De comienzo en comienzoElena Murillo

Sentir el otoño

Actualizada 04:30

Transcurridos unos días desde el inicio oficial de la estación, parece que el otoño se está dejando sentir. Las primeras lluvias del comienzo de la semana trajeron consigo el deseado halo de melancolía que se empieza a añorar cuando llegan estos meses. El ambiente refresca en el momento en que las jornadas se van haciendo más cortas.

El otoño invita a dejarnos envolver por las lecturas sosegadas que, acompañadas de un humeante café, ocupan las tardes lentas, apacibles, pausadas. Unas tardes que también se aprovechan para recordar la misma temporada en años pasados. Así es como vuelve al pensamiento la luz áurea de la parte alta de la ciudad de Bérgamo cuyo protagonismo aparece en esta época a través de colores amarillos, cálidos, donde los tonos ocres se muestran como un sencillo, al tiempo que distinguido, revestimiento en las copas de los árboles.

Aparece el recuerdo de la sierra de Albarracín, cuna del Tajo, luciendo cubierta de un buen manto en el que tienen cabida todo tipo de setas, tóxicas y comestibles, contándose en una diversidad que mis ojos no han alcanzado a ver en otro espacio. Desde la llamativa amanita muscaria o matamoscas, que atrae por su tonalidad roja intensa y que es venenosa, hasta los suculentos níscalos (lactarius deliciosus) o los boletus edulis por citar algunas especies.

En un punto más próximo a nosotros, los colores del otoño se pueden encontrar en el castañar de Valdejetas. Será en fechas muy próximas cuando esté dispuesto para ser recorrido en un paseo que ya habrán formado, simulando una alfombra, las hojas caducas de los castanea sativa, esos castaños que configuran un paisaje emergente al dejar atrás el verdor característico de la zona de Trassierra. Escondidas en cápsulas espinosas, las castañas también evocarán los ricos pasteles que, en la intimidad de la clausura, elaboran con mimo las Madres Carmelitas Descalzas de Sanlúcar la Mayor.

El otoño es olor a guisos, cremas y sopas. Olor a chocolate caliente en tanto se percibe la tierra mojada. Y también periodo de cosechas, de granadas y membrillos.

Nada mejor que sentir el otoño. Hoy lo hago con una maravilla entre mis manos que no me resisto a compartir, con el primer día de cosecha del aceite Juan Colín, una joya para el paladar que ha sido recolectado y extraído entre los días 27 y 30 de septiembre y cuya nota de cata reproduzco: «en nariz presenta un frutado intenso (8/10) a fresca aceituna verde. Sobresalen los aromas verdes a hierba recién cortada, almendra verde y planta de tomate. En el plano frutal destaca el plátano verde y la uva blanca. En boca el zumo entra fluido y dulce, le sigue un picor muy agradable y persistente, muy balanceados entre sí. Su retrogusto presenta un intenso recuerdo a la naturaleza viva, al campo verde con recuerdos a alcachofa y nuez. Fantástico aceite en su conjunto, muy complejo y persistente al gusto». Una delicia que me estoy habituando a degustar al inicio de la presente estación y de la que nadie se debería privar.

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