Zúrich, la capital mundial de la buena vida que atrae a intelectuales y estrellas de rock
Con apenas 400.000 habitantes, la ciudad suiza destaca por su orden y limpieza, el puntual servicio de transporte público y la belleza de su lago
Cuando uno aterriza en Zúrich, lo primero que llama la atención es oír hablar español. A diferencia de otras ciudades en las que los locales no son capaces de decir una palabra que no sea en su idioma, véase Londres, aquí se esfuerzan por agradar al turista y sorprende su dominio de la lengua de Cervantes. En cafeterías, en el aeropuerto, en tiendas o en hoteles, no resulta complicado que le atiendan en español. Quizá algo tenga que ver su carácter abierto, el dominio de varias lenguas por la mayoría, el ser la capital de un país con 26 cantones, con el carácter alemán, francés e italiano.
Además de la amabilidad de su gente, sorprende gratamente su puntual sistema de transporte con su línea de tranvías que atraviesa toda la ciudad y se convierte en la mejor opción para visitarla, con el travel pass. O sus largos carriles bici, para recorrer con las bicicletas eléctricas, que ofrece el Ayuntamiento. También la seguridad o la limpieza de sus calles.
Un informe de la Comisión Europea, elaborado con una encuesta realizada en 2023, asegura que Zúrich es la ciudad con mayor calidad de vida. De hecho, los expatriados que viven en Suiza están encantados con el salto que dan en cuanto se mudan. Eso sí, no es barata y el precio de la vivienda resulta un problema. De hecho, en la capital se vende el Big Mac más caro del mundo. Quizá algo tenga que ver que sea la meca de la banca con 65 bancos internacionales.
Una ciudad que conquistó a intelectuales como Albert Einstein que llegó a Zúrich, en 1895, con 16 años. Estrellas del rock, como la mítica Tina Turner, que desde 1994 y hasta su muerte vivió en una mansión en Küsnacht, a orillas del lago Zúrich. El famoso extenista Roger Federer, el mejor embajador de Suiza también amanece con vistas a este maravilloso lago. Tiene una casa en la localidad de Wollerau, fabricada principalmente con cristal.
El famoso lago de Zúrich conforma una bella estampa, enmarcado entre colinas boscosas. Se convierte en un popular punto de excursiones para navegar, hacer picnics en la orilla o sumergirse en las populares badis, piscinas naturales. Hay unas 25 y se reparten por toda la ciudad a orillas del río Limmat y del lago. Su historia se remonta a hace 2.000 años, cuando los romanos fundaron los primeros baños en la antigua Turicum.
Para hacerse una buena idea de cómo se extiende la ciudad, lo mejor es subir a la famosa colina de Lindenhof desde donde se divisa la Ciudad Vieja, las torres de la iglesia de Grossmünster, construida sobre las tumbas de los santos patronos de la ciudad, Félix y Regula. También se puede contemplar el Ayuntamiento, el río Limmat, la universidad y la Escuela Politécnica Federal de Suiza. Apasionados ajedrecistas se reúnen aquí para jugar largos partidos entre ellos en medio de la tranquilidad de los árboles y los edificios antiguos.
Y muy cerca del mirador se encuentra el Cabaret Voltaire. Allí nació, hace ahora un siglo, el movimiento artístico y literario de vanguardia llamado Dadaísmo. El histórico local estuvo cerrado muchos años, pero volvió a la vida en 2004 convertido en un centro de tertulias literarias.
La capital cuenta con numerosos museos, pero uno de los que más vale la pena es el Kunsthaus Zúrich, que alberga una amplísima colección que abarca desde la Edad Media hasta el arte contemporáneo. Le costará salir una vez se haya adentrado en las obras de Picasso, Monet, Van Gogh…
Los amantes del lujo encontrarán su paraíso en Banhofstrasse, la principal avenida, con marcas como Cartier, Bulgari o Chanel. Desemboca en Paradeplatz, con las sedes de los dos mayores bancos de Suiza, UBS y Credit Suisse.
El aire más alternativo y moderno se respira en el barrio Oeste. En las naves donde antaño se construían barcos o se ponían a punto motores, actualmente se desarrolla una animada vida urbana. Tiendas, restaurantes y bares de moda de la ciudad. La tienda Freitag, la firma de bolsos confeccionados con telas recicladas de lonas de camión ocupa una torre construida con 26 contenedores. Y junto a ella, está el Frau Gerolds Garten, un oasis urbano, con terrazas, música y el ambiente más joven de la ciudad. Bajo los arcos del Viaducto, también se encuentran coquetos pubs.
Guía práctica
- La aerolínea Swiss ofrece vuelos directos a Zúrich desde varias ciudades españolas. Una vez allí, lo mejor es adquirir la Zürich Card, válida para moverse en transporte público por la ciudad, que incluye además interesantes descuentos en museos y actividades. También se puede utilizar la Swiss Travel Pass, disponible para desplazarse por todo el país.
- Dónde comer. En Stadtkäserei elaboran las mejores raclettes. En Brasserie Sud, en la estación de trenes, es una auténtica obra de arte con techos de estuco, para desayunar o almorzar. Silex, recomendado por la Guía Michelin, es un moderno restaurante de barrio especializado en vinos y comidas artesanales y producidas de forma sostenible. En Drei Stuben, hay que probar la típica salchicha o la calabaza asada.
- Dónde dormir: Motel One. Céntrico hotel cerca de la estación de tren.