El turismo no puede hacer los deberes de la economía española
El gasto acumulado en España en lo que va de año 2023 asciende a 35.405 millones de euros
Los datos turísticos del pasado mes de mayo dejan palpable la buena salud de la que goza nuestro sector turístico y como consecuencia de ello, vemos el reflejo de dicho resultado en las cifras récord en materia exportadora y de inversión extranjera. No obstante, cada año se sigue escuchando la misma pregunta de siempre: ¿Por qué no desarrollamos la industria? ¿Por qué no desarrollamos otros sectores? «No podemos depender del sector turístico para que nuestra economía haga los deberes» Año tras año la misma frase, la misma realidad… Pero, realmente ¿podemos hacer algo como economía? ¿Qué tiene de malo tener un sector turístico tan potente?
Para comprender el asunto, el sector exterior de un país consta de dos partidas, básicamente inversión extranjera y exportaciones. El turismo está dentro de la partida de exportaciones, que supone un flujo e impacto directo e inmediato para el PIB (riqueza nacional). El problema que subyace de las preguntas iniciales es la enorme dependencia que ha tenido y tiene históricamente el sector del turismo para nuestra economía, cosa que hace que se reduzca y siga reduciéndose la productividad, ya que el sector turístico español, es un sector con grandes deficiencias tecnológicas todavía.
Por ejemplo, Austria tiene una economía más dependiente del turismo que la economía española y aún así, cuenta con un 4,6% de paro frente al 12,7% de España. Lo que significa que a nuestra economía le falta productividad y no, el turismo no es el problema, si no la economía austriaca tendría una tasa de paro mayor, ¿no creen?
Es muy buena noticia que nuestro sector turístico haya alcanzado ya las cifras de 2019 y sigamos creciendo y sigamos en la senda de intentar que las empresas sean capaces de generar mayores cotas de valor añadido, lo que generaría incrementos de la productividad, eso sí, sin la arrogancia de pensar que desde Moncloa (sea el partido que sea) se puede decidir qué sector «tira de la economía o cual no». España goza de una cultura, clima, gastronomía, arquitectura, parajes naturales y turísticos muy ricos y diversos ,lo que hace que año tras año nos aupemos a la pole de los países más visitados del mundo.
¿Cómo se puede ser tan arrogante para pensar que se puede revertir esa situación con una ley? La clave no es querer que de forma «artificial» pese más la industria que el turismo en el PIB nacional, no, la clave no es más que incentivar profundamente el tejido productivo para que sea capaz de generar mucha más inversión en tecnología, inteligencia artificial y mejoras que le ayuden a imprimir en todos sus procesos niveles superiores de valor añadido y obviamente, todo esto se traduciría en sustanciales incrementos de la productividad, menor desempleo y mayores salarios.
La economía española actual se sostiene gracias al sector exterior, en parte potenciado por el turismo (recuerden, integrado en la partida de exportaciones) mientras que el gasto público se contrae, el consumo también se debilita mes a mes y la inversión privada muestra síntomas de agotamiento. Es cierto, el turismo no puede hacer los deberes de la economía española, sin embargo, también es cierto que el camino a seguir no es el propuesto año tras año por los diferentes gobiernos, ¿Qué tal si cogemos otro camino?
La fatal arrogancia de la que tanto hablaba el famoso economista Hayek, en ocasiones acompaña el discurso político sobre determinados sectores. Tras varias décadas de la política del intervencionismo y la subvención a «sectores estratégicos» ¿Qué tal si la cambiamos por políticas de incentivos económicos, laborales y fiscales para sectores como el turístico? Eso sí, primero deberían hacer autocrítica sobre los muchos años de políticas fallidas.
¿Creen que lo harán? Yo tampoco.