La noticia que empaña el décimo aniversario en el trono del Guillermo de Holanda

El Rey Guillermo Alejandro celebra este domingo el décimo aniversario de su ascenso al trono, tras la abolición de su madre, la Reina Beatriz, tras alcanzar el hito de convertirse en la monarca más longeva de su país y retomar el título de princesa de los Países Bajos, Princesa de Orange-Nassau y Princesa de Lippe-Biesterfeld. Una década que comenzó con optimismo, pero en la que ha aumentado el escrutinio a la monarquía, con una singular caída de la confianza entre la sociedad.

Apenas un 47 % de los neerlandéses confía en el monarca en la actualidad, según la encuesta anual de la agencia Ipsos. Una cifra que, hace menos de tres años, se situaba en el 76 % de la población. Por su parte, Máxima, cuenta ahora con un 64 % de respaldo, mientras que en 2020, lo hacía con más del 80 % de la población.

Así, el apoyo a la preservación de la monarquía en Países Bajos ha caído al 55 % y casi una cuarta parte de los neerlandeses, un 24 %, cree que el país debería convertirse en una república. El otro 21 % no tiene opinión al respecto. Pero ¿Qué ha llevado a esta situación?

Varios medios ponen el foco directamente en octubre de 2020, cuando los Reyes Guillermo y Máxima, en compañía de sus hijas, se fueron de vacaciones a Grecia después de que el Gobierno de su país decretara el confinamiento parcial a causa de la pandemia del coronavirus. La presión por las críticas de la ciudadanía y los medios de comunicación, que bautizaron el escándalo como «tragedia griega», hizo que los Reyes rectificaran y se vieran obligados a regresar a Holanda pocas horas después de aterrizar en Grecia. «Nuestro viaje a Grecia ha provocado fuertes reacciones de muchos holandeses. Duele haber traicionado la confianza en nosotros. A pesar de que el viaje estuvo en la línea con las regulaciones, fue muy imprudente no tener en cuenta el impacto de las nuevas restricciones en nuestra sociedad. Nuestra propia decisión de regresar se tomó al darnos cuenta de que no deberíamos haber ido», expresaron.

Asimismo, ese verano, Guillermo y Máxima también tuvieron que pedir disculpas tras ver la luz unas imágenes en las que ambos aparecían sin respetar la distancia social junto al propietario de un restaurante en Milos, una de las islas visitadas por el matrimonio durante el crucero que realizaron a bordo de su yate.

Pero al margen de los escándalos por la pandemia, Guillermo Alejandro ha sido muy criticado también por otros hechos, como por su negativa a renunciar a sus privilegios de cerrar al acceso público una reserva natural para cazar durante los meses de otoño, o su cita, justo antes de la anexión rusa de Crimea, pero ya en plenas tensiones en esa región, con el presidente ruso, Vladimir Putin. Ambos fueron fotografiados bebiendo cerveza y, pese a que entonces no se había declarado la guerra en Ucrania, «ya sabíamos que Putin era malo», señala uno de los encuestados a Ipsos.