué las mujeres están más inseguras ahora? ¿Por culpa de los hombres?
- No, están mucho más inseguras porque hemos llenado nuestras calles, nuestros barrios, de miles de personas que, por el descontrol de fronteras, no sabemos de dónde vienen, si vienen de la cárcel -que muchos vienen de prisión- de cometer delitos. Pero lo que sí sabemos es que vienen de culturas donde la mujer es nada, cero, un cero a la izquierda. Es un objeto. Lo vimos, por ejemplo, esta Nochevieja en Alemania, como ya había ocurrido años atrás. Un grupo de hombres de origen norteafricano rodea a una joven alemana, algo que también podría suceder en España. ¿Por qué ocurre esto? Porque, en sus países, una chica joven y soltera no puede ir sola por la calle a medianoche; debe ir acompañada de un hombre de su familia. Aunque las leyes en Alemania no lo prohíben, el mensaje que quieren enviar es claro: «Nosotros sí lo prohibimos». Por eso la rodean, la humillan, la manosean e incluso, en algunos casos, llegan a violarla. Esto refleja la creación de una sociedad paralela que rechaza las reglas, valores y dinámicas sociales de Occidente, especialmente en lo referente al papel de la mujer. Con estas acciones quieren demostrar que no aceptan esa cultura. Su mensaje es: «Tienes tus leyes y tu forma de vida, pero yo no las respeto». Estas sociedades paralelas imponen su visión, donde una joven de 17 años no puede caminar sola a medianoche en Nochevieja, sino únicamente acompañada de un hombre de su familia. Este fenómeno ya se ha consolidado en países como Francia y Suecia, y lamentablemente está empezando a surgir también en España.
- Este es un discurso incómodo, sobre todo para las élites que usted mencionaba antes, y es un discurso que solamente mantiene Vox en España ahora mismo. No hay nadie más que avise sobre esto de manera tan clara.
- Solo lo hace Vox. Lamentablemente, hay dos partidos que han gobernado y son presos de sus decisiones, que además están bastante de acuerdo en todo lo referente a la Agenda 2030 y en lo que afecta a la criminología y al crimen. Los dos grandes ítems, que son la ideología de género y la inmigración, los dos los han aceptado, los dos han participado de las leyes y los dos han creado un negocio alrededor de un drama. La ideología de género es un negocio porque ya mueve miles de millones, porque coloca en puestos a miles y miles de personas, a todos los niveles de administración pública: local, ayuntamientos, concejalías de igualdad, provincial, autonómico, fundaciones… Son miles de personas. Normalmente, los negocios tienden a expandirse y a perpetuarse. Nadie quiere cerrar un negocio si vive en él. Hay miles de personas viviendo de este negocio. Y que no se acabe nunca, es decir, no solucionar problemas sino mantenerlos, sostenerlos para mantener gigantescos presupuestos. El PP ha caído en esto, es evidente. Va de la mano del PSOE a la hora de hacer las leyes, de aprobarlas, de las concejalías, de todos los puestos referentes a esta materia. Y lamentablemente todavía hay una parte de la población que no juzga a sus políticos por los hechos, por lo que producen, sino por sus intenciones. Entonces, da igual que llevemos 20 años con la ley de violencia de género y miles de millones gastados. Da igual que no haya ya administración que no tenga un puesto dedicado específicamente a esto. Y el número de mujeres asesinadas no desciende. Pero todavía hay gran parte de la población que no sabe ver esto, que no juzga a los políticos, sino que entiende que su partido político es su equipo de fútbol y hay que defenderlo hasta el final.
