Este es el motivo por el que un balcón de la calle Mayor luce siempre una flor roja
Hace más de cien años, este enclave protagonizó uno de los acontecimientos más tristes de la Historia de España
En la calle Mayor, 84, de Madrid hay un edificio que fue testigo de un tráfico suceso. Hace 118 años, uno de sus balcones protagonizó una de las páginas más tristes de la historia de España. El 31 de mayo de 1906 se celebró la boda entre el Rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg.
Justo cuando la comitiva real avanzaba por la calle Mayor, un anarquista llamado Mateo Morral lanzó un ramo de flores con una bomba casera en su interior. Su objetivo era claro, asesinar a los Reyes.
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Todo apunta a que a través de los anuncios del periódico El Imparcial, el anarquista eligió el lugar donde iba a lanzar la bomba a la comitiva real. En concreto, se alojó en el cuarto piso y abonó 25 pesetas diarias.
El terrorista erró su lanzamiento y la bomba terminó explotando entre el público, causando 25 muertos. Aquel trágico instante fue captado de manera casual por un joven que asistía al desfile, una imagen que dio la vuelta al mundo.
Este fallo se debió a que la bomba en su caída tropezó con los cables del tranvía hecho que desvió la trayectoria de la bomba y en lugar de caer sobre la carroza real cae sobre el público cercano. Los Reyes resultaron ilesos.
Según Pío Baroja, la bomba le habría sido entregada a Mateo Morral a diez días antes, procedente de Francia por el ex militar y ministro de la Guerra durante la Primera República, Nicolás Estévanez.
Tras el atentado, la policía accedió al inmueble desde donde se lanzó la bomba y allí encontraron un saco de viaje de piel lujosa con un neceser en su interior, un gabán de tela, varios frascos de sustancias químicas, varias prendas de ropa blanca, un plano de Madrid donde se encontraba marcado con lápiz el itinerario de la comitiva real.
No había ni rastro del anarquista que había huido del lugar gracias a la ayuda del periodista José Nakens, director de El Motín. El 2 de junio fue apresado en un ventorrillo cercano a Torrejón de Ardoz por un guarda jurado. La historia en este punto difiere porque hay quien dice que Morral se suicidó durante su traslado al cuartelillo y quien manifiesta que le asesinaron.
La foto captada de la tragedia está considerada como la primera gran exclusiva de la historia del periodismo. Años más tarde, frente al lugar donde se produjo el atentado, se instaló un monumento que homenajea y recuerda a las víctimas mortales.
Este monolito que podemos ver en la actualidad no es el original. Si pasamos en la actualidad por la calle Mayor, 84, se puede apreciar una flor roja en recuerdo de aquel trágico día.