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La RU-486 provoca que el recubrimiento del útero se vuelva hostil y contracciones que expulsan al embrión

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Lucha por la vida

Otro estudio muestra los efectos adversos del aborto a largo plazo

Las mujeres que se someten a un aborto químico tienen un mayor riesgo de tener una imagen negativa de sí mismas

En el «nosotras parimos, nosotras decidimos» no hay un «nosotras sufrimos». El postaborto es un tabú y no se habla de sus consecuencias, aunque las tiene. Así lo van demostrando diversos estudios científicos y estadísticos que van publicándose.

Hace unos meses, el Instituto Charlotte Lozier de Estados Unidos –el brazo de investigación de la ONG SBA Prolife– mostró que los ingresos hospitalarios se duplican cuando las complicaciones de los abortos farmacológicos se codifican erróneamente como espontáneos o naturales en caso de que la mujer tenga que acudir a urgencias.

En esta ocasión, la organización Support After Abortion –su nombre en español quiere decir apoyo tras el aborto– ha indagado en las consecuencias del aborto farmacológico o químico en la salud mental de las mujeres. En colaboración con el grupo Shapard Research, han concluido que el 34 % de las mujeres que se sometieron a un aborto con pastillas tenían una imagen negativa de sí mismas tras él.

«Nuestra encuesta aleatoria nacional es clara», dijo la fundadora de Support After Abortion, Janine Marrone. «El sesenta y tres por ciento de las mujeres buscaron ayuda después del aborto o dijeron que podrían haberse beneficiado de hablar con alguien, pero solo el 18 % de las mujeres sabían que existe la consejería después del aborto».

Como línea contraria a la suya, el equipo de Marrone señala el estudio Turnaway (2018), una encuesta de cinco años basada en entrevistas a mujeres que abortaron en el que se afirma que el 95 % de ellas no sufrieron traumas relacionados con el aborto. Desde Support After Abortion denuncian el sesgo de la selección de encuestadas, mientras que el último publicado es «aleatorio de acuerdo con los datos demográficos del censo».

Aunque comience a reconocerse el trauma que puede llegar después de acabar con un hijo, el tratamiento que se le da está en muchas ocasiones basada en el asesoramiento y el apoyo de profesionales y desde la fe. El estudio de esta organización en defensa de la vida muestra que solo el 16 % de las mujeres que sufren el posaborto prefieren un programa de curación basado en la fe. El 69 % de ellas admitió que el anonimato era importante en su proceso de sanación.

Otros resultados clave del estudio

  • Ninguna mujer dijo que acudiría a un líder religioso, como un pastor o un rabino, para recibir «cuidados posteriores a la pérdida».
  • El 73 % de las mujeres rara vez o nunca asisten a servicios religiosos.
  • El 51 % de las mujeres que no buscaron la curación después del aborto dijeron que podrían haberse beneficiado al hablar con alguien.
  • El 78 % dijo que la decisión de abortar fue solo su decisión.

El postaborto es el tema principal de la plataforma Can´t Stay Silent, de la ONG provida Live Action, en la muchas mujeres han encontrado un lugar donde expresar su arrepentimiento.

A través de un informe se han propuesto mostrar la realidad de sentir remordimientos tras sufrir un aborto, el trauma y el proceso de recuperación. Y en él, incluyen varios estudio que corroboran lo que Support After Abortion quería demostrar, por ejemplo, una investigación de cohorte llevada a cabo con más de 2.000 mujeres en Alemania con datos de la Encuesta Nacional Longitudinal de la Juventud, que encontró que, después de ocho años, las mujeres que sufrieron un aborto en su primer embarazo tenían un 65 % más de probabilidades de tener alto riesgo de depresión clínica que las mujeres cuya primera gestación fue llevada a término.

«El trauma a menudo da lugar a más trauma», sentencia la directora ejecutiva de Support After Abortion, Lisa Rowe, lo que para ella parece explicar que el 50 % de los abortos son llevados a cabo en mujeres que ya habían tenido un aborto anterior.

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