La aceraAntonio Cañadillas Muñoz

Oro, incienso y mirra

Actualizada 04:30

Todo era un ir y venir con ciertas prisas por llegar a casa de los abuelos, de los titos… Los rostros transmitían el momento de felicidad que estaban viviendo y a la vez la incertidumbre por lo que encontrarían detrás del colorido envoltorio. De la mano de sus progenitores caminaban por nuestra acera hacia el destino del próximo regalo. La verdad es que los niños son mágicos, como la fiesta de Reyes. Ojalá ese motivo de paz, esperanza y humanidad lo tuviéramos todos los días del año.

Los padres también lucían el pequeño pellizco de regalo. El bolso, las gafas de sol, el pañuelo sobre el cuello, el reloj, … y hasta los zapatos, indicaban que la noche del día de la ilusión había pasado por casa. Ya era recuerdo la noche anterior, la Noche de Reyes, marcada no solo por la ilusión de los regalos y la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, sino también por la oportunidad de compartir momentos llenos de cariño, magia y expectación.

Todavía recordaba algunos de los saludos que escuchaba en los distintos puntos en los que me situaba para ver la Cabalgata la noche anterior. Al paso de Melchor, pude oír, … «Feliz Noche de Reyes, que la ilusión nunca deje de brillar en tu corazón» o «Que esta Noche sea tan especial como los deseos que guardas en tu interior». Lo decían amigos y familiares mientras les llovía un puñado de caramelos lanzados desde lo más alto de la carroza.

Una madre que le decía a su pequeña «Esta noche mágica es solo para soñadores como tú hija, … y recuerda dejar tus zapatos junto a la ventana, ¡los Reyes ya están aquí!». Y aquella en cierta forma más divertida como … «¡No olvides dejar en la mesa del salón unos mantecados, leche y una copita de anís para los Reyes y zanahorias para los camellos!» … «Esta noche es mágica... pero si te quedas despierto, los Reyes no llegarán».

Al paso ya de Gaspar, en una esquina con una acera más ancha y repleta de público, cambiaron el sentido de los saludos. Parecía como si la magia se incrementara al paso de su Majestad… «Los Reyes Magos nos recuerdan que los regalos más valiosos no se compran, se sienten», ... «Esta noche es el mejor momento para regalar esperanza y amor»... Parece como si todo se resumiera en recordar que la verdadera magia está en dar y compartir. Como si los hogares tuvieran que llenarse de salud y amor y disfrutar de la familia todo el año, y la magia de esa noche hacía reforzar los lazos de amistad y multiplicara la felicidad.

Junto a mí coincidieron un grupo de amigos, que sujetaban a sus pequeños subidos en los hombros para que estos pudieran ver mejor la cabalgata. Después del desfile se decían al despedirse, … «Amistades como la vuestra son el regalo que los Reyes siempre traen a nuestras vidas», a lo que le contestaban, ... «¡Espero que los Reyes os traigan tantos regalos como risas hemos compartido!».

Y llegó la carroza de Baltasar. El griterío de alegría e ilusión subió de tono. Los decibelios estaban entrando en la franja roja. Un amigo poeta se dirigía al rey diciéndole, cono si de una saeta se tratara, … «Tres coronas viajan bajo el manto estrellado, trayendo consigo un sueño dorado. Que vuestra magia no esté en los regalos, sino en el amor que dejáis a vuestro paso». Y pensé en lo que significaba esa noche para mi. La noche de Reyes me recordaba el amor de Dios y la fe en su mensaje, que los Magos me inspiraban a dar con humildad, caminando hacia lo bueno y lo verdadero, hacia la paz y la felicidad. Una vez más, el séquito de la noche sagrada, con la presencia de los Magos de Oriente, nos llevaba a celebrar la esperanza del nacimiento de Jesús.

Un grupo de jóvenes amigos en los que denotaba una intensa amistad de futuro, se decían, por parejas, y muy bajito, … «Tú eres mi regalo en esta Noche de Reyes. ¡Gracias por estar en mi vida!», … «Que esta noche mágica sea el comienzo de más sueños que podamos cumplir juntos», … O, ¡Los Reyes Magos trajeron oro, incienso y mirra, pero yo solo te necesito a ti”. Y al escuchar aquello del oro, incienso y mirra, me hizo pensar en su significado.

La Biblia afirma que el niño recién nacido, Jesucristo, representa la salvación para todo el mundo. Por eso los Reyes Magos le ofrecieron oro, que es símbolo de poder y divinidad. No solo es un metal precioso utilizado para la creación de objetos de lujo, sino que también tenía un fuerte valor simbólico. Es el Rey.

El incienso representa lo espiritual, ha sido utilizado durante milenios en diversas culturas con fines espirituales y medicinales. En Egipto, India y China, el incienso se quemaba durante ceremonias religiosas, purificaciones y rituales de sanación. El incienso representa su papel de Dios.

La mirra es una resina aromática. En la antigüedad, la mirra se valoraba no solo por su aroma, sino también por sus propiedades medicinales. La mirra es la definición del hombre que sufriría para salvar a la humanidad

Al pasar el coche de cierre de la cabalgata, me aparté hacia la muralla cercana para sacar un cigarrillo. Entonces me di cuenta de que aún permanecía junto a la cajetilla, mi carta a los Reyes Magos. Se me había olvidado dársela al Cartero Real. Fue entonces cuando, con la carta en la mano, me acerqué a la carroza del negro rey, el amigo de todos, y elevando el tono de voz le decía, mientras corría junto a su majestuoso trono, … “ ¡Toma mi carta Baltasar!. Pido algo muy barato.

¡¡¡Me gustaría que acabaran las guerras y genocidios en todo el mundo. No más muertes!!!. Que liberen a los rehenes. Que llegue el fin del sufrimiento de la población civil en todos los conflictos armados, y países dirigidos por dictaduras.

También pido un futuro que esté basado en los derechos humanos en todo el mundo. El derecho para las mujeres en Irán y otros países. Que el estado ofrezca uso de viviendas a bajo alquiler a las personas necesitadas, según sus posibilidades. Que aumente la inversión del estado en la sanidad pública. Que se trabaje en la consolidación de los derechos del niño, pero educándolo en sus deberes. Que sea realidad la inversión de las instituciones en espacios para acoger a los de la calle…. ¡¡¡Y sigue leyendo… que hay muchas cosas más!!! … Entonces me acordé de lo que quería de regalo para mi. Seguramente no llegara, porque el final de la carta decía, … «y lo que me ibas a traer a mi, empléalo en los afectados de la DANA.»

…¡ Y no olvidéis a los pobres, a los olvidados, a los niños abusados y explotados y a los que están enfermos, a las mujeres y hombres maltratados!...¡Y pensad en la agonía del que se come lo que no tiene, en la hipocresía del que aparenta lo que no es, en la fogata de los sin papeles, en el comedor del pobre, en la maldición del que quiere y no puede, en el derecho a la vida de los no nacidos!...

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