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Una mujer empuja una silla de ruedas

La mayoría de las cuidadoras encadena sin descanso el cuidado de los hijos con el de abuelos o cónyuges dependientesEP

Madres, sin descanso y sin ayudas: el retrato robot de las cuidadoras en España

Mientras la Secretaria de Estado de Igualdad reivindica un presunto «derecho de las mujeres a no cuidar», la realidad es que el 80 % de las personas que se hacen cargo de menores o ancianos dependientes no son profesionales, sino madres de familia

El imaginario colectivo puede llevar a engaño: quienes cuidan hoy en España de los mayores y menores dependientes no son profesionales sanitarios, ni mujeres internas de origen extranjero: el 81 % de las cuidadoras en nuestro país son madres de familia, que llevan años de entrega ininterrumpida y sin periodos de descanso.

Esa es la denuncia expresada por los miembros del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia, que participaron en una reciente jornada sobre el fenómeno de los cuidados a personas dependientes organizada en el Senado.

Los datos expuestos desde esta entidad son tan abrumadores como útiles para trazar el «retrato robot» de las personas que, en España, se dedican a cuidar –las más de las veces, sin apenas ayuda externa– a quienes no se valen por sí mismos.

Cuidados sin descanso durante 30 años

Además de constatar que el 81 % de las cuidadoras principales son madres, el 70 % de ellas atiende a menores de 13 años. Además, por su dedicación constante (bien concatenada, bien de forma simultánea) tanto a sus hijos como a sus padres ancianos o a familiares adultos con dependencia o discapacidad, otro 81 % lleva nada menos que entre 5 y 30 años cuidando sin descanso.

Según destacó la socióloga Silvina Fúñes, portavoz de la plataforma Cuidadoras Principales, «nuestros cuidados son indefinidos, son para toda la vida». Una situación sofocante y no exenta de problemas, a la que la falta de ayudas institucionales ha convertido en «una forma de esclavitud consentida y validada socialmente», en palabras de Fúñes.

La falta de ayudas ha convertido estos cuidados en «una forma de esclavitud consentida socialmente»

Especialmente llamativo resulta el hecho de que el telón de fondo de estos datos, puestos en alta voz en la sala Europa del Senado, son las recientes declaraciones de la Secretaria de Estado de Igualdad, Aina Calvo.

Con ocasión de las manifestaciones del 8-M, la dirigente socialista y número dos del Ministerio de Igualdad aseguró categóricamente en una entrevista que «el gran reto es hacer posible que las mujeres también puedan ejercer su derecho a no cuidar, como lo vienen ejerciendo desde siempre los hombres».

Ansiedad y soledad no deseada

Una solución que no parece vaya a ser de gran ayuda para quienes tienen a su cargo a personas dependientes y que no quieren dejar en la estacada a las personas que aman, sino recibir las ayudas necesarias.

Así lo apuntó en la jornada la psicóloga y divulgadora Vanessa Pérez Padilla, quien aportó un dato extra: «Cuidar a mi hijo ha sido el mayor gesto de amor, pero el amor no lo puede todo, y el 82 % de las cuidadoras sufre ansiedad y muchas padecen también soledad no deseada».

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