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Infancia

Uno de cada tres niños españoles está más triste que antes de la pandemia

En comparación con antes de la covid, los más pequeños sienten ahora más miedo, más ansiedad, más ira o les cuesta más dormir por las noches

Este 26 de abril, se celebra el Día Internacional del Niño y para celebrarlo la Fundación Crecer Jugando en colaboración con el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU) ha presentado los resultados del estudio Salud mental en la infancia. La iniciativa, explica Marta Pastor, directora de la fundación, «surgió con el fin del confinamiento de los niños». Su objetivo: reivindicar el papel de los más pequeños en la sociedad, su actitud y su capacidad de adaptación para las adversidades.

La investigación, elaborada mediante 600 entrevistas por todo el territorio nacional a familias con hijos de 3 a 12 años, ha podido concluir que, según afirma Pablo Busó, coordinador del área de investigación infantil y pedagogía de AIJU, «a nivel emocional, los niños están más ansiosos, más aburridos, más tristes y tienen más miedo». De hecho, algunos de los datos que se desgranan de este estudio es que para el 53 % de los niños ha aumentado su estado de ansiedad, el 36 % está más triste o que un 45 % ha incrementado su nivel de miedo.

La gestión emocional

Silvia Álava, psicóloga sanitaria y educativa, relaciona el confinamiento y todas las restricciones posteriores con el aumento de los problemas de salud mental que se han dado a todas las edades. «Los niños, por su propio desarrollo, no son capaces de regular todas sus emociones. Necesitan que sea su adulto de referencia, sus padres y profesores, quienes le ayuden a cogestionarlo», explica la psicóloga. Estrés postraumático, duelos patológicos, trastornos de ansiedad… son algunas de las consecuencias a largo plazo que puede traer el no tener las herramientas necesarias para poder afrontar aquello que se siente, ya que según explica Álava, «los niños están más enfadados, más ansioso, y al no saber regularlo o gestionarlos, las emociones se quedan grabadas generando estas situaciones».

Otra de conclusiones que se derivan del estudio de Crecer Jugando es los hábitos de sueño también se han visto alterados con la pandemia. Un 22 % de los pequeños han visto disminuidas sus horas de sueño y el 29 % presenta ahora problemas para dormir o se despiertan más por la noche. Como consecuencia, los niños están más cansados y su rendimiento durante el día se ve afectado.

Más peleas, aunque menos tiempo con amigos

Aunque el rato que pasan con sus iguales se ha visto reducido –un 40 % de los niños afirma que pasan menos tiempo con sus amigos–, unido a un mayor cansancio y a todas esas emociones negativas a flor de piel, provoca que se peleen mucho más. De hecho, la profesora Sagrario Peña señala que, aunque ha sido ejemplar la manera en que los niños han acatado todas las normas en los centros educativos, tanto en higiene como en la elaboración de los grupos burbuja, se ha notado que «han aumentado los conflictos, sobre todo en los más pequeños».

El colegio se ha convertido en el espacio en el lugar de encuentro con los amigos y compañeros. Sin embargo, la capacidad de atención y concentración ha disminuido en un 31 % con respecto a datos anteriores a la pandemia. Peña afirma que también se han observado con preocupación una tasa más alta de inmadurez del lenguaje y un retraso en el aprendizaje de la lectoescritura.

«Durante este tiempo, los niños han dejado de ser niños –afirma con contundencia Busó–. Se han visto expuestos a mucha información y muchas imágenes que no eran las más apropiadas en esta etapa». Los adultos también están más tristes, más enfadados, más ansiosos y más cansados que antes de la llegada de la covid. La diferencia es que, frente a los niños, tienen las herramientas necesarias ya desarrolladas para gestionar sus emociones y custodian recuerdos anteriores a la pandemia, que muchos de los pequeños no guardan.

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