Ester Cabanes: «Nuestra sociedad está enferma porque no hemos sabido cuidar a nuestra infancia»

«Somos una sociedad enferma porque no hemos sabido cuidar a nuestra infancia», advirtió este miércoles Ester Cabanes, directora general de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) de la Generalitat de Cataluña. Lo hizo durante la octava edición de la Jornada sobre la Convención de los Derechos de los Niños celebrada en la Universidad Abat Oliba CEU, en Barcelona, y organizada por la Cátedra UNESCO de este centro.

Cabanes participaba en la mesa redonda Infancia vulnerable y maltratada, y en ella insistió en que «el bienestar de una sociedad se mide por cómo trata a los más vulnerables». En esta línea, instó a tener en cuenta la perspectiva de la infancia en todo –por ejemplo, en las actuaciones policiales–, y «no mirar hacia otro lado» ante el sufrimiento infantil, incluso el que no se expresa explícitamente, recordando la lacra de los abusos sexuales. Así, Cabanes puso énfasis en la necesidad de trabajar en equipo entre las diversas disciplinas que atienden a la infancia para mejorar esta atención.

Después, la pediatra del Hospital Sant Joan de Déu Marta Simó habló de la recuperación de menores maltratados. «Los eventos adversos en la infancia tienen efectos a corto, medio y largo plazo», advirtió, y señaló que pueden llegar a afectar al propio ADN y llevar a desarrollar más enfermedades y trastornos en la edad adulta.

Simó puso en valor el papel de la prevención. «Uno imagina el maltrato como algo premeditado –dijo–, pero la mayor parte de las veces se debe a la pérdida de control de progenitores que no saben resolver conflictos de otra forma», con casos como el zarandeo de bebés. También intervino la psiquiatra del Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil de Cornellà Mar Álvarez, quien explicó el funcionamiento del programa TEVI, Testigos de Violencia.

Adultocentrismo

Las leyes sobre la niñez «sufren de adultocentrismo», decía el presidente de la Mesa por la Infancia y la Adolescencia de Cataluña, Carlos Villagrasa, en la inauguración del acto. Villagrasa lamentó que las normas que afectan a los niños se desarrollan sin contar con su opinión, y que los niños «tienen el derecho a ser escuchados». Aunque esta opinión no sea vinculante, insistió en que «hay que acabar con la participación simbólica de la niñez: los niños no votan, pero no significa que deban utilizarse como imagen».

En la inauguración del acto, que tuvo como lema La infancia vulnerable, Villagrasa instó a seguir los objetivos de la Agenda 2030. En esta línea, hizo un llamamiento a la humanización de la justicia y al trabajo en equipo entre jueces, policías, médicos, trabajadores sociales y demás agentes implicados. «Hemos de pensar en la justicia más allá de los juzgados», señaló, y reflexionó que «nadie es vulnerable por ser persona, sino por las condiciones que vive que hace que sus derechos sean vulnerados».

Villagrasa recordó el marco jurídico «fundamental» que motiva la charla: la Convención de los Derechos del Niño, aprobada en noviembre de 1989 por la asamblea de la ONU. «La Convención –señaló– marcó un antes y un después, porque remarcó que los niños no son un objeto de protección, sino sujetos de pleno derecho desde que nacen, con la misma capacidad jurídica que los adultos».

Previamente, la jornada arrancó con la intervención del abogado y miembro de la Cátedra UNESCO Xavier Puigdoller, quien insistió en que «los niños tienen derecho a comer, a tener un hogar, a jugar y a ser amados, sí… pero sobre todo tienen necesidad de todo esto, y nos corresponde a los adultos la obligación de que ellos tengan cubiertas estas necesidades».

El interés del menor

A continuación, tuvo lugar la mesa redonda Infancia vulnerable en el ámbito familiar: riesgos y soluciones, en la que se abordaron algunas dificultades que atraviesan las familias de acogida. Gloria García, miembro de la Asociación de Familias Acogedoras de Barcelona, lamentaba que «en Cataluña no se está primando el interés superior del menor; la DGAIA no nos escucha y nos utiliza como un mero instrumento», en casos como las visitas a la familia biológica o el pago de medicamentos.

Por su parte, el doctorando de la Abat Oliva Óscar Alcaide, planteó la adopción abierta como un modelo para mejorar los procesos de acogida permanente. «Es una figura que normaliza la adopción, y que extingue los vínculos jurídicos con la familia biológica, pero no la relación con ella, que es un derecho de los niños», dijo. También lamentó la falta de financiación que sufren muchos centros de menores públicos.

Además, intervino Montserrat Juvanteny para presentar el Proyecto Aida de la Fundación Concepció Juvanteny, que trabaja en la reparación de los niños víctimas de abusos sexuales. «El abuso encarcela su futuro; a un niño abusado le han robado su inocencia y le han quitado los colores de su vida», lamentó.

El acto concluyó con una tercera mesa redonda en torno a la infancia vulnerable en la escuela, donde se abordó la prevención del abuso sexual en los centros, la inclusión del alumnado gitano y la atención a los menores tutelados.