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Los miembros de 40 días por la vida, una organización internacional provida, frente a una clínica en la que se practican abortos

En la puerta del abortorio, Natalia se encontró con los voluntarios de 40 Días por la VidaGTRES

La historia de Natalia, embarazada de mellizos, que ha sido rescatada de un aborto

Un martes cualquiera, Natalia, una joven de 26 años, entraba en el edificio decidida e indecisa a partes iguales. Había viajado hasta Barcelona solo para eso. Rellenó un par de papeles, sus datos y su historial médico, pero de pronto la invadió la sensación de no estar haciendo lo correcto. Volvió a salir a la calle llorando. «No es plato de buen gusto pensar que vas a deshacerte de dos hijos tuyos», cuenta Natalia, que es madre de tres niñas y está embarazada de mellizos.

Es de Palma de Mallorca, pero sus circunstancias la llevaron a la ciudad condal a abortar, por la presión y porque «lo tenía todo en contra, familia, amigos...». Ella misma cuenta que estuvo a punto de hacerlo, «pero ese día se cruzaron en mi camino personas maravillosas».

Cuando salió al exterior del centro, allí encontró a Milena y otros voluntarios que formaban parte de la vigilia organizada por 40 Días por la Vida, que han vuelto a los alrededores de los abortorios, desde el pasado 28 de septiembre y hasta el próximo 6 de noviembre.

Algunos voluntarios, después de consolar a Natalia, la acompañaron a una clínica para realizarse una ecografía y poder ver a sus hijos. «No aborté gracias a Dios y a las personas que me encontré ese día», sentencia la joven, que afirma también no tener palabras de agradecimiento por lo que ese día hicieron con ella.

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Natalia no es la única mujer que cambió de opinión tras encontrarse en los alrededores de abortorio con los voluntarios que creen en el poder de la oración para salvar vidas. Lucía salió de un centro tras ver una ecografía de refilón, que no le quisieron enseñar, pero que aún así vio, y se sentó a llorar junto al grupo de orantes.

Una de las voluntarias, Ana, se acercó a hablar con ella. «Me explicó que a lo mejor podían ayudarme a sacar a mi niño adelante. Me dieron la oportunidad de ser algo que siempre había querido ser y nunca me habían dejado», cuenta Lucía.

40 Días por la Vida recibe su nombre y su misión de la cuarentena que pasó Jesús en el desierto orando, pero ahora dedican sus rezos a las madres que acuden a los centros abortistas de todo el mundo y a sus hijos. «Si no fuera por ellas, yo no tendría a mi bebé», confiesa Lucía. «Para mí ser mamá es increíble. Me ha abierto una oportunidad que no cambiaría nunca».

40 días por la vida

Una vigilia de 40 Días por la Vida

La iniciativa nació en Estados Unidos en 2007, pero rápidamente se ha extendido a otros países. Por ejemplo, solo en España ahora mismo –desde el 26 de septiembre hasta el 6 de noviembre– hay activas más de 20 campañas en distintas ciudades por toda la geografía española.

En turnos de una hora pasan el día los voluntarios frente a los centros. Y lo hacen a sabiendas de que una ley se ha aprobado para prohibir su actividad, pero desde la organización confirman que la norma no les afecta. «40 Días por la Vida se limita a rezar en un punto fijo de forma pacífica y silenciosa. No interpela a nadie; no se acerca a hablar con las mujeres que quieren abortar ni con los sanitarios. Por lo tanto, es imposible que haya acoso», se puede leer en su protocolo de oración, por lo que, concluyen, «esta ley no va con nosotros».

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