Fundado en 1910
Un niño viendo una pantalla de ordenador

Un niño viendo una pantalla de ordenador

Cerebros y pantallas: signos que alertan que el desarrollo de un niño no está siendo como debería

Un uso inapropiado de las pantallas deriva en una pérdida de oportunidades de comunicación, de aprendizaje, de tareas motoras, de control atencional, de uso de la lectoescritura, de desarrollo de la imaginación y de juego físico

Hasta hace un tiempo, se pensaba que la genética determinaba el desarrollo del cerebro. No obstante, ahora se sabe que la interacción entre los genes y el entorno y las experiencias tempranas es la que permite al cerebro desde lactantes y niños pequeños desarrollar el máximo potencial con el que hemos nacido. Así lo explica la prestigiosa neuropediatra Rocío Calvo, del Centro de Neurología Avanzada de Málaga, pionero en el diagnóstico y tratamiento de las patologías neurológicas.

«Al nacer tenemos un cerebro con millones de células, las neuronas. Ellas trasmiten información y crean una red de conexiones. Esta está regulada por las experiencias y estímulos que recibe el bebé. Con estímulos apropiados y suficientes, las conexiones serán las más eficaces, y el niño alcanzará su mejor desarrollo posible», indica. Esto, argumenta la doctora Calvo, es muy importante en el periodo clave de los primeros años de vida donde se moldea el cerebro, desaparecen conexiones que no son útiles o que no se usan y se refuerzan las más útiles para la vida del individuo, lo que asentará las bases para el aprendizaje, el desarrollo y la adaptación al mundo. Es lo que se conoce como la plasticidad cerebral y poda sináptica. «La plasticidad continúa durante toda la vida, aunque esta capacidad disminuye con la edad», continúa la experta.

Cerebro y pantallas

Otros momentos importantes para el desarrollo cerebral están en la etapa escolar –en la que la adaptación y favorecer la autonomía son vitales– y en la adolescencia, cuando el cerebro recibe estímulos hormonales y vitales claves para convertirse en un adulto maduro. «En todos estos momentos del desarrollo, presentar problemas neurológicos puede romper la armonía evolutiva y originar problemas para el futuro», alerta la neuropediatra.

Según la doctora Rocío Calvo, la sociedad cada vez está más concienciada de la importancia de cuidar el cerebro del niño mediante una vida sana, alimentación correcta, estímulos adecuados y la colaboración con profesionales que trabajan con la infancia. Pero, lamenta que, «también el mundo actual está plagado de distracciones y estímulos nocivos que hemos fomentado los propios padres y la forma de vivir que tenemos en la actualidad: la falta de vida social y al aire libre, el excesivo uso de dispositivos y pantallas, la pérdida de una buena estructura y organización en la vida diaria del niño por los problemas de conciliación laboral», enumera.

A este respecto, recuerda la doctora que un uso inapropiado de las pantallas deriva en una pérdida de oportunidades de comunicación, de aprendizaje de tareas motoras, de control atencional, de uso de la lectoescritura, de desarrollo de la imaginación y de juego físico, fundamental para el desarrollo motor. «Cuántos niños no saben ahora montar en bicicleta o saltar a la comba», lamenta la neuropediatra.

Este uso afecta no solo al desarrollo directo de áreas cerebrales y de recursos sociales y de relación con el entorno, sino que también puede: alterar los ritmos de sueño; favorecer la inatención. «Hay estudios que demuestran que los niños con más de 2 horas al día frente a la pantalla tienen un riesgo mayor de cumplir con los criterios para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)», explica, además de favorecer el sedentarismo, y con ello el sobrepeso y escaso desarrollo de agilidad y control motor.

Signos de alarma

Existen unos signos de alarma que indican que el neurodesarrollo del niño no va evolucionando bien. Estos signos de alarma pueden y deben identificarse de manera precoz, según la doctora Calvo. «Una valoración a tiempo ante la duda puede permitirnos adelantarnos a los acontecimientos y ser rápidos para encontrar la causa y poder recomendar las terapias o tratamientos específicos que necesite nuestro paciente», incide.

Cuándo consultar al neuropediatra

  • Retraso en alcanzar hitos del desarrollo (caminar, sentarse, hablar…)
  • Trastornos en la capacidad de lenguaje o de relacionarse (trastorno del espectro autista).
  • Hipotonía, baja fuerza o reactividad en el bebe, trastorno de la marcha en el niño.
  • Episodios de convulsiones, desmayos frecuentes, episodios de movimientos anormales.
  • Cefaleas recurrentes o intensas que afecten a la vida diaria.
  • Trastornos del movimiento, tics, movimientos anormales.
  • Problemas de aprendizaje o conducta: TDHA, cambios comportamentales no justificados.
  • Problemas de sueño.
  • Pérdida de habilidades previamente adquiridas.
  • Condiciones genéticas o metabólicas que impactan en el desarrollo neurológico.

Un neuropediatra puede ayudar con todas estas incertidumbres. Este especialista atiende un espectro muy amplio de trastornos, que abarcan desde el cerebro en su desarrollo normal y sus enfermedades, hasta el sistema nervioso periférico y sus conexiones con el músculo: desde procesos más comunes como la cefalea o algún retraso en los hitos madurativos o el seguimiento de un paciente con posible riesgo de desarrollar problemas neurológicos, como un niño que nace prematuro, hasta enfermedades más complejas como la epilepsia, el trastorno del espectro autista; problemas de aprendizaje y escolares; trastorno por déficit de atención e hiperactividad; enfermedades degenerativas del sistema nervioso; enfermedades neuromusculares; parálisis cerebral infantil y su atención integral o enfermedades de origen genético que afectan al desarrollo, entre otros.

Afortunadamente, se han desarrollado terapias y fármacos para ayudar y mejorar la calidad de vida en situaciones que antes no tenían tanta atención y seguimiento, como la espasticidad en pacientes con parálisis cerebral infantil o las nuevas terapias y técnicas quirúrgicas para pacientes con epilepsia. «Esto hace que el papel del neuropediatra esté cobrando una posición importante dentro de la pediatría», concluye la doctora.

comentarios
tracking