La cena de vida: el método de un multimillonario para conservar la intimidad en la pareja
El objetivo principal de este evento cada 30 días es comprobar cómo está el otro y hablar del crecimiento tanto personal como de la relación
Brad Feld tiene 58 años y un patrimonio de más de 700 millones de dólares. En su cartilla de inversiones sobresale haber fundado varios fondos de inversión de capital, también multimillonarios, haber escrito varios libros sobre emprendimiento, tecnología y startups en general y dedicar una de las cenas de cada mes a compartir con su mujer sus preocupaciones y objetivos. Ha bautizado esta práctica como Life Dinner (la cena de vida, por su traducción literal) y este matrimonio lo emplea para conservar su intimidad y convertirse en una pareja de poder –también una traducción de lo que Feld llama power couple–.
La cena de vida no es más que una cita de pareja, que siempre tiene lugar el mismo día del mes, pero que es en realidad más especial y diferente de otras citas. El objetivo principal de este evento cada 30 días es comprobar cómo está el otro y hablar del crecimiento tanto personal como de la relación. El tiempo que dure la comida es para conectar, ponerse al día, celebrar los éxitos del otro, comentar los miedos y las metas de cada uno.
El proceso está pensado para generar intimidad, confianza y responsabilidad en el matrimonio. Según ha contado el mismo Feld, ellos también lo consideran una herramienta para lograr un equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. «A veces, uno de nosotros está estresado o abrumado por lo que sucede a nuestro alrededor; Life Dinner nos brinda una gran oportunidad en 30 días de detectarlo y trabajar en ello como pareja», explica el empresario en su blog.
Los Feld dividen la cena de vida en tres partes. La primera es una velada regular, donde reflexionan juntos sobre lo que ocurre en su vida. A continuación, se dan algún regalo –según cuenta, no hay ninguna expectativa sobre ello y en ocasiones pasadas se han entregado desde un cinturón o un libro hasta un Range Rover–, y por último, salen una noche a algún restaurante que quieran probar o a uno de confianza.
El emprendedor confiesa que han tenido algunas cenas difíciles a lo largo de los años –«las hemos usado para resolver conflictos en nuestra relación», dice–, pero cuando vuelve la vista al pasado y recuerda las cenas de vida que han tenido a lo largo de los años tiene claro que ha supuesto «una base increíble» para su relación.