El síndrome del niño rico y los peligros de que tu hijo lo sufra esta Navidad
Algo propio de los niños que lo sufren es que son caprichosos y de no lograr lo que quieren brotan las rabietas y pataletas solo para conseguir un sí por respuesta
La ricopatía o síndrome del niño rico es propio de esos menores a los que sus padres les dan todo lo que piden sin pedirles siquiera un mínimo esfuerzo a cambio. Nada tiene que ver con el poder adquisitivo de la familia, sino que, en realidad, está más relacionado con el estilo educativo.
Algo propio de los niños que lo sufren es que son caprichosos y de no lograr lo que quieren brotan las rabietas y pataletas solo para conseguir un sí por respuesta. Affluenza fue el primer nombre que recibió este síndrome, por el libro que Jessie H. O'Neill escribió en 1997, titulado El gueto dorado: Psicología de la Affluenza.
Dar un «no» por respuesta
En su obra, O´Neill exponía que son los niños de las familias más pudientes los que presentan una conducta más irresponsable y una falta de empatía. No obstante, desde entonces se han visto niños que lo padecían en familias donde el problema no era el dinero, sino la incapacidad de los padres de ser firmes en sus negativas y en los límites.
Un estudio publicado en el American Journal of Sociology concluyó que una de las causas es que debido a que los padres pasan cada vez menos tiempo con sus hijos, les intentan compensar con regalos materiales. La consecuencia es que acabe desarrollando este síndrome.
Aburrimiento y frustración
El aburrimiento constante, unido a una escasa empatía y una frustración que solo se sacia con algo material son algunas de las señales que acompañan a la ricopatía. Y la Navidad es un momento en el que sin uno darse cuenta puede estar fomentando este síndrome que a largo plazo deja niños con baja tolerancia a la frustración, con altos niveles de estrés, baja autoestima y pérdida de la motivación.
A cualquier padre le hace ilusión ver la cara de ilusión cuando encuentra debajo del árbol. Sin embargo, la sensación de tener que recibir todo lo que pidieron en su carta puede convertirse en el germen que desate la affluenza.
La solución se encuentra en establecer ciertos límites, como la conocida regla de los cuatro regalos, pero también transmitirles el valor de la gratitud. Que sean conscientes del esfuerzo detrás de cada regalo que les hace sentir queridos y valorados puede ser el medio para que no lo den todo por hecho y luchen por las metas que se propongan.