El templo del lujo cantonés que debes conocer en Madrid

En el barrio de las Cortes a la altura del número cinco de Jovellanos, justo enfrente del teatro de la Zarzuela, encontramos el culto al lujo de la cocina cantonesa en un restaurante que irradia elegancia en cada una de sus estancias y reviste de excelencia la riqueza de una cocina cantonesa que enamora desde el primero de sus platos.

Una apuesta por la elegancia asiática en un concepto moderno y a la vez tradicional ahondando sus raíces en el misterio de una cultura milenaria que la dueña del restaurante, María Li Bao, nos trae a Madrid para jugar con su nombre y el nombre del restaurante y sumergirnos en Pekín sin salir de Madrid.

El restaurante Baoli es la joya de la corona del imperio gastronómico de María Li Bao que en Madrid cuenta ya con más de doce restaurantes, entre los que se encuentran el muy recomendable también Le Petit Dim Sum en Galerías Canalejas, China Crown o Sushi Bar Tottori. Tradición y vanguardia en un equilibrio perfecto, un restaurante en el que se cuida al máximo tanto el disfrute culinario como el trato exquisito al comensal, en un proyecto de María Li Bao y de su hermano el chef Felipe Li Bao.

Una orquesta sinfónica que comienza con unos excelentes dim sum, excelentes bocados por la calidad del producto y por la riqueza de opciones que ofrece la carta de Baoli. Auténticos placeres gustativos que comienzan con un Ha Kao de langostinos, un Xiao Long Bao de txangurro o la original fusión del Xiao long bao de marisco y tinta de calamar.

Fina masa cocinada al vapor con notas elegantes y delicadas que tocará el corazón del comensal, destacando por la belleza de sus formas y la ligereza de sus secretos que esconden productos de mar y también de la tierra. Sublimes son los «xiao long bao ibérico» con foie y trufa negra, explosión de sabor en la boca, los de «hilo de seda» que en su estética hacen honor a su nombre y en la boca encandilan con la calidad del wagyu o del pato laqueado. Pequeñas joyas al vapor que surgieron en la región de Cantón y que en Baoli admiten formas innovadoras como la magia del crujiente de bogavante, mango, maracuyá y caviar. Magnífica unión de salinidad y aspectos frutales haciéndonos viajar a la exuberancia de la China afrancesada trasladándonos a los palacios de finales del XIX entre muebles, jarrones y lámparas que recrean el lujo cantonés.

La elegancia del color rojo para representar una luna de suerte y de felicidad como escenario con diseños geométricos y maderas nobles, en el que desfilarán entrantes tradicionales de la cocina cantonesa como una sopa agripicante con setas del bosque, el cangrejo crujiente que podremos aderezar con notas picantes, los langostinos envueltos en sésamo blanco y negro o momentos de carne con el Wellington Char-Siu ibérico.

Guiños franceses para una ostra gillardeau exquisita que se sirve tempurizada. Pases calientes que reconstituyen con una crema de maíz con txangurro. Tratándose de la cocina cantonesa disfrutaremos del inevitable homenaje al arroz que en Baoli, adquiere altas dimensiones culinarias, brindando tradición a través del arroz frito Yangzhou o versiones más sorprendentes como el arroz «golden Lotus» envuelto en hoja de loto con vieira, langostinos y calamares o la cinta de arroz con láminas de Black Angus y verduras al wok cantones.

Platos ligeros que seducen revistiendo de calor y placer los aires fríos del invierno. Espacio para las verduras al estilo cantonés que en Baoli se presentan servidas al wok o en forma de tofu dorado relleno de ibérico con salsa de abalón y tal choi. Maridando los bocados cantoneses nos decantaremos por un albariño Pazo de Señorans de 2020, monovarietal aromático con notas de fruta blanca, cítricos y recuerdos herbáceos, en el paladar vino amable y con buena estructura, adecuado volumen con final seco y con algo de mineralidad.

Paredes «alfombradas» para desplegar un ambiente acogedor a la par que lujoso, tonos dorados que hacen que perdamos la mirada entre jarrones chinos y en la mirada de nuestros acompañantes mientras comenzarán a fluir sobre nuestra mesa clásicos como los fideos artesanales de boniato con cerdo ibérico adobado en la receta original del pueblo de los dueños de este elegante restaurante. Apuesta por lo exquisito con un bogavante azul con tallarines artesanos en su jugo, preparado al vapor estilo cantón o salteado con jengibre y cebolleta, este último especialmente delicioso.

El universo del lujo cantonés se despliega con el sublime cangrejo real con salsa de jengibre y canelones de arroz artesanal o con la langosta salteada en salsa de verduras encurtidas y tofu de huevo. Amalgama de excelente marisco que deja también un espacio para el pescado a través de dos platos excitantes por sus notas dulces y salinas como el bacalao negro caramelizado con verduras o por sus matices picantes con la corvina salvaje al estilo Hunan.

Tiempo del mar que baña la tierra con un magret de pato a la baja temperatura, un pollo tradicional al estilo cantonés o el solomillo de ternera con pimienta negra y jenjibre. Pero sobre todo para poner la cumbre a un recorrido de belleza y elegancia nos dejaremos llevar por el pato laqueado al estilo Beijing que se prepara en la mesa y se sirve con un homenaje a la estética. Excelentes texturas del pato laqueado que envolveremos en finas láminas con notas vegetales proporcionando frescor bañándolo con suaves caricias de picante, un plato que resume la esencia de un «Baoli» que enarbola una bandera de lujo, belleza y elegancia con un precio por comensal en torno a cien euros, convirtiéndose en un imprescindible en la gastronomía cantonesa de la capital y en la verdadera joya de la corona del arte culinario chino en Madrid.