En inmigración pasa exactamente igual. PP y PSOE acaban de pactar la legalización de cientos de miles de inmigrantes ilegales. No recuerdo ahora la cifra exacta. Pues bien, la gente debe de saber que prácticamente todos los partidos europeos están virando en la política de inmigración. Sobre todo a nosotros nos afecta Italia. Todos están restringiendo mucho, dándose cuenta de que es un problema alarmante. Pues España hace todo lo contrario. Para las mafias de tráfico de seres humanos, España ahora mismo es el destino preferido.Cuando un país como España legaliza de golpe a 700.000, 800.000 inmigrantes ilegales, el norte de África tiembla. La tierra tiembla literalmente, te lo dicen los guardias civiles cuando hay una avalancha. ¿Qué quiere decir que tiembla? Que hay miles y miles de personas que dicen, «ya podemos entrar y además tenemos que ir ahí, porque ahí vamos a llegar, no nos van a expulsar y con el paso del tiempo nos van a dar papeles». Esto es la panacea para los traficantes de seres humanos. Y nosotros lo que hacemos es arriesgar la vida de esta gente en el mar,ya que muchos mueren. Y además, cuando llegan aquí, ¿qué tenemos para ellos? Que deambulen por nuestras calles, que acaben metiéndose en mafias del crimen porque no tienen otra manera de acceder a los recursos que nosotros sí tenemos y que están viendo a su alrededor: móviles, bicicletas, coches… Lo están viendo. Ese mundo existe. Y dicen, «Yo no puedo acceder a esos recursos. Alguien me dijo, ‘Welcome Refugees’ Pero me engañó. Aquí no está para recibirme, nadie me ha dado un welcome. Nadie me ha dado un trabajo, absolutamente nadie». Y los tenemos pululando por la calle, normalmente, de una manera tribal.
Desde la criminología, esto se explica de la siguiente manera: cuando muchas personas no tienen nada que hacer, pertenecen a otra cultura y comienzan a darse cuenta del engaño al que han sido sometidas, empiezan a odiar al país al que llegaron. Este odio surge porque ese lugar no les ofrece lo que pensaban que obtendrían, lo que las lleva, por una tendencia tribal, a unirse entre ellas.Tienden a unirse para hacerse fuertes, para convertir la incertidumbre en seguridad. Y esa unión es el origen de las bandas. Esa unión es el origen de esos grupos que luego salen por ahí y vemos delinquir y cometer atrocidades. Es un concepto de vuelta a lo tribal. «He venido a Europa, no hay nada en Europa para mí. Voy a intentar acceder a los recursos que hay en Europa, por las buenas o por las malas».
- Lo que propone Vox no es precisamente popular. Y me da la impresión de que es difícil de llevar a cabo, ¿no?
- No, no es difícil de llevar a cabo. Eso es lo que intentan hacernos creer.
- Lo digo por cómo está montado el sistema.
- Sí, pero claro, es que el sistema hay que verlo.Los grandes partidos intentan hacernos creer que es algo muy difícil, para justificar la inacción. Si le preguntas a alguien del PSOE o del PP, esa será su respuesta: « Es que no se puede, es que no se puede expulsar, es que no sabemos de dónde son». Bueno, pues esto es absolutamente falso. Afirmar que no saben dónde están personas a las que se les da un móvil y dos horas diarias para hablar desde los centros con sus familias resulta poco creíble. Si tienen un móvil y contacto con sus familias, ya se puede saber dónde están. No hace falta exagerar, ¿verdad? Lo que realmente se necesita es interés, intención y trazar planes claros. Meloni ha tomado una medida interesante: externalizar o intentar externalizar puertos en el norte de África. Aunque algunos la llaman «la medida de Meloni», en realidad es una estrategia que Australia implementó hace 20 años con gran éxito bajo el conocido modelo no way. Incluso, yo mismo propuse esta idea en el Parlamento Europeo hace dos años, invitado por Jorge Buxadé. Sin importar quién la proponga –Meloni, Australia o Vox–, lo importante es que es una medida efectiva. Sin embargo, en España, los dos grandes partidos no quieren aplicarla.
Cuando muchas personas no tienen nada que hacer, pertenecen a otra cultura y comienzan a darse cuenta del engaño al que han sido sometidas, empiezan a odiar al país al que llegaron.
La lógica es sencilla: si externalizas uno o dos puertos en el norte de África, todas las personas rescatadas en el mar se trasladan a esos puertos bajo condiciones de seguridad jurídica, física y personal. Allí se les documenta y, posteriormente, se les devuelve a sus países de origen. ¿Por qué allí sí se logra documentarlos? La experiencia australiana demuestra que, al llegar a otro país africano, estas personas no niegan ni ocultan su lugar de procedencia. No hacen ese viaje para quedarse en otro país pobre, prefieren regresar a su país antes de permanecer allí. Por lo tanto, todos acaban declarando su origen. Además, el traslado se realiza en barcos propios, no en cayucos, lo que garantiza su seguridad física.
Ahora bien, ¿hay países en África que aceptarían esta solución? Sí, algunos estarían dispuestos, aunque otros no. Por ejemplo, Marruecos se muestra reticente. Sin embargo, esto es una cuestión de negociación: Marruecos tiene una balanza comercial muy favorable con España, lo que ha impulsado su expansión económica gracias a los productos que compramos, desplazando a productores españoles. Esto es un «quid pro quo»: si quieren mantener esas ventajas comerciales, deberían establecer un puerto con estatus de sede diplomática, donde nuestros barcos puedan operar con las mismas facilidades que los suyos. Si no aceptan, esas balanzas comerciales podrían revisarse.
Para llevar esto a cabo, se necesita un gobierno fuerte y un liderazgo decidido. Alguien como Meloni en Italia o, en el caso de España, Santiago Abascal. Ni Feijóo ni Pedro Sánchez están a la altura de este desafío. Si logramos un liderazgo coordinado en el Mediterráneo, con figuras como Meloni en Italia, Abascal en España y líderes similares en Grecia y Francia, este problema podría resolverse en dos años. Con el apoyo del Parlamento Europeo y cuatro líderes fuertes, la solución estaría al alcance. Solo se necesitan líderes valientes.
- Ha nombrado usted varias veces a la Agenda 2030. ¿Qué tiene que ver en todo esto?
-La Agenda 2030 lo condiciona todo desde una perspectiva ideológica, afectando las políticas de los países porque el Parlamento Europeo tiene un enorme poder a través de la distribución de millones en fondos. Esto impacta en todos los ámbitos, incluido el crimen. Si tienes una política que promueve el descontrol de fronteras y permite la entrada masiva de inmigrantes ilegales, se debe a que las élites económicas han comprado a las élites políticas. Estas élites necesitan mano de obra barata que ya no encuentran entre los jóvenes europeos, quienes no aceptan trabajos como pedalear 12 horas por 1.100 o 1.200 euros.
Las élites económicas impulsaron este sistema porque los modelos tradicionales, como el fordismo o el taylorismo, que generaban clases medias, quedaron atrás. Ahora vivimos en un modelo de just-in-time, delivery y producción ágil, donde lo que buscan es reducir costos al máximo. Así, estas élites decidieron abrir las fronteras para traer mano de obra barata, lo que se traduce en la creación de sociedades paralelas con personas que ni respetan ni comparten nuestra cultura.
La solución no es solo legalidad. Por supuesto, hay que controlar quién entra y cuántos entran, pero también es fundamental que quienes lleguen respeten nuestra cultura e integren nuestras dinámicas sociales. La integración no es opcional. Modelos como los de Francia, Suecia o Inglaterra, donde se han promovido procesos de aculturación bajo la premisa de que «todas las culturas son iguales y respetables», han sido un fracaso. Ejemplo de esto es Inglaterra, donde durante dos décadas bandas de bangladesíes y pakistaníes –ciudadanos británicos, taxistas, camareros– violaron a miles de niñas, solo en un pueblo unas 1.200. Esa permisividad cultural ha llevado a una catástrofe social.
La civilización occidental es la más libre y próspera que ha conocido la humanidad. Si alguien huye de un estado fallido, lo hace hacia Occidente. Quien llega aquí debe integrarse y respetar esa civilización. No es negociable. Si alguien viene a trabajar, bienvenido. Pero si viene con la intención de cambiar nuestra cultura y no se integra, debe ser expulsado. La defensa de nuestra civilización no es solo un derecho, es una obligación.