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Turismo Baeza

La Catedral está construida sobre restos romanos, visigodos y árabes

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La ciudad Patrimonio de la Humanidad que recomienda 'National Geographic' para Semana Santa

Está ubicada en un mar de olivares y es el mejor conjunto monumental renacentista de España

Han pasado 21 años desde una de las joyas de la provincia de Jaén fuese declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su conjunto monumental renacentista. Fue precisamente en esta época, alrededor del siglo XVI en España, cuando Baeza vivió su máximo esplendor. Pasear por sus calles supone abandonar las típicas casas blancas encaladas de Andalucía para adentrarse en un juego de ocres y beis por el que han pasado musulmanes, godos, judíos o cristianos.

En Baeza pueden contemplarse rasgos y restos de la Edad de Bronce, la Época Romana, así como del medievo y la Hispania visigoda, islámica y cristiana. Con semejante herencia cultural e histórica, no es de extrañar que la revista National Geographic la haya reconocido como el destino ideal para pasar la Semana Santa.

Qué ver en Baeza

Cualquier visita que se precie comenzará por su casco histórico, repleto de esa belleza atemporal que confluyen en la plaza de Santa María. El epicentro de la ciudad es un rincón que no deja indiferente a nadie. Fue construida en una época en la que tanto la nobleza como el clero pujaban por estar en el poder.

Fruto de ello es que convivan dos edificios emblemáticos. Por un lado, parte de la fachada de su Catedral, construida sobre un templo romano, convertido con el tiempo en visigodo y, más tarde, en mezquita. Por otro lado, las Casas Consistoriales Altas, sede del Consejo desde finales del siglo XV. En el centro de la plaza, además, se levanta la conocida como Fuente de Santa María, que se construyó como monumento para conmemorar la llegada del agua a la ciudad.

La plaza del Pópulo es otro de los grandes puntos de confluencia de la zona. Debe su nombre a la advocación mariana que se veneraba en la capilla abierta situada en una esquina de la plaza. En ella, además, convive un conjunto monumental de gran valor artístico como las Antiguas Carnicerías, ahora juzgados, o La Casa del Pópulo –edificio plateresco que, a día de hoy, es la Oficina de Turismo–.

En la plaza del Pópulo confluyen gran parte de los monumentos

En la plaza del Pópulo confluyen gran parte de los monumentosTurismo de Baeza

Los baezanos convendrán en que lo habitual es quedar en torno a la Fuente de los Leones. Ubicada en el centro de la plaza, es un elemento especialmente llamativo por su especial disposición de una pareja de leones y otra de équidos que custodian una figura de origen femenino cuyo origen íbero ha sido discutido en multitud de ocasiones. Pese a todo, la teoría más extendida es que se trata de Imilce, princesa íbera y esposa del general cartaginés Aníbal Barca.

En la plaza también se pueden encontrar rastros tangibles de la muralla de la ciudad, con la denominada Puerta de Jaén, construida para honrar al Rey Carlos I, y el arco de Villalar, que se usó como homenaje a las tropas imperiales que lucharon contra los comuneros en el siglo XVI.

Baeza, Andalucía

Puerta de Jaén, el único rastro de la muralla de Baeza

La huella de Machado

En el lado más poético tenemos el Palacio de Jabalquinto, sede de la Universidad Internacional de Andalucía, de arquitectura gótica isabelina. Frente a él, se halla la plaza de Santa Cruz donde se alza una iglesia románica del mismo nombre. Si giramos a la izquierda, nos conducimos hasta la antigua universidad, hoy instituto público, en el que está el aula donde Antonio Machado impartió clases de gramática francesa entre 1912 y 1919.

A ella llegó tras abandonar Soria tres meses después de la prematura muerte de su esposa Leonor Izquierdo a los 18 años. La pérdida causó en el escritor tal impacto y desilusión que pidió un traslado para intentar alejarse del dolor del pasado.

El aula donde impartió clase Machado se conserva tal y como era

El aula donde impartió clase Machado se conserva tal y como era

Según cuentan, Machado fue un profesor benevolente que hacía todo lo posible por no suspender a sus alumnos. Solía invitar a las clases a algunos profesores y amigos suyos para romper con la rutina. Una de esas visitas la protagonizó Federico García Lorca, uno de los grandes de nuestra literatura. A día de hoy, ese mismo aula se ha mantenido totalmente intacta, por lo que su visita es una de las más codiciadas.

Machado también se dejó cautivar por los alrededores naturales de la localidad, especialmente, del Paseo de las murallas. Un enclave desde donde se puede observar el mar de olivares tan típico de Jaén, el río Guadalquivir que se adivina, la ribera de árboles y la vega sembrada, así como las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Con razón, en su día escribió: «¡Campo de Baeza, / soñaré contigo / cuando no te vea!». Por suerte para nosotros, no tenemos que soñar para descubrirlo, tan solo recorrer los kilómetros que nos separan.

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