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Padre e hijo durmiendo la siesta

Padre e hijo durmiendo la siestaGtres

Por qué es importante que los niños sigan durmiendo siesta en septiembre

Un experimentado pediatra recuerda que «el sueño en estas edades es un elemento, sobre todo, de formación del sistema nervioso central»

La vuelta a la rutina y a las obligaciones tiene normalmente un primer sacrificado en los hogares: el sueño. Regresan los horarios, los despertadores y se van por contra la siesta y el descanso nocturno. Sin embargo, en el caso de los niños, conviene mantener el sueño como un elemento medular de su calendario.

Muchos padres dejan este otoño a sus hijos por primera vez en la escuela infantil y surge la duda: ¿Deben dormir siesta como hacen en casa? ¿O está bien que aprendan a convivir con un entorno activo y lleno de estímulos?

Gonzalo Pin Arboledas, pediatra coordinador del grupo de sueño y cronobiología de la Asociación Española de Pediatría, ha publicado recientemente un vídeo en su perfil de Instagram donde da algunas claves sobre esto. En primer lugar, pide a los padres no culpabilizarse por dejar a sus hijos en la escuela infantil «porque a esa edad, generalmente, si va a la escuela infantil es porque no tenemos más opciones».

Sobre el sueño, como ocurre con el deporte y tantas otras facetas, Pin Arboledas recomienda hacer una adaptación progresiva en los días previos para adoptar el horario de vigilia y sueño a los que se va a encontrar en la escuela.

¿Hasta qué edad deben dormirla?

«Hemos hablado muchas veces de la importancia de la siesta. La siesta, el sueño en estas edades es un elemento, sobre todo, de formación del sistema nervioso central. Mientras dormimos a esas edades, se produce lo que se llama neurogénesis», explica el doctor. «El sueño favorece la creación de nuevas neuronas y la creación de nuevas uniones entre neuronas. Estas neuronas y conexiones que se crean en estas edades son para toda la vida».

«El cerebro del ser humano tiene un desarrollo perinatal: se desarrolla durante la gestación y en los primeros años de vida. No es como otros mamíferos que nacen ya con el cerebro plenamente desarrollado. Es importante la siesta», señala, un descanso vespertino que el doctor calcula que se puede mantener casi hasta los 5 años.

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