El Pequeño Nicolás: «No estafé al empresario, le ayudé a petición suya»

Francisco Nicolás Gómez, de 28 años, se vuelve a sentar en el banquillo de los acusados. Esta vez defiende que fue la supuesta víctima la que le pidió ayuda para la operación y le solicitó un documento falso para convencer a su mujer.

El historial de juicios del Pequeño Nicolás se remonta a octubre de 2014, cuando fue detenido por presunta estafa. Desde entonces, ha comparecido ante diversos tribunales. A lo largo del tiempo, varios médicos han hecho una evaluación psicológica del joven y se han pronunciado en el caso. Por ejemplo, el médico que le ha atendido durante los últimos años ha afirmado que sufre un trastorno de personalidad: «sabe que algo está mal pero no puede evitar meterse en esa situación». Otros peritos, sin embargo, han explicado que el trastorno no le impide tener juicio para saber lo que hace y entender las consecuencias de sus actos.

La versión del acusado

En esta ocasión, el joven ha mantenido que en 2014 él colaboraba con el CNI. Según sus palabras, buscaba «llamar la atención» teniendo carpetas que simulaban documentos oficiales: «era para creerme algo que no tenía sentido, y esos documentos no se utilizaban».

El Pequeño Nicolás ha sostenido que no hubo estafa, ya que el empresario, Javier Martínez de la Hidalga, fue quien acordó con él los términos de la venta de la finca La Almedilla. El joven cobraría antes una provisión de fondos y se quedaría posteriormente con un 5% del precio de la venta.

Además, Nicolás Gómez afirma que el empresario también le pidió que convenciera a su mujer de llevar a cabo una operación que permitiría ganar al matrimonio una suma que ascendía a los 20 millones de euros. El joven accedió a falsificar un documento cuando el empresario le pidió: «Hazme algo así que sea bonito, parecido a lo que tienes en el coche» en referencia a los papeles que tenía con membretes o títulos referidos al Gobierno o al CNI. El acusado afirma que «solo era para que lo tuviera en casa, sin ningún uso».

Respecto a la visita que hizo a un banco el 10 de octubre de 2014 junto a de la Hidalga en la que según testigos el joven trató de sacar todo el dinero al matrimonio, ha asegurado que ese no fue el caso y que se desplazó hasta allí solo «para quedar bien» porque se lo solicitó el empresario.

La mujer del empresario: «Yo nunca me lo creí»

La mujer del empresario, Rosana Ferrero, se ha expresado en condición de testigo sobre el caso. Afirma que ella nunca creyó al joven y que fue quien alertó a su marido de que la situación parecía un fraude cuando se enteró de que su marido había ido al banco acompañado del joven: «Javier, ese muchacho parece que es un fraude. Que te devuelva el dinero».

La testigo ha afirmado que llegó a reunirse con Nicolás Gómez en un hotel en octubre de 2014 y que el joven intentó conseguir dinero suyo, a lo que ella respondió que no le iba a dar lo que pedía.

«No sé qué has hablado con mi marido, pero mi dinero no te lo voy a dar».Rosana Ferrero, mujer del empresario, a Nicolás GómezTestigo del caso

Qué pide cada parte

El mediático caso está dando mucho de qué hablar, y la Audiencia Provincial de Madrid ha dejado visto para sentencia el juicio. La Fiscalía pide 6 años de prisión por delito continuado de falsedad de documento oficial, usurpación de funciones públicas y estafa, pues se había hecho pasar por un enlace del Gobierno para engañar al empresario. Por otro lado, la Abogacía del Estado coincide y pide el mismo tiempo. Podemos por su parte, solicita 12 años por considerar que el joven habría consumado los tres delitos de los que se le acusa, pues no pertenecía al CNI ni al Gobierno pero fingió que así era. Además, no consideran que se puedan alegar atenuantes psicológicos como propone la defensa en caso de que se le declare culpable.

Hay peritos que consideran que el trastorno de personalidad no le impide tener juicio y saber lo que está haciendo

Por parte de la defensa, el letrado de Nicolás Gómez ha alegado que la presunta estafa no llegó a consumarse porque el dinero fue devuelto y el supuesto perjudicado no ve delito. El abogado también afirma que los documentos que se requisaron con los que se hacía pasar por miembro del Gobierno suponen «una falsedad burda, con documentos inocuos, sin función», por lo que defiende la inocencia del acusado.