La Universidad de Córdoba, lo woke y pelis de nazis
Me gustan los viejos bares de carretera, los auténticos, no esas nuevas y actualísimas suscursales a su modo bancarias, que se parecen más a un Starbucks a ambos lados de las carreteras que a un lugar sensato donde comer menú del día de tres platos, pan a tutiplén, mantel de papel y media botella de Valdepeñas con gaseosa. Sus olores, sus vitrinas con los productos del lugar: botijos, botas de vino, tortas, facas o embutidos altos en colesterol. De aquí a nada es posible que los prohíban por no ser correctos. Y fue allí, en uno de esos maravillosos bares de carretera, donde leí la noticia de la Universidad de Córdoba.
La ideología «woke» -qué palabrita- surgió en las universidades norteamericanas hará hace un par de décadas. Venía a defender -e imponer- una cruzada contra una supuesta injusticia universal para con unas supuestas minorías. Que si la ideología de género, que si la cultura de la cancelación, que si la abuela fuma. Multiculturalidad y demás memeces. Desde entonces y hasta ahora, en espeluznantes aquelarres públicos, se han prohibido libros, formas de pensar y de sentir, opiniones, al amparo de este desaguisado woke. Que a uno le gusten las mujeres, por ejemplo, para ellos, los wokeros, no está del todo bien visto. No es del todo guay.
Hace pocos días, con un comunicado oficial, el Equipo de Gobierno de la UCO -Universidad de Córdoba- ha decidido cesar la actividad en sus perfiles institucionales en X -antes conocida como Twitter-, en respuesta a los cambios en esta red social que han favorecido comportamientos contrarios a los valores democráticos. Lean bien: va-lo-res-de-mo-crá-ti-cos. Lo que viene a decir que aquellos estudiantes, profesores asociados, catedráticos, señoras de la limpieza y hasta el camarero de la facul, que trabajan en la UCO y no piensen como su Equipo de Gobierno, son unos impenitentes y crueles fachas. Malos, pero malísimos.
Elon Musk -ese señor tan raro, tan rico, tan de moda- dueño de la mencionada red social X hace declaraciones y entrevistas que levantan, según leo, sarpullidos entre la progresía globalista. Y, que Dios nos coja confesados, también entre responsables públicos e institucionales cordobeses. Azote de wokeros cordobeses, será eso, no creo yo que el señor Musk haya oído hablar jamás sobre Córdoba, ni que -siguiendo la tradicional e inexistente educación geográfica estadounidense- sepa señalar nuestra ciudad con un dedo en un mapa. Pero, hete aquí, que los de la UCO, ofendiditos por no se sabe bien qué, están obsesionados con este señor y su red social. Y, enfurruñados, creyéndose paladines de la libertad se han dicho: «Ea, pues nos piramos de la red social de ese señor tan nazi (sic)».
Soy muy aficionado a las pelis de nazis, sobre todo las de Serie B incluso Serie Z, es decir, divertidas, cutres y libres. Desde «La Cruz de Hierro» de Sam Peckinpah a los «Surfistas nazis deben morir». Me pierden las nuevas pelis de zombies nazis. Claro que, de aquí a nada, los nazis serán sustituidos por los rusos como los Malos de la Historia.
Ante esta neo-política infantil y perversa woke me quedo con aquello que dijo Dante: «Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral».
Así que, en cuanto acabe de escribir este artículo, pasado el Ángelus, bajaré al ultramarinos de Antonio. Allí, en la puerta de la calle, nos juntamos los del barrio a beber botellines helados. Y hablaremos sobre lo divino y humano, libremente, lejos de la mirada aviesa de los mandamases de los jefazos de la UCO y los nuevos tribunales sistémicos que deciden qué debemos pensar, hacer y ver.
Y es que, con esto de la cultura de la cancelación, los de la UCO parecen estar tarareando aquello de: Se nos rompió el amor de tanto usarlo. Como cantara la Jurado.