Un monje benedictino decidió crear estos dulces, que se asemejan a huesos (blancos y cilíndricos). Un exterior de mazapán relleno de yema, batata, fresa, praliné, chocolate y coco. Este último se ofrece con una cobertura extra de cacao que ensalza este dulce.
En el obrador de La Mallorquina elaboran diariamente desde primera hora de la mañana la receta, utilizando sólo materias primas de primera calidad seleccionadas con máximo cuidado y respeto por los ingredientes. Es el caso de la harina de Huesca, considerada una de las mejores de España; del chocolate y la mantequilla puros, de la nata fresca y de las almendras.