Invertir o pagar salarios, la dura realidad de la Unión Europea
Es imprescindible facilitar la llegada de capital al mercado, generar nuevos unicornios y, sobre todo, evitar que se trasladen a Estados Unidos
Mario Draghi, en su informe, lo dejó bien claro: la Unión Europea necesita invertir 800.000 millones de euros al año para no perder el tren de la competitividad.
Europa necesita reducir su burocratización, sus normativas, cambiar sus procesos administrativos y agilizar la creación de nuevos proyectos empresariales. Es imprescindible facilitar la llegada de capital al mercado, generar nuevos unicornios (empresas que alcanzan una valoración de 1.000 millones antes de sus primeros 10 años de vida) y, sobre todo, evitar que esos unicornios se trasladen a Estados Unidos por motivos económicos, fiscales, contables o debido a la facilidad para su desarrollo.
En definitiva, la Unión Europea necesita crear un entorno favorable para el desarrollo empresarial, garantizar seguridad jurídica que elimine el temor a un ataque público a través de los impuestos, y fomentar un ecosistema propicio para el nacimiento de nuevas empresas, startups, que aporten innovación y nos hagan más atractivos y competitivos.
Donald Trump, en su mensaje a los asistentes de Davos, dejó claro que quien no invierta en Estados Unidos estará fuera de su interés y será penalizado con aranceles del 100%. Aunque los aranceles al 100% son una de sus típicas exageraciones, su advertencia sobre la falta de interés en países y empresas que no inviertan en Estados Unidos, esa sí es una promesa que cumplirá.
Tan decidido está que, apenas sentado en el despacho oval, se confirmó que entre SoftBank (Masayoshi Son), OpenAI (Sam Altman) y Oracle (Larry Ellison) van a invertir 500.000 millones de dólares en los próximos cuatro años en el desarrollo de grandes centros de datos. Comenzarán con los primeros 100.000 millones en el estado de Texas, donde estiman crear 100.000 puestos de trabajo, no precisamente para camareros o con salarios de camareros, como lo que fomenta Yolanda Díaz, sino para ingenieros de alto nivel, muy bien pagados.
A esto hay que sumar los 10.000 millones de Amazon para ampliar sus centros de datos en Ohio, o los 11.000 millones destinados a lo mismo en el estado de Georgia. También los 80.000 millones de Microsoft, de los cuales al menos la mitad se quedarán en su país, o los 7.000 millones invertidos en el último trimestre por Google, todos destinados a Estados Unidos.
Sin embargo, al buscar información sobre inversiones en la Unión Europea, lo único relevante que aparece es una inversión de 10.000 millones de Amazon en Alemania para apoyar su expansión logística y crear 4.000 puestos de trabajo.
La burocracia en Europa dificulta cada vez más la realización de algo nuevo
Eso sí, en la Unión Europea no hay problema para seguir gastando en burocracia, que además genera normas, procesos y modelos de trabajo que solo sirven para autoalimentarse. Todo esto dificulta cada vez más la realización de algo nuevo y justifica su propia existencia.
Un ejemplo claro es que, sin invertir nada en inteligencia artificial, ya hemos regulado el sector. Mientras en Estados Unidos se invierten miles de millones de dólares, en Europa nos limitamos a regular.
Europa, capital de la regulación
De media, los países miembros de la Unión Europea dedican 1 de cada 5 euros de su gasto público no a invertir, sino a pagar burócratas. Ludwig von Mises, uno de los padres de la Escuela Austríaca de Economía, ya decía en 1944 en su libro Bureaucracy: «La burocracia está diseñada para cumplir reglas y procedimientos, no para alcanzar resultados eficientes». Yo añadiría que, con el tiempo, una de sus mayores satisfacciones es complicarlo todo con normas y procedimientos cada vez más complejos.
Un ejemplo reciente: el 29 de octubre se produjo la DANA en Valencia. Tres meses después, de los 16.600 millones prometidos por el gobierno, no se sabe cuánto ha llegado, ni cuándo, ni a quién. Eso se llama «eficiencia burocrática».
Para evidenciar que los países miembros de la Unión Europea se dedican más a mantener la burocracia que a invertir, he preparado esta información:
Todos los países miembros de la Unión Europea han gastado, en los primeros nueve meses del año, 1,334 billones de euros en salarios, lo que equivale a un 20,9% del total del gasto público. (En el próximo artículo les mostraré lo que representan los salarios y la inversión pública sobre el PIB, y llorarán).
Solo unos pocos países demuestran tener algo de sentido común: Alemania, que dedica el 16,5 % de todo su gasto a salarios públicos, Italia, que le dedica un 17,9 %, Países Bajos, con un 18,9 % y Austria, que está una décima por debajo de la media, con un 20,8 %.
A partir de aquí, ya podemos observar que 23 países están por encima de esta media. España ocupa el puesto número 12, con un 24,5%. Esto significa que de cada cuatro euros gastados, 1 euro se destina a pagar salarios. Esto equivale al 10,5 % del PIB, mientras que la inversión pública representa solo el 2,7 %.
Pero este análisis lo dejaremos para el siguiente capítulo.
Por ahora, lo que queda claro es que los países miembros de la Unión Europea, con sus élites al frente, prefieren destinar recursos a pagar salarios públicos, mantener una enorme burocracia, y complicar con normas y procedimientos la diversificación empresarial. Desde luego, no parece que las nuevas tecnologías sean una prioridad para ellos.
Eso sí, la descarbonización al poder.