Cien años de la muerte de Manolete padre, ¿el torero con gafas?
El diestro sufrió una enfermedad ocular que le retiró progresivamente de los ruedos
Aquella canción de 1990 de No me pises que llevo chanclas no andaba en absoluto descaminado. En el mundo del toro se ha mantenido que no ha habido diestros con gafas ni con bigote y el grupo de Pepe Begines ironizó sobre esta cuestión cuando en Córdoba se ha mantenido, aunque no haya pruebas que lo certifiquen, que Manolete padre lidió en los ruedos con las gafas que habitualmente usaba en su ámbito doméstico, ya que tenía una enfermedad ocular que se fue agravando con el tiempo.
Manuel Rodríguez Sánchez 'Manolete' -de igual nombre, apellidos y apodo que su hijo- hace hoy precisamente cien años que murió en su domicilio de la calle Benito Pérez Galdós. Su esposa, Angustias Sánchez, quedaba por segunda vez viuda de un torero, ya que con anterioridad había estado casada con Rafael Molina Martínez 'Lagartijo Chico', sobrino del primer califa.
De casta torera
La figura de Manolete padre quedó eclipsada por la de su hijo y la leyenda que vino tras la cornada mortal de Linares. Este diestro había nacido en Córdoba en 1883, en el barrio del Matadero Viejo, por lo que en él concurrían dos de las circunstancias más habituales en los chavales de la época. Por una parte, estaba emparentado con dinastías de abolengo taurino, como las de Pepete, Bebe Chico o Lagartijo; por otra, que su futuro pasaba por vestirse de luces.
Y así fue. Con sólo 13 años formó parte de la denominada Cuadrilla de los Niños Cordobeses, con la que recorrió numerosos ruedos acompañado como banderillero a Rafael Molina 'Lagartijo Chico' y de Rafael González 'Machaquito'. Así estuvo tres años hasta que consideró que podía dar el salto y formar pareja artística con Francisco Molina 'El Frasqui' y así probar fortuna. Al parecer ésta se mostró esquiva, ya que las crónicas recogen que los chavales sólo actuaron en las plazas de Córdoba y Barcelona.
Este revés no hizo mella en la afición taurina de Manolete padre, que quería llegar lo más lejos posible. Con 20 años decide emprender la carrera como novillero. En los primeros años no tuvo suerte, pero a partir de 1906 remontó y llegó a anunciarse en 45 tardes. Dominaba todas las suertes pero el estoque no era uno de sus fuertes, por lo que al final acababa malogrando muchas buenas faenas.
La alternativa
Esta racha le hizo verse fuerte para dar el salto y tomar la alternativa. Ocurrió en la vieja plaza de toros de Madrid, en la tarde del 15 de septiembre de 1907. En el cartel, dos figuras del momento: Rafael González 'Machaquito', que ofició de padrino, y Casto Jaureguibeitia 'Cocherito de Bilbao', que hizo de testigo.
Como matador de toros, Manolete padre tuvo que bregarse para abrirse hueco. Los primeros años no fueron nada fáciles, pero a base de tesón consiguió destacar y en la temporada de 1910 llegó a torear 41 tardes, que no estaba nada mal para la época.
El salto a América
En estos años acumula una serie de logros como la única oreja cortada en los sanfermines de 1908 tras encerrarse con cuatro toros, el mano a mano con Mazzantinito en la plaza El Toreo de México, o haber matado en Caracas el primer toro español, que era del duque de Veragua, entre otros.
Con el viento a favor consigue así destacar unos cuantos años, pero Manuel Rodríguez no contaba con la aparición en escena de dos diestros que iba a revolucionar el mundo del toro: Joselito y Belmonte.
La enfermedad en la vista había comenzado a manifestarse, lo que mermaba considerablemente sus condiciones en el ruedo. En sus últimos años en activo sólo toreó en Córdoba, en el desaparecido Coso de los Tejares y cada vez con menos facultades.
Los últimos años
Antes, en 1912, contrajo matrimonio con Angustias Sánchez, la albaceteña que ya era viuda de Lagartijo Chico. La boda se celebró en la iglesia de Alcolea tras regresar Manolete de su periplo americano.
En su domicilio de la calle Conde de Torres Cabrera nacería el 4 de julio de 1917 su único hijo varón, Manuel, que heredaría los genes taurinos de su padre. Los últimos años de Manolete estuvieron dedicados a su familia, a su tertulia en el Club Guerrita y a luchar tanto contra la pérdida de visión como contra la enfermedad que terminaría con su vida. Falleció el 4 de marzo de 1923.