La historia del Tren de la Fresa de Aranjuez, un viaje para conocer el patrimonio de este municipio de Madrid
La primera línea de la capital, del siglo XIX, es un homenaje a la industrialización en España y recuerda el uso que le dieron los madrileños del pasado
El Tren de la Fresa tiene su origen en la primera línea de ferrocarril de Madrid, que unía la estación de Delicias con la de Aranjuez y fue inaugurada el 9 de febrero de 1851 por la reina Isabel II. Desde su apertura recibió varios nombres, entre los que se encontraban 'el Tren de la Fresa' y 'el ferrocarril de María Cristina'. Este recorrido era, a su vez, el segundo construido en España, siendo el primero el que circulaba entre Barcelona y Mataró desde 1848.
La línea en su contexto
El desarrollo del ferrocarril en España llegaba con retraso respecto a otros países europeos. Para hacernos una idea, el primer ferrocarril a nivel mundial estuvo en funcionamiento desde 1825 y unía las ciudades británicas de de Stockton y Darlington. La diferencia de más de veinte años con el caso español, se debía a que la situación económica y política era más inestable, a que el desarrollo tecnológico era menor y a que la orografía de la península ibérica presenta más dificultades.
Llevar a cabo estas empresas dependió sobre todo del capital extranjero, francés principalmente. El trayecto de Madrid a Aranjuez era útil para distintos perfiles sociales y se pretendía extenderlo hasta el Mediterráneo, una línea Madrid-Alicante.
Aranjuez y la fresa
Aranjuez se convirtió en Real Sitio por iniciativa de Isabel la Católica. En este territorio había un palacio, que era la residencia de los grandes maestres de la orden de Santiago, establecida en el lugar desde la reconquista. La villa empezó a cobrar importancia por deseo de Carlos V y gracias a la actuación de Felipe II, quien impulsó el trazado de sus calles y la construcción de un palacio regio, de estilo italiano, que se perdió en un incendio a penas un par de años después de su construcción.
Fue el primer monarca español Borbón, Felipe V, quien mandó construir en 1717 la nueva residencia real. En su construcción intervinieron también los soberanos posteriores, Fernando VI y Carlos III, presentes en el frontal de la portada del palacio.
Felipe V instauró la tradición de pasar una temporada en el palacio, durante la estación primaveral, desde el final de la Semana Santa hasta junio. La Casa de Borbón, además de acudir al palacio cada año, introdujo en la región el cultivo de la fresa.
Desde sus orígenes en el siglo XIII en Francia esta familia ha estado ligada a la fresa. Se puede rastrear el origen del cultivo de la fresa en el Palacio de Aranjuez desde 1712. Tanto Luis IX como Luis XV y Luis XVI mandaron construir invernaderos y se preocupasen por el desarrollo de las nuevas técnicas para mejorar la especie o ampliar la temporada de cosecha. En la España de Isabel II, el consumo de esta fruta estaba tan extendida que el ferrocarril recibió el nombre del Tren de la Fresa.
Madrileños del s. XIX
El primer viaje, el día de la inauguración, el tren no realizó ninguna parada. Salió a las 12:20 y tardó 54 minutos en recorrer los 50km que separan Madrid de Aranjuez, un logro en términos de rapidez en el transporte para la época. La línea, pensada para el transporte de pasajeros era asimismo frecuentada por la nobleza que formaba parte de la corte real. Los primeros años tenía un aforo de 690 pasajeros, con tarifas que abarcaban desde los 4 reales (para la cuarta clase) hasta los 20 reales (para el de primera).
Casi desde el primer momento este tren fue utilizado para transportar la fresa, cultivada en las cuencas del Tajo y el Jarama. También eran cargados otros productos de la huerta de Aranjuez.
El Tren de la Fresa
En la actualidad, los viajeros que suben al Tren de la Fresa se aproximan a la experiencia de los madrileños del pasado. El convoy está compuesto por una locomotora a vapor, vagones de madera que datan de 1960, dos coches de madera de 1920, uno metálico de 1950 y los choches restaurante, también de 1920. Durante el trayecto, personal vestido de finales del siglo XIX o principios del XX ofrece una degustación de la fresa de Aranjuez.
El objetivo de la recuperación de estos coches antiguos y el sentido de ofrecer este viaje en el Tren de la Fresa es hacer un homenaje a la época de la industrialización en España. Del mismo modo, es una vía para dar a conocer la tradición histórico-artística de Aranjuez como Real Sitio. Además, el trayecto finaliza en la antigua estación de Delicias, de estilo industrial, data del siglo XIX y es la sede del Museo del Ferrocarril de Madrid.