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Iñaki Urdangarin

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Iñaki Urdangarin, un preso poco común con grandes privilegios y una única preocupación

El exmarido de la Infanta Cristina cayó en una especie de depresión psicológica por vivir solo durante dos años y medio

En este último año, hemos sido conocedores de prácticamente todos los movimientos de Iñaki Urdangarin. Lo hemos sabido todo de él, su día a día, sus viajes, los detalles más escabrosos de su relación con Ainhoa Armentia, e incluso en qué punto se iba encontrando su divorcio de la Infanta Cristina. Ha sido, sin duda, la etapa más mediática de su vida, debido a la polémica que protagonizó a principios de año cuando salieron las fotografías que confirmaban su deslealtad a la hija del Rey Juan Carlos.

Por el contrario, ha habido otro momento de su vida rodeado de mucha discreción y ese ha sido el que abarca su estancia en prisión. Poco o nada se ha sabido de cómo fueron sus días en la cárcel de Brieva, pero esto está a punto de dejar de ser un misterio.

«Iñaki no era un preso común. Primero era un hombre en una cárcel de mujeres y, por lo tanto, el espacio que disfrutaba, más que una celda, era como un loft. Tenía su habitación, su baño, pero también tenía una sala de estar con bicicleta estática, televisión, cafetera y un patio», según asegura Nacho Gay, director de Vanitatis, autor del libro Urdangarin, relato de un naufragio. «Las estancias comunes de su módulo completo las podía utilizar de forma individual, así que al final las personalizó y no era una celda común, era una especie de loft», añadió.

Sin embargo, tal y como reveló el escritor del libro, no todo fueron privilegios: «Urdangarin cayó en una especie de depresión psicológica por vivir solo durante dos años y medio. Él cuando llega a prisión pide ayuda espiritual. El capellán de la prisión lo empieza a tratar y él le lleva un documento con una serie de cosas escritas que le preocupan mucho. Una de ellas es el matrimonio. Él le va contando todos los problemas que va teniendo en ese matrimonio, porque ya no venía en un buen momento. Esa relación se va rompiendo con el tiempo en la cárcel» confesó. Concluyó su intervención asegurando que el exbalonmanista «quería iniciar una nueva vida», de ahí que rompiese «con todo lo anterior», incluyendo su relación con la Infanta Cristina.

«Nunca tuvo un vis a vis con la Infanta Cristina. Urdangarin no pisó un locutorio jamás, porque él recibía las visitas en su sala de estar. Pero en esos dos años y medio que estuvo en la cárcel, no solicitaron ni un solo vis a vis», aclaró.

También se atrevió a narrar uno de los momentos más tristes que el exduque de Palma vivió en Brieva: «Sin duda alguna, el mayor disgusto que Iñaki Urdangarin se llevó en la cárcel fue un día que su hija Irene, la más pequeña, no se presentó en prisión. Le plantó por hacer planes con sus amigos, ese día se llevó un disgusto enorme y así se lo comentó a todas las personas que le rodeaban», apostilló.

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