Una santa en constante actualidad
Estos días en los que Santa Teresa de Jesús ha vuelto a ser actualidad, releía algunos pasajes de un libro sobre la presencia carmelitana en la provincia de Córdoba que se había presentado en el mes de julio en el Convento de San José (San Cayetano). Una obra de fácil y rápida lectura que muestra la importancia del Carmelo en la localidad cordobesa. Fantaseaba, inmiscuida en el relato, con la imagen de una señora mayor que, queriendo pasar por aquí de puntillas, sin apenas ser vista porque en ese momento la Inquisición expurgaba su Libro de la vida, se da de bruces con las fiestas que tenían lugar en una ermita, actual parroquia de San José y Espíritu Santo. De traumático calificó el Padre Óscar Aparicio (O.C.D.) el paso de Santa Teresa por nuestra ciudad. Parece que el calor de un 22 de mayo no le sentó nada bien. Ella misma diría que la iglesia estaba atestada y que «el alboroto de la gente era como si entraran toros».
Como decía anteriormente, la santa andariega, querida y admirada por muchos, en estos días está más presente que nunca en nuestras vidas. Esto se debe a que algo más de un siglo después, el sepulcro, en Alba de Tormes, se volvía a abrir para proceder a realizar un nuevo examen del cuerpo, aún hoy incorrupto, de Teresa. El día 20 de agosto, el General de la Orden Carmelita, Padre Miguel Márquez, detallaba en rueda de prensa un estudio que se ha programado en tres fases: apertura y toma de imágenes, radiografías… para el análisis; estudio y conclusiones científicas; y posibles intervenciones para mejorar la conservación de las reliquias y del cuerpo.
Una vez concluida la primera fase, de lo más emocionante me atrevería a decir, ésta deja para la posteridad documentos gráficos espléndidos como el protagonizado por los Padres que portaron el sepulcro desde su lugar de veneración hasta la sala dispuesta para llevar a cabo los primeros trabajos; o ver reunidos junto al cuerpo, los relicarios con el corazón, el brazo y la mano. Un reducido grupo formado por el tribunal eclesiástico compuesto para la ocasión, la comunidad de Madres Carmelitas de Alba de Tormes y algunos religiosos, fueron entonando el Te Deum de manera sencilla, a la par que solemne, en la intimidad de la clausura del Monasterio de la Anunciación.
A falta del informe que será conocido una vez terminados los trabajos de investigación, el prior de los carmelitas de Alba de Tormes expresaba su satisfacción por el estado de conservación de las reliquias de Santa Teresa, que los científicos han calificado como excepcional. Y, además, estos últimos días de agosto han traído la certeza de la complexión física, frágil, que tenía; del estado de su cuerpo, que permanece íntegro; y del padecimiento de una cifosis que le provocaba una curvatura en la espalda y la obligaba a respirar con dificultad, junto a otras dolencias como reuma y artrosis en una rodilla.
Para que se haya podido abrir el sepulcro, han debido dar su autorización el Santo Padre, el General de la Orden Carmelita Descalza, el Rey, el Duque de Alba, el obispo de Salamanca y las Madres Carmelitas Descalzas, pues curiosamente, tras la autorización del Papa, se han tenido que reunir las diez llaves necesarias para ello: tres para la reja del camarín, tres para la tapa de bronce que cubre el arca y cuatro para el arca de plata que contiene las reliquias. Tres llaves las custodia la priora de las Carmelitas de Alba de Tormes; otras tres el General de la Orden y se encuentran en Roma; tres más las conserva la Casa de Alba y están depositadas en el Palacio de Monterrey (Salamanca); y, la décima, pertenece a la Casa Real.
Quedan meses de trabajo por delante. Concluidas las labores encomendadas a los científicos, será posible conocer un poco más a una santa que permanece en constante actualidad.