Crónicas desde la JMJ 2023
Segundo día: la JMJ de los pequeños
«Hoy son una multitud de jóvenes que intrépidamente se han puesto en camino buscando la verdad, ávidos de felicidad plena y no aquella que se esfuma cada día cuando la jornada llega a su ocaso»
Conmueve llegar a la Capellina de las apariciones en Fatima y ver cientos y miles de personas en un silencio sobrecogedor contemplando y musitando sus plegarias. Jóvenes que de rodillas transitan la Vía Sacra hasta las plantas de la divina Señora.
Tras saludar a Nuestra Bendita Madre iniciamos el Via Crucis por las estaciones que en antaño dejaron un grupo de húngaros para que todos pudiéramos compadecer con Cristo y asumir la contrariedad, el dolor y el sufrimiento como un tiempo para la remisión de nuestros pecados.
Una vía que transcurre por los lugares significativos de las apariciones a los niños de Fatima, primero, del Angel de La Paz, y Segundo, el de la Virgen un 19 de agosto y no el día 13 como era habitual. Un camino que nos sumergió en Ajustrel en la sencillez y humildad de los hogares de Lucia, Francisco y Jacinta.
El camino de vuelta a Cova de Iria lo hicimos a toda prisa sorteando los innumerables grupos de jóvenes venidos de todo el mundo para llegar a tiempo a la celebración de la Eucaristía en español en la Capellina. Hasta las 19:15 de la tarde se habían postrado ante la Virgen más de 200.000 jóvenes.
Desde luego, esta JMJ es la de los pequeños, nos decía el arzobispo panameño que presidía la celebración. Y es así. La primera «pequeña», la bendita Virgen que fue elegida por su sencillez y pobreza de Espíritu siempre abierta a la escucha de la Palabra De Dios. En el siglo pasado, los tres pequeños de Ajustrel, que en su más tierna infancia aprendieron del Ángel a orar, orar insistentemente por el perdón de los pecados y la conversión de todos los pecadores.
Hoy son una multitud de jóvenes que intrépidamente se han puesto en camino buscando la verdad, ávidos de felicidad plena y no aquella que se esfuma cada día cuando la jornada llega a su ocaso. Deseosos de valores permanentes que colmen sus expectativas de justicia, bondad, belleza y paz.
Llega a su fin una jornada cargada de emociones a las plantas de nuestra Madre. Un sin fin de iluminarias prende en el cielo de Cova de Iría signo de la fe bautismal llamada a ser testimonio de Cristo en el mundo. Por eso nos ponemos en camino, con sencillez e inmensa generosidad, para anunciar el amor De Dios. Invitar a los hombres a dejar que Dios sea Dios. Él es el camino, la verdad y la vida.
Rezad por todos los jóvenes para que encuentren en Cristo la razón de su vida.