El obispo, Demetrio Fernández, oficia la misa del día de Todos los Santos en el cementerio de San Rafael

El obispo, Demetrio Fernández, oficia la misa del día de Todos los Santos en el cementerio de San RafaelLa Voz

Santos y difuntos: el más allá

El obispo pide en su carta semanal "de vez en cuando levantar el vuelo, levantar la mirada y otear el horizonte más amplio que da sentido al vivir de cada día»

El arranque del mes de noviembre, con la festividad de Todos los Santos es el motivo al que dedica su carta semanal el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. En la misma, pide a los creyentes que presten atención a la misma, porque «necesitamos de vez en cuando levantar el vuelo, levantar la mirada y otear el horizonte más amplio que da sentido al vivir de cada día».

Explica que «los Santos nos hablan de otra vida mejor, de otra vida que continúa más allá del tiempo, de una vida junto a Dios, en su presencia, saciados de su semblante y abrazados por su amor eternamente», que es la vocación y el destino del creyente. Por esto, fija la meta en el cielo, «algo que puede esperar, porque el cielo es la unión con Dios Padre en su Hijo Jesucristo, hombre como nosotros, ungidos e impulsados por el Espíritu Santo».

De este modo, añade, «cuando contamos con esta perspectiva, la que da el tratar con las Personas divinas, nuestro corazón se ensancha, se dilata, se llena de plenitud», ya que «los Santos nos recuerdan esta manera de caminar por la vida. Ellos van delante, ellos han vivido sensatamente la vida, ellos gozan de Dios a plena luz e interceden por nosotros. Son nuestros hermanos mayores, que nos ayudan en el camino de la vida».

El purgatorio

Demetrio Fernández también tiene presentes a quienes aún no gozan de esa plenitud y «están aún purificándose». «El Purgatorio es la expresión última de la misericordia de Dios con nosotros, que nos hace evidente y palpable su amor y genera en nosotros por contraste el dolor precioso de la contrición», añade en su carta semanal.

Un aspecto importante es el de la oración por los difuntos. El prelado afirma que «son sus hijos preferidos, porque son los que más sufren en esa llama de amor por parte de Dios y del corazón humano en su presencia» y el suyo «es un sufrimiento lleno de esperanza, porque goza ya de la salvación». «Cuando rezamos por un difunto, cuando ofrecemos la Santa Misa por él, estamos haciendo no sólo un acto piadoso, sino un acto de comunión y solidaridad con los que necesitan nuestra ayuda y coparticipación», añade.

Por último, el obispo pide reflexionar sobre «cuál es el sentido de nuestro caminar por esta vida», porque «esta peregrinación conlleva sus lágrimas, sus sufrimientos y dolores, porque apartados de Dios nos hemos acarreado la ruina» y así «el amor de Dios irá calando en nuestro corazón abierto a ese amor para que sepamos reparar nuestros desvaríos y podamos retomar el camino del cielo».

Pueden leer íntegramente la carta semanal en este enlace.

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