Viajar
El «rincón escondido» de Andalucía que recomienda 'The Times'
Para el periódico inglés, solo aquí uno es capaz de encontrar «la España auténtica»
«En 1913, el poeta alemán Rainer Maria Rilke tuvo una visión. `He buscado por todas partes la ciudad de los sueños´, escribió después de vagar lejos de París para superar el bloqueo de escritura, `y lo he encontrado aquí, en Ronda´. Así comienza el artículo que The Times dedica a la ciudad malagueña.
Rilke no fue el único en caer rendido a sus pies. Otros escritores de la talla de Benjamin Diraeli, Washington Irving y Ernest Hemingway también se maravillaron «ante las casas iluminadas por la luna a lo largo de un barranco brumoso». Situada al borde del desfiladero del río Tajo, a 90 minutos en coche al oeste de Málaga y cuna del toreo, Ronda, para los ingleses, «sigue siendo el entorno urbano más espectacular de Europa. Su cuna de calles blancas está atormentada por los fantasmas de los príncipes moros, acompañados por el rasgueo de guitarras y el tintineo de las fuentes».
Aun así, aseguran que lo que más convence de la ciudad andaluza y, por ende, el motivo principal por el que la visitan es para descubrir la denominada Vieja España. «No lo encontrarás escrito en las señales, pero, como el crepitar del duende durante un concierto de flamenco, lo sabrás cuando lo experimentes». Solo en Ronda uno puede encontrar «la España auténtica», el «Rey de los pueblos blancos, de batallas recordadas y paisajes de belleza salvaje».
Para The Times el viaje no incluye caminatas sudorosas ni discusiones sobre quién llevar el mapa e indicar la ruta a seguir. Basta con dejarse caer en el mirador del Puente Nuevo y comenzar a recorrer la zona. «Detrás de mí, turistas en carruajes tirados por caballos sostienen paloselfies y un grupo sigue a una guía que empuña un paraguas». Lejos de crear una imagen que no invita al turismo, «las colinas que se ondulan hasta convertirse en una sierra de montañas de color gris azulado». Considerado como el gran icono de Ronda, este puente de 98 metros de altura fue construido en el siglo XVIII a lo largo de casi cuarenta años con el objetivo de unir los dos principales barrios de la ciudad.
Una visita a la zona no se entiende sin atravesar la serranía de Ronda y llegar hasta dos localidades que describen el duende andaluz de la mejor forma posible: Montejaque y Benaojan. Dos «estanques blancos coronados por picos terracotas como ondas» en los que se puede ver a «un hombre podar naranjos en la plaza del pueblo mientras al fondo se oye un brillante sonido de castañuelas y tres hombres emergen del ayuntamiento con chaquetas negras cortas y pantalones a rayas metidas en las botas. Parecen bandoleros». No se trata ya de los «Robin Hood de la región todavía feudal» que poblaban las novelas románticas de forajidos, sino «jóvenes disfrazados que recrean una batalla romántica.
Los aficionados a la naturaleza y el vino terminarán su visita en el Parque Nacional de la Sierra de Grazalema y La Melonera, dos lugares separados pero que confluyen al hundir su memoria en el recuerdo de lo auténtico y lo autóctono. Desde la Serranía de Ronda, cuna de civilizaciones milenarias y haciendo una labor de recuperación de las variedades autóctonas, traen hasta el día de hoy unos vinos excepcionales y preservan el conjunto orográfico que convierte a la zona en una de las más valiosas de España